La repatriación estuvo a cargo del presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien le hizo a Maduro la propuesta del intercambio en abril pasado, a solicitud de EEUU.
El acuerdo incluía también la libertad de 80presospolíticos de más de 900, pero hasta la fecha Maduro no ha sido excarcelado ni el 10% , según informes que advierten sobre la puesta en marcha de “una puerta giratoria” con nuevas detenciones, en otra ola de fuerte represión.
Nueva etapa bilateral
Pero el inusual canje de presos no significa el fin de la tensa situación bilateral, según especialistas en conflictos y negociación que ofrecieron sus análisis sobre el complejo acuerdo político.
Se abre una etapa que puede significar para EEUU mayor esfuerzo diplomático frente al autoritarismo en Venezuela que el gobierno de Trump se ha empeñado en afrontar en procura de una transición a la democracia.
Lo asomó John McNamara, jefe de la Oficina Externa de EEUU para Venezuela, en un mensaje dado esta semana al confirmar que “se mantienen conversaciones” con representantes de la oposición y del oficialismo.
Diálogo tras el intercambio
“El acuerdo refleja una tendencia más amplia de diálogo bilateral con Caracas, aunque en el gobierno de Trump se ha prestado mucha atención a las negociaciones secretas”, señala Jesús Romero, exmilitar y cofundador del Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²) en un artículo sobre el alcance del hecho.
“El intercambio ilustra el papel cada vez más importante de la diplomacia táctica sobre la confrontación”, añadió, y precisa que el aislamiento expresado en sanciones y alianzas regionales para resolver una situación políticamente tensa, fracasó.
“Sea esto un patrón o una anomalía, pone de relieve la fragilidad de los marcos jurídicos en juego en las relaciones entre EEUU y los estados autoritarios. La negociación, y no la confrontación, logró un resultado tras años de estancamiento”, expresó.
Confrontación entre Venezuela y EEUU
Sin embargo, el intercambio apunta también hacia un escenario de mayor confrontación, a la luz del autoritarismo en Venezuela y del contexto geopolítico, según el diplomático José Antonio Blanco.
Venezuela, considerada una amenaza a la seguridad del hemisferio occidental por sus vínculos con el narcotráfico y el crimen organizado internacional, estaría mostrando estar dispuesta a estrechar sus vínculos con Irán, enemigo natural de EEUU.
El 5 de julio pasado, Maduro ordenó desarrollar sistemas de misiles y de antimisiles con el apoyo de Rusia, China e Irán, para la defensa por tierra, aire y mar de la integridad territorial, la paz “y a desarrollar su propio modelo socialista”, según dijo durante un acto militar.
“Esto complica muchísimo más el escenario bilateral”, afirma el experto en conflictos y negociación en su análisis sobre el canje de presos y sus alcances.
“EEUU tenía interés en sacar de Venezuela a los 10 rehenes norteamericanos, porque la situación entre los dos países, al contrario de las especulaciones sobre el resultado de este intercambio, empeorará”, asegura.
Blanco menciona las instrucciones diplomáticas del Departamento de Estado, entre estas la más reciente de reiterar el alerta de viaje nivel 4 para Venezuela, en la que advierte a sus ciudadanos que no deben viajar al país, mientras el secretario Marco Rubio respalda abiertamente a la oposición democrática de ese país.
“No hay tal mejoría de la situación bilateral. Y si me preguntan que indica eso, opino que EEUU está dispuesto a cualquier cosa y quiere asegurarse de no tener ciudadanos en el terreno”.
Irán en Latinoamérica
El diplomático se enfoca en la presencia de Irán en Venezuela, país que el régimen del ayatolá Alí Hoseiní Jamenei utilizaría como base para sus operaciones en Latinoamérica.
Indica que esos modelos son “altamente peligrosos” para la comunidad internacional, por su permanente agresividad y no necesariamente por sus prácticas represivas contra la población.
“Yo no recuerdo que haya habido una guerra provocada por violaciones de derechos humanos en un país. Todas las veces que se ha habido una reacción de EEUU en algún lugar ha sido porque el sistema que los viola es una amenaza la seguridad internacional, y va más allá de los discursos en Naciones Unidas, de apoyos a una resolución, o de conceder asilos políticos”.
Y añade: “Maduro, en vez de tomar distancia con Irán, lo invita a instalarse dentro del territorio venezolano y a producir misiles que no solo pueden afectar a países vecinos sino también a EEUU y al hemisferio occidental”, puntualiza.
Según asegura, Venezuela aloja además a agentes de Hamás y Hezbolá a los que facilitan documentos de identidad falsos “para que viajen por la región”, y extraer minerales.
“Maduro no da señales de ser una persona con la que se pueda tener interlocución para buscar una resolución pacífica que conviene a todas las partes en el conflicto”, advierte al descartar de entrada diálogo eficaz.
“Todos los términos de esta ecuación apuntan a una mayor confrontación entre EEUU y Venezuela”.
Quién gana con el acuerdo
Pese a este contexto, Blanco asegura que en el intercambio de prisioneros los tres países “salieron ganando”.
EEUU, dice, logró el objetivo de extraer a sus 10 ciudadanos y hasta “ahorrarse el dinero que pagó a Bukele por los presos en el CECOT”.
El Salvador, que facilitó el proceso, quedó como “el centro del juego del crédito de los actores” en el marco de la reputación internacional, apunta el experto.
Su mandatario fue reconocido por Rubio en el comunicado, al agradecer “a nuestros socios interinstitucionales, y en especial al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, por su labor para lograr estas tan esperadas liberaciones y sus esfuerzos para garantizar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, tanto en el país como en el extranjero”.
Venezuela también obtuvo sus frutos, tras el acuerdo sobre el que aún se desconoce qué hubo detrás ni lo que promete en el futuro.
Según el experto, Maduro “recupera algunos de sus paramilitares del Tren de Aragua y los usará de nuevo, como lo hizo antes, para la represión interna o para sus proyectos de desestabilización regional.
El intercambio también abonaría “la otra farsa electoral”, las elecciones municipales previstas para este domingo 28 de julio. “Le permite presentarse como agente magnánimo, según sus intereses”, señala.
Y acota que como en todo proceso de conversación en el que alguien se lleva siempre el mérito, “Maduro pretende darle crédito al expresidente de gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero”. “No hizo absolutamente nada, pero aparte de lo que haya cobrado y que no sabemos cuánto fue, se prestó de nuevo a otra de las canalladas”.
FUENTE: Entrevista a diplomático Juan Antonio Blanco; Jesús Romero, Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²)