lunes 12  de  mayo 2025
ANÁLISIS

La doble moral de Bruselas: Misiles para Ucrania, euros para Cuba

La libertad no puede depender del clima político de Bruselas. Y el mundo no puede tolerar que se vendan principios a cambio de contratos hoteleros en La Habana

En los últimos tres años, la Unión Europea (UE) ha sido el principal aliado internacional de Ucrania frente a la agresión rusa. Ha destinado más de 85 mil millones de euros en ayuda militar, humanitaria y económica a Kiev (Vanguardia, 2023), mientras sanciona con dureza al Kremlin y refuerza su narrativa en defensa de la democracia. Sin embargo, esa misma Unión Europea mantiene un acuerdo formal de cooperación con el régimen cubano (EUR-Lex, 2016), uno de los más longevos y represivos del hemisferio occidental.

Esta contradicción expone un doble estándar político y moral que debilita la credibilidad del bloque europeo en materia de derechos humanos, particularmente en América Latina.

Cuba: cooperación sin democracia

Desde 2016, cuando la UE firmó con Raúl Castro el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación (ADPC), se normalizaron las relaciones con el régimen cubano. La firma del acuerdo supuso el fin de la “posición común” europea, que había condicionado cualquier acercamiento a mejoras verificables en derechos humanos.

Bajo el nuevo marco, la UE ha transferido más de 140 millones de euros en cooperación para desarrollo, turismo, agricultura y cambio climático (Fundación Carolina, 2022). Estos fondos son canalizados a través del aparato estatal cubano, sin supervisión transparente ni participación de la sociedad civil independiente (Diario de Cuba, 2025).

Mientras tanto, el régimen continúa encarcelando artistas, periodistas, activistas, opositores pacíficos y jóvenes que se manifestaron en el histórico levantamiento del 11 de julio de 2021. No hay elecciones libres, ni prensa plural, ni libertad sindical.

Y aun así, Bruselas defiende su política de “compromiso constructivo” con La Habana (Semanario Universidad, 2025).

Ucrania: firmeza, defensa y principios

Desde que Rusia lanzó su invasión en 2022, la UE ha liderado una coalición internacional para apoyar a Kiev. No solo con sanciones y armamento, sino con respaldo diplomático en cada foro internacional y una narrativa clara: Ucrania es una democracia soberana que lucha por su libertad ante un régimen autoritario.

Los líderes europeos han visitado Ucrania en múltiples ocasiones. Han incluido al país en planes de adhesión, han congelado activos rusos, y han convertido la defensa de Ucrania en un eje de su política exterior (Swissinfo, 2025).

Una mirada desde Washington: Trump, Rubio y la línea dura

Durante el gobierno del presidente Donald J. Trump (2017–2021), la política hacia Cuba fue contundente: se revirtió el deshielo iniciado por la administración Obama, se reinstauraron restricciones financieras, se reincorporó a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo y se sancionaron los conglomerados militares que dominan la economía insular (Departamento de Estado de EEUU, 2021).

Esta política fue coherente con una visión de máxima presión hemisférica que también alcanzó a Venezuela y Nicaragua. Para la administración Trump, la defensa de la democracia no era solo un asunto euroasiático, sino una prioridad continental.

Esa visión ha sido retomada por el actual secretario de Estado Marco Rubio, quien ha liderado una política exterior centrada en la defensa de las libertades hemisféricas. Bajo su liderazgo, Estados Unidos ha presionado para que se suspenda el acuerdo UE–Cuba, ha reforzado alianzas con gobiernos democráticos latinoamericanos y ha denunciado el doble discurso de Bruselas ante foros multilaterales (El País, 2025).

El eje blando europeo: los países que sostienen a La Habana

A esta contradicción se suma un fenómeno dentro de la misma UE: varios gobiernos han sido más duros con la política exterior de Trump que con la dictadura cubana.

  • España (gobiernos del PSOE) ha defendido sus vínculos comerciales con Cuba, incluso mientras sus empresas hoteleras se benefician del modelo económico controlado por GAESA.

  • Irlanda y Bélgica han votado en contra o se han abstenido en resoluciones del Parlamento Europeo que condenan la represión cubana.

  • Italia, Grecia y Portugal han evitado confrontar al régimen cubano directamente, apelando al lenguaje de no injerencia y diálogo técnico.

Todos estos países criticaron las sanciones impuestas por Trump, mientras protegían sus inversiones en Cuba o promovían una visión romántica de la revolución. El resultado: la misma Europa que sanciona a Rusia por invadir una democracia, financia a una dictadura estancada a 150 kilómetros de Florida.

La urgencia de corregir el rumbo

El Parlamento Europeo ha aprobado múltiples resoluciones condenando la represión en Cuba, pero el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) continúa defendiendo el ADPC. La contradicción entre instituciones, y entre principios y práctica, es cada vez más evidente.

Si Europa desea ser vista como una defensora auténtica de los derechos humanos y la democracia, debe aplicar la misma firmeza moral que muestra en Ucrania a su política hacia Cuba.

Una respuesta necesaria: firmeza estadounidense ante la hipocresía europea

La nueva administración del presidente Trump —ahora con liderazgo probado en el Departamento de Estado— debería recordarle a Bruselas que los derechos humanos no son negociables. Si la Unión Europea insiste en financiar dictaduras como la cubana mientras exige lealtad democrática en otros frentes, Estados Unidos debe responder con acciones proporcionales.

Es hora de considerar sanciones económicas selectivas contra los verdaderos paraísos del doble discurso europeo: aquellos países que lucran con el turismo en dictaduras, que protegen inversiones en empresas militares represoras, o que bloquean resoluciones en defensa de la libertad. Si Europa no quiere actuar con coherencia, que al menos asuma el costo diplomático y financiero de su hipocresía.

Porque la libertad no puede depender del clima político de Bruselas. Y el mundo no puede tolerar que se vendan principios a cambio de contratos hoteleros en La Habana.

Y si Cuba estuviese a las afueras de Gibraltar, o en el Mediterráneo como la isla república de Malta, ¿sería diferente? ¿La doble moral de gobiernos social-demócratas (socialistas) de corazón, solo se afectará si el problema está cerca y amenaza la sobrevivencia del país? ¿Por qué no hay razón ninguna, después de tantos años de un cabildeo del exilio demostrando una y otra vez los horrores del régimen? Al exilio no le importa que le tiren un Premio Sájarov aquí y allá, sino que tomen una postura equitativa en cuanto a Cuba.

Referencias

Colaboradores: Coronel Octavio Pérez & Dr. Rafael Marrero

Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²)

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar