martes 26  de  marzo 2024
opinión

El Rey de España no tuvo ninguna pena por Cuba libre

Este viaje a Cuba tiránica del rey Felipe fue tan vergonzoso que en su propio reino fue criticado fuertemente por los candidatos a la Presidencia del Gobierno Español durante un debate televisado a la nación: Santiago Abascal del partido Vox, Pablo Casado, Partido Popular (PP) y Arbert Rivera de Ciudadanos (C's)
Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

Si no fuera por los muchos y buenos amigos españoles que tengo, en especial, los de Asturias; tuviera un choque psicológico por la actitud del Rey de España en Cuba comunista, pues esta no fue la mejor e incluso pudiera clasificar como deshonrosa. Esto me hace recordar algunos malsanos gobernantes peninsulares que tuvieron comportamientos inadecuados o delictivos en la isla cubana del Imperio Español.

Los más tristemente célebres Capitanes Generales de Cuba fueron Valentín Cañedo, Blas Villate -Conde de Valmaseda- y Valeriano Weyler. Cañedo está relacionado con la carnicería de 1851, en el Castillo de Atarés, donde fusiló a 50 libertadores en un día, sin la realización de un juicio y después de consumado este terrorífico acto incitó a las turbas a sus festejos. Valmaseda condenó injustamente a la pena de muerte por fusilamiento a 8 estudiantes de medicina en 1871 y Valeriano implantó los campos de concentración en la isla y en ellos murieron 300.000 personas, aunque la prensa de la época hablaba de una cifra de 750.000 a 1 000 000 de personas, el régimen castrista sostiene que fueron 100.000 almas humanas, desestimando los estudios historiográficos, quizás para congraciarse con el rey español.

El imperio colonial español en Cuba causó muchos fusilados arbitraros; los casos más connotados fueron los derivados de la represión al movimiento abolicionista conocido como la Conspiración de la Escalera, en 1844, y el puro asesinato de Oscar Céspedes Céspedes, hijo de Carlos Manuel de Céspedes del Castillo, Presidente de la República de Cuba, por orden del Gobernador General. Esa muerte solo fue para hacer abdicar de su labor y sus principios independentistas al presidente Céspedes, desde ese entonces es llamado Padre de la Patria.

Del mismo modo, el ostracismo a que fueron llevados los aborígenes cubanos, que lo dieron por exterminados en Cuba y se conoció de su presencia como parte del pueblo cubano a través de pruebas biológicas, el ADN, realizadas en la segunda década del siglo XXI. También de la trata de personas y esclavitud de los subsaharianos; la trata era prohibida por leyes internacionales y fue permisiva durante siglos por los gobernantes de la Cuba española.

Me he visto comprometido por principios y moral a hacer este breve bosquejo histórico debido a la decisión del rey Felipe VI de visitar a la Cuba totalitaria comunista, por compartir alegremente con sus tiranos, reforzar la nueva esclavitud, el socialismo, con la complicidad y la avaricia desmedida de sus empresarios súbditos de su reino y la donación de una gran cantidad de dinero para sostener y prolongar en el poder del país al régimen comunista, que ya fue condenado por sus crímenes de lesa humanidad en la Unión Europea junto al nacismo.

Asimismo, el Rey de España realizó una visita oficial a Cuba, justifica y enmascara sus acciones como culturales, en el 500 aniversario de la fundación de La Habana, sin embargo el objetivo era profundamente económico e intensamente político a favor de la dictadura castrista, y, en ese marco, resaltó en la palestra pública algunos de los acontecimientos del pasado del imperio hispano durante las acciones de un grupo de militares españoles en Santiago de Cuba.

Este viaje a Cuba tiránica del rey Felipe fue tan vergonzoso que en su propio reino fue criticado fuertemente por los candidatos a la Presidencia del Gobierno Español durante un debate televisado a la nación: Santiago Abascal del partido Vox, Pablo Casado, Partido Popular (PP) y Arbert Rivera de Ciudadanos (C’s).

En verdad, vergonzosa e indolente, pienso más por los diplomáticos y programadores de la visita del rey Felipe VI, es visitar un lugar de guerra y santo por el valor heroico de los caídos, y solo honrar a sus muertos en la Loma de San Juan. Allí también murieron otros soldados en cumplimiento del deber y sus principios; por lo cual se debería haber dejado una flor como símbolo de las lágrimas vertidas por sus familiares y amigos sin importar el pasado adverso de los Estados.

Empero más bochornoso y pusilánime fue ocultar, al estilo de régimen comunista, los 71 cubanos fusilados en grupo, en una fosa común, había algunos cubano españoles, en 1959, en esa loma de San Juan, injusticia que rompió el debido proceso e imparcialidad del juicio, conocido como Crimen de Santiago de Cuba, que ahora por su complicidad el reino de España carga sobre sus espaldas.

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