El presidente de Ecuador volvió a sorprender positivamente al eliminar los subsidios a los combustibles. Lenín Moreno, que llegó a la presidencia como delfín de Rafael Correa, con sombras de fraude y el rol de continuismo del régimen dictatorial, ha restaurado sorpresiva y rápidamente la democracia, y además ha decidido sincerar la economía. Estas acciones de estadista lo han expuesto a la conspiración y sedición de Correa, que con la ayuda del castrochavismo pretenden derrocarlo para revertir los históricos avances y recuperar impunidad.
Lenín Moreno ha resultado ser el presidente de transición deseado por todos los países que quieren salir de las dictaduras castrochavistas en las Américas. Rafael Correa estableció en Ecuador por diez años una de las dictaduras del autodenominado socialismo del siglo XXI, con el modelo digitado por Chávez y Castro. Detentó el poder absoluto con persecución política judicializada, presos y exiliados políticos, confiscaciones de medios de comunicación, supresión de la libertad de prensa, corrupción, crimen organizado en el poder político, narcotráfico y antiimperialismo. Señaló a dedo su candidato sucesor y manipuló el estado, pero resultó que ya en la presidencia, Moreno se jugó por la democracia y asumió la tarea de desmontar la dictadura convirtiendo a Correa y al castrochavismo en sus enemigos.
El término “delfín”, que fue el título nobiliario utilizado en Francia para los príncipes herederos al trono, se usa hoy en política para señalar "al sucesor designado oficial u oficiosamente para un cargo". Lenín Moreno, de delfín de Correa, se ha convertido en el restaurador de la democracia en Ecuador, pero además ha decidido sincerar la economía que su predecesor dejó en estado de crisis y miseria por la gestión centralista, estatista y corrupta que ejerció. Moreno está resolviendo una de las graves secuelas del correísmo.
El Banco Interamericano de Desarrollo informó en julio de 2019 que en Ecuador, “los subsidios a los combustibles y la electricidad representan el 7% del gasto público anual o el equivalente a dos tercios del déficit fiscal”. Afirma que “el subsidio más ineficiente, injusto y caro para Ecuador es el de la gasolina”, agregando que “al Estado de le cuesta veinte dólares transferir un dólar al sector de la sociedad que tiene ingresos más bajos utilizando los subsidios a la gasolina, por el hecho de que la gasolina es utilizada principalmente por los hogares más ricos que poseen automóviles”.
Con el Decreto Ejecutivo 883 vigente desde el 3 de octubre de 2019 el presidente Moreno ha suprimido los subsidios a la gasolina y el diesel, manteniendo los subsidios al gas licuado de petróleo y el diesel industrial, buscando un ahorro de aproximadamente 1.400 millones de dólares anuales y detener el contrabando hacia Perú y Colombia. Con el pretexto de oponerse a la medida, individuos y grupos bajo control de Correa y el castrochavismo quieren derrocar al presidente.
Rafael Correa, en reiteradas ocasiones, justificó y alentó la anulación de las subvenciones a los combustibles. Hace pocas semanas cuando en visitó al dictador Nicolás Maduro “le sugirió que Venezuela elimine el subsidio a los combustibles porque es una de las causas de la crisis de ese país”. Ahora, frente a la necesaria medida tomada por el presidente Moreno, Correa y el castrochavismo están en abierta sedición para derrocar el gobierno democrático, como lo prueban declaraciones, agresiones, agitadores, operadores, detenidos y el estado de excepción.
La economía de Ecuador está dolarizada desde el 9 de enero de 2000, cuando el presidente Jamil Mahuad adoptó la decisión que impide la inflación, por la sencilla razón que el Banco Central de Ecuador no puede emitir dólares estadounidenses. Por esto, los diez años del régimen de desorden y corrupción de Correa no llevaron a Ecuador a una inflación como Venezuela, pero si a un desorbitado endeudamiento externo e interno produciendo déficits fiscales imposibles de sostener y que paralizan al país.
La situación es una gran oportunidad para que el castrochavismo derrotado y acosado por sus crímenes en Ecuador, agonizante en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, pero operativo con guerrilla, narcotráfico y terrorismo en la región, interrumpa la restauración de la democracia en Ecuador. Pero, al mismo tiempo, es el extraordinario momento para que el pueblo de Ecuador derrote al crimen organizado y los líderes opositores prueben su inteligencia y compromiso con la democracia.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
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