CHAMAREL.- REDACCIÓN DLA / dpa
CHAMAREL.- El exotismo de Mauricio llega a nosotros por referencia y conquista la curiosidad de los más aventureros que no repiten los destinos ni piensan en las distancias
CHAMAREL.- REDACCIÓN DLA / dpa
Prácticamente perdida en el océano Índico, donde el inmenso mar trasciende el horizonte, la isla de Mauricio supera las expectativas del viajero que busca playa, paz y naturaleza.
Aquí el mar está ilustrado por varios tonos azules. El agua permanece prácticamente cálida todo el año y las familias acuden a ella para disfrutar la frescura de un buen baño al sol.
"Come on, come on" grita el guía. Nos desplazamos a gatas por la arena, hacia adelante, hacia atrás, hacia el lado. ¿Vacaciones? Depende de cómo se mire. Ejercicios al aire libre. Otra manera de disfrutar el entorno paradisiaco que distingue a esta hermosa isla concebida por algún dios desconocido que fue colonia británica, francesa e incluso árabe.
Durante el invierno, cuando la temperatura prevalece cálida, las playas son refugios de turistas y deportistas. Aquí unos descansan al sol y otros se lanzan al agua, mientras un ejército de bicicletas transita por los caminos que conducen a las montañas.
Sí, hay montañas y son hermosas. Abunda el color verde y los bosques tropicales. Hay senderos que conducen a ellas y uno de los caminos nos lleva a Chamarel, la tierra alta de los siete colores, en donde el desigual enfriamiento de la lava de una antigua erupción tiñó el suelo de rojo, ocre, violeta, verde, azul, púrpura y amarillo. Una caprichosa creación de la naturaleza que descansa en medio de una selva que nos recuerda el verdor de Brasil con su Amazonas.
Luego de admirar los siete colores de las dunas, seguimos rumbo a la cascada de Chamarel, donde un imponente salto de agua cae libremente desde una vertiente situada a 100 metros de altura rodeado por una exuberante vegetación salpicada de profundos barrancos y montañas boscosas.
Luego continuamos cuesta abajo, entre praderas y árboles que anuncian la continuidad de una belleza natural que no parece tener competencia.
Camino a la costa sureste está la playa Le Morne, ubicada a los pies de una montaña con igual nombre, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La puesta del sol es tan hermosa que no importa el cansancio, el sudor ni las horas de vuelo que llevamos a cuestas.
Cómo ir
La aerolínea Air Mauritius vuela desde las principales ciudades europeas a Isla Mauricio con una o dos escalas. Consulte el portal Tourism-mauritius.com para obtener más información.