CARACAS.- Aún sin conocerse los nombres de los presos políticos venezolanos que han sido, y que serán, liberados como parte de una larga negociación entre Estados Unidos y Venezuela que se inició con un post en X del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, hay dos cosas que están claras a estas alturas.
El enviado especial de Estados Unidos, Richard Grenell, no ha dicho ni una palabra sobre una operación que estuvo bajo la dirección del secretario de Estado, Marco Rubio. Esto es buena noticia porque este personaje ha sido nefasto desde el día uno, un improvisador sin escrúpulos, y sin conocimiento alguno de Venezuela, que se ofreció a servir al mejor postor.
La liberación de 10 rehenes norteamericanos se dio sin licencias a Chevron o al magnate Harry Sargeant. A días de haberse aprobado el ‘Big Beautiful Bill’, nada ha cambiado como pregonaban los cabilderos de las petroleras y los normalizadores, valga la redundancia.
El cuento chino de que el presidente Donald Trump fue "obligado" por tres legisladores republicanos de Florida a cancelar las licencias bajo ‘amenaza’ de hundirle su portaaviones legislativo demostró ser chino de verdad. Lo más importante es poner fin al secuestro de Venezuela.
Veremos en los próximos días cuánto pasos adelante se dieron hoy. Debemos ser pacientes y esperar a ver cómo queda el tablero. Anticipo que Nicolás Maduro seguirá sin calma, ya que es plenamente consciente de las consecuencias que se avecinan. Ningún tirano duerme tranquilo, ni entre sábanas de oro o coltán.
@pburelli
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FUENTE: Con información de Pedro Burelli