La crisis eléctrica de Venezuela, a punto de llegar a nivel de colapso, es una dramática metáfora del camino hacia el cual, el gobierno de Maduro y sus colaboradores, llevan al país.
El oscuro panorama no es una exageración en un país acostumbrado desde hace unos años a la palabra crisis
La crisis eléctrica de Venezuela, a punto de llegar a nivel de colapso, es una dramática metáfora del camino hacia el cual, el gobierno de Maduro y sus colaboradores, llevan al país.
El oscuro panorama no es una exageración en un país acostumbrado desde hace unos años a la palabra crisis. Venezuela, antes de la llegada del chavismo al poder, logró tener una generación de electricidad tan eficiente que le permitió exportarla a Brasil y Colombia. Hoy, la realidad la coloca en situaciones parecidas a las que se viven en Cuba.
Los últimos reportes señalan que el nivel del embalse de Güri –el complejo hidroeléctrico que ilumina a Venezuela- está a 4,80 m de su cota de “emergencia extrema”, que obligaría a tomar medidas más severas de racionamiento.
Los últimos acontecimientos marcan el agravamiento de una crisis que comenzó a mostrarse al menos, desde 2009. En el interior de la República, la gente no habla de apagones sino de “alumbrones”, manera de decir que lo normal es que el servicio falle.
El argumento oficial es que el inminente apagón es consecuencia del fenómeno El Niño, pero la realidad apunta que ese es solo un factor de agravamiento de todos los errores cometidos a lo largo de estos años de improvisaciones, ausencia de planificación y corrupción galopante.
En nombre de inversiones en el sistema eléctrico nacional, se han provocado escándalos de corrupción de proyección mundial. Los fondos, superiores a los 4 mil millones de dólares, investigados en el Banco de Andorra y de Madrid, provienen en gran parte de eventos donde funcionarios del gobierno actual y del expresidente Hugo Chávez utilizaron sus posiciones para hacer negocios a través de comisiones en el sector eléctrico. Lo mismo ocurre con empresas vinculadas al sector que están siendo investigadas en Estados Unidos por corrupción. Esas mismas empresas, son señaladas de sobrefacturación y estafa por vender equipos usados como nuevos.
Hay que cambiar el rumbo, Venezuela está al borde de la oscuridad.