miércoles 2  de  abril 2025
OPINIÓN

La paz a cualquier precio, error del G7 al contener a Israel

Un análisis preciso para contar las cosas como son

Por Mookie Tenembaum

El Grupo de los Siete (G7) es a menudo visto como una coalición de países que representan a las principales economías del mundo, pero una perspectiva más crítica sugiere que se trata de seis países europeos y Canadá alineados con los intereses de Estados Unidos.

De hecho, se podría comparar al G7 con el cuento de Blanca Nieves, donde los otros seis países son los enanos y Estados Unidos es la figura central que dirige la narrativa. La verdadera motivación del G7 en la situación actual parece no estar en la búsqueda de estabilidad regional, sino en proteger sus propios intereses económicos a corto plazo y evitar que Donald Trump vuelva a ser presidente.

En los últimos días, las tensiones en el Medio Oriente se han exacerbado por el ataque con misiles de Irán contra Israel, lo cual fue presentado por el G7 como una amenaza significativa para la paz regional.

Sin embargo, detrás de la condena de este grupo, lo que subyace es un miedo profundo: que un conflicto directo entre Israel e Irán afecte la estabilidad de los mercados internacionales, particularmente los del petróleo. Si Israel decidiera atacar las instalaciones nucleares iraníes, las consecuencias podrían ser un aumento drástico en el precio del crudo, lo cual impulsaría la inflación global a niveles alarmantes.

Este temor no es infundado. Cualquier interrupción en el suministro de petróleo podría revivir el fantasma de la inflación, una situación que los países del G7 no desean enfrentar, especialmente en un contexto en el que sus economías aún no se han recuperado completamente de las crisis recientes.

Los líderes europeos, al igual que la administración de Jo Biden, temen que un aumento en la inflación provoque un malestar social que, en última instancia, podría beneficiar a Donald Trump, quien es visto como una amenaza para la continuidad de la política exterior actual de Estados Unidos y sus aliados.

El enfoque del G7 parece entonces ser una política de contención de Israel para evitar que se lleve a cabo un ataque que consideran inminente. Pero, esta postura es de corto plazo y carece de visión estratégica. Al restringir a Israel, los líderes occidentales ignoran la amenaza a largo plazo que representa un Irán con capacidad nuclear.

Durante la administración Trump, la política hacia Irán era clara: máxima presión económica y cero concesiones. Esta política había paralizado la economía iraní y frenado significativamente sus avances nucleares. En cambio, el cambio de política bajo Biden, que incluyó la liberación de hasta 100.000 millones de dólares para Teherán, podría haberle dado a Irán los recursos necesarios para financiar ataques a gran escala, como la masacre de Hamas del 7 de octubre hace un año.

Si hoy Irán está tan cerca de obtener una bomba nuclear, es en parte gracias a la flexibilización de sanciones y la falta de medidas efectivas para detener su programa atómico. Esta falta de acción podría tener consecuencias catastróficas. Un Irán nuclearmente armado no solo sería un peligro para Israel, sino que sus proxys en la región se verían reforzados bajo el paraguas de una disuasión nuclear, lo cual haría casi imposible enfrentar a grupos como Hezbolá, los hutíes de Yemen sin el riesgo de un conflicto mayor.

La visión cortoplacista del G7 se centra en evitar que los precios del petróleo suban y que la inflación afecte sus propias economías, sin considerar el impacto que una bomba nuclear en manos de un régimen ideológico podría tener en la estabilidad a largo plazo de la región y del mundo. El problema no es que el G7 quiera evitar un conflicto inmediato, sino que, al hacerlo, está asegurando una crisis mucho mayor en el futuro. Me pregunto si no es hora de que el G7 y Estados Unidos dejen de temerle a los costos inmediatos y piensen en las implicancias globales de permitir que Irán se convierta en una potencia nuclear.

Si Israel no tiene la capacidad de eliminar la amenaza nuclear iraní por su cuenta, entonces la comunidad internacional, en lugar de contener a Israel, debería ayudarlo a terminar con este peligro. De lo contrario, nos encontraremos en un futuro no muy lejano enfrentando a un Irán nuclearmente armado, capaz de utilizar esta capacidad como una herramienta de coerción política y militar. La historia ha demostrado que ceder ante el miedo a la inflación o a los conflictos inmediatos solo posterga una crisis mucho mayor, y en este caso, puede significar el colapso de la seguridad internacional.

Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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