domingo 6  de  julio 2025
RESEÑA

"El Show de Grindr", una obra que gira en torno a la sexualidad

La pieza gira radicalmente cuando la pareja desea romper su relación. Eso lleva al chantaje, la manipulación y al abuso de poder

Por LUIS DE LA PAZ

MIAMI.- Para el cierre del Queer Showcase Festival que desde hace varios años convoca la compañía Artefactus Cultural Proyect, en su sede del sur de Kendall se presentó el espectáculo El Show de Grindr texto y dirección de José Raúl Acosta, de la compañía miamense Dekri Theater.

El festival creado por Eddy Díaz Souza fundador de Artefactus, se inserta en las celebraciones por el Día Internacional del Orgullo (28 de junio de cada año), festividad que se propone “reafirmar el sentimiento de orgullo sobre las orientaciones sexuales e identidades de género tradicionalmente marginadas y reprimidas, y para visibilizar su presencia en la sociedad y sus reclamos”, se lee en internet sobre la jornada de Orgullo LGBTQ+.

Artefactus lleva a un plano más cultural y creativo la conmemoración con un festival de arte de casi un mes de duración, que comprende exhibiciones de artes plásticas, música, literatura y desde luego, teatro. Un extenso marco que los organizadores del festival definen como un umbral donde “las narrativas queer encuentran un espacio de reflexión, libertad y celebración”.

En esa dirección de aceptación se sustenta El Show de Grindr, en el derecho de cada cual a la felicidad a su modo de ver la vida. El espectáculo se ha promovido como una obra híbrida de teatro musical y cabaret, y así ha sido, una colorida función, incluso interactiva, pues hay varios momentos en que el público forma parte directa del conjunto escénico a instancia de los actores.

Vale contextualizar que Grindr es una aplicación en las redes sociales dirigida a la comunidad (o interesados) en el mundo LGBTQ+. En la plataforma se puede conocer a otras personas, hacer relaciones, enviar fotos, mostrar perfiles, planificar encuentros, intercambiar mensajes de voz o escritos, así como expresar inquietudes y deseos. En general interactuar con otras personas registradas en la plataforma.

José Raúl Acosta sustenta su espectáculo precisamente en las premisas del Grindr, fraccionando su propuesta en dos planos que se interrelacionan: el dramático, y el festivo.

En esencia, un hombre interesado en la plataforma virtual abre una cuenta y contacta a un transexual con el que comienza una relación, primero virtual, luego personal, dejando espacio a los conflictos propios de las relaciones de pareja.

Se añaden otras situaciones. Al principio la animadora del espectáculo en una pasarela gay, labor que desempeña con mucho dinamismo, carisma y gracia la actriz Dairín Valdés, anuncia “tres historia reales”, que luego se diluyen y no queda del todo claro cuándo se diferencia una de otra, como si en su conjunto todos afrontaran las mismas realidades.

Aluden a Amanda, una transexual “reinventando su propio destino”, se dice. Se menciona a una “niña que obligan a vestirse de varón”. Hay referencia a un viaje a “Nueva York donde el glamour se refleja en la decadencia”.

Luego a través de marionetas, manipuladas por el titiritero Osiel Véliz, se cuenta brevemente la historia de dos hermanos y sus problemas con la sexualidad y la familia. La conductora del evento interactúa con el público preguntándole a un espectador la diferencia entre orientación sexual y género. A lo que el cuestionado respondió: “el género es invariable, mientras que la sexualidad es opcional”.

El espectáculo tiene cierta tendencia a lo didáctico, pues se hace referencia al SIDA que uno de los personajes adquirió por falta de protección. Esta es una escena teatralmente fuerte y bien lograda entre los actores Eddy Estrada y Dairín Valdés. También a la sexualidad de un trans que tiene varios hijos. Se analiza la amplia variedad de opciones sexuales que se manejan hoy en día en el ciberespacio: bicurioso, pansexual y agénero, entre otros términos.

A veces parece que el director José Raúl Acosta se deja arrastrar por el espectáculo de cabaret que tiene su pieza y se aparta de los esencialmente teatral, aunque en general hay bastante balance.

El Show de Grindr es una obra que gira en torno a la sexualidad y sus ramificaciones. Hay muchos detalles en la puesta que requieren que el espectador esté alerta, incluso estándose atento, no se llegan a captar del todo, quizás, porque el peso lo llevan las imágenes, a veces sórdidas, como cuando uno de los personajes se inyecta algo que puede ser drogas o el propio virus del SIDA.

La pieza gira radicalmente cuando la pareja desea romper su relación. Eso lleva al chantaje, la manipulación y al abuso de poder.

Uno de los notables aciertos de El Show de Grindr es el grupo de actores. Dairín Valdés y Eddy Estrada desarrollan sus personajes con total dominio y credibilidad. Osiel Véliz se crece al final demostrando sus dotes como actor, que sin duda son amplias y el centro de toda la atención escénica lo lleva Lola Boch, una actriz trans que ya ha estado varias veces en escena (siempre defendiendo su condición de trans), pero sería interesante poderla ver fuera de ese marco, para poder valorar sus otras personalidades.

El Show de Grindr es puro colorido, luces, ambiente gay, libertino y desafiante, un programa que requería de fuerzas estremecedoras y eso se logra gracias al grupo de actores, el manejo sencillo pero preciso de las luces, los elementos escénicos y la interacción con la audiencia.

Un espectáculo teatral, musical y didáctico, que muy bien podría llegar a otros públicos, para que cada cual vea, entienda y saque sus propias conclusiones.

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