miércoles 23  de  abril 2025
20 DE MAYO

1902-1958: La Cuba republicana contada por su arquitectura

La arquitectura de Cuba ha visto 56 años de efervescencia con la República y 63 años de degradación exponencial a partir de 1959
Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

MIAMI— La historia de un país puede contarse a través de sus obras arquitectónicas. En Cuba, la arquitectura de la etapa republicana es un abanico de estilos que representa la prosperidad de la isla, sobre todo de La Habana, de 1902 a 1958, y abarca las raíces coloniales españolas, las tendencias neoclásicas, el eclecticismo y el modernismo regional de mediados del siglo XX.

Este fue el tema de una charla de los arquitectos Raúl Lorenzo Rodríguez y Carlos Alberto Fleitas en el Museo de Coral Gables el pasado 11 de mayo. Como explicó Elvis Fuentes, director del museo, “a medida que escribimos la historia de la cultura cubana hay que ir atrás y revisar los avances de la arquitectura en Cuba”.

Y agregó algo que conmovió al nutrido público: “Estamos aquí para recordar La Habana que todos echamos de menos”.

Los asistentes a la charla pudieron apreciar una valiosísima selección de obras arquitectónicas. Diapositiva tras diapositiva desfilaron ante ojos asombrados y nostálgicos las imágenes de una Cuba cuyo rostro se ha depauperado con los años.

En efecto, podría decirse que la arquitectura de Cuba ha visto 56 años de efervescencia con la República y 63 años de degradación exponencial a partir de 1959. El régimen castrista intentó desmitificar el valor de las obras republicanas: arrancó estatuas, dejó solo los zapatos en un pedestal donde estaba la estatua de Tomás Estrada Palma (primer presidente de la República); pero, en una ironía que solo se permitían los “revolucionarios” en el poder, ocuparon las elegantes casas de los que llamaban burgueses y dejaron al pueblo los desabridos edificios de microbrigadas.

Al hablar de los puntos esenciales para describir la estilística de esas cinco décadas, los ponentes se basaron en los precedentes coloniales españoles (1834-1898), pasando por la primera intervención estadounidense (1898-1902), hasta llegar a la República, con las aspiraciones neoclásicas (1902-1940) y el modernismo regional (1940-1958).

El Muy Ilustre Centro Gallego - Gran Teatro Nacional- Cortesía exclusiva para la nota - Fleitas Cuban Collection
El Muy Ilustre Centro Gallego - Gran Teatro Nacional, La Habana, 1915. Arquitecto: Paul Beleau.

El Muy Ilustre Centro Gallego - Gran Teatro Nacional, La Habana, 1915. Arquitecto: Paul Beleau.

La Habana, “un París en miniatura”

Raúl Lorenzo Rodríguez tiene tres pasiones: la arquitectura, Cuba y el béisbol. Las dos primeras se funden en un trabajo de décadas, estudiando y divulgando el ingenio arquitectónico de la isla que lo vio nacer, y de la que se despidió con solo 10 años, en 1959. Para el director fundador de la firma Rodríguez and Quiroga seguir las pistas de la arquitectura cubana es contar una historia indeleble mediante la cual se pueden entender procesos sociales, culturales y políticos.

El reconocido arquitecto inició la charla citando a Dulce María Loynaz, la poetisa cubana que nació con la República, en un texto que leyó: “El que no la vio… [aquí tuvo que detenerse y contener el llanto por unos segundos], no podrá nunca imaginar lo que era La Habana: una pequeña Viena, un París en miniatura, un extracto de Buenos Aires. La Habana era todo eso, color, esplendor y refinamiento”.

“Si quieres retratar el significado de la República, mira sus edificaciones, mira los edificios de La Habana”, constató Raúl Lorenzo, quien ha diseñado proyectos para la Administración de Servicios Generales de EEUU, el Estado de Florida, el Condado de Miami-Dade, la Ciudad de Miami, y otras entidades.

“Yo me apoyo mucho en el folclor”, dijo a Diario Las Américas, “y había una frase de [Leopoldo Fernández] ‘Tres Patines’ en [el programa de televisión] La Tremenda Corte, que era como una observación: ‘¿Tú estabas ahí?’ Pues yo estaba ahí. ¿Por qué tenían que hacerle la guerra a los edificios? Eran objetos inanimados. El ataque a la República que ha hecho la revolución por 63 años es bien conocido”, subrayó.

Según añadió, “ellos [el régimen castrista] querían romper con todo lo que se hizo. Tengo una amiga que decía: ‘¿por qué quieren echar a perder los 4 equipos que llevaban 100 años jugando?’ Esos eran Cienfuegos, Marianao, La Habana y Almendares. Querían cortar por lo sano y que la gente no tuviera nada que ver con la República. Lo que es más triste en ese contexto es que esos edificios destrozados no le han hecho bien a nadie”.

Hay un episodio que Raúl Lorenzo no olvidará nunca: “Antes de irme de Cuba, en 1959, mis padres me llevaron a un fashion show en el Hotel Riviera, acabado de abrir. Mi mamá me toma de la mano, abre una puerta y me dice, mira esto, porque esto se acaba. Era el casino. Y justo cuando estábamos esperando al chofer viene un Mercedes 300 SL Gullwing, con Efigenio Ameijeiras, jefe de la policía, un descarado”.

“Es importante que se analice la República por sus edificios”, zanjó Raúl Lorenzo, quien fue director del Museo de Ciencias Frost en Miami, presidente del Fideicomiso de Arte en Lugares Públicos del Condado de Miami-Dade y presidente de la Asociación Histórica del sur de Florida, entre otros cargos.

Una huella imborrable

Harían falta muchas páginas para incluir todas las obras arquitectónicas de la República.

Buena parte de las edificaciones que están en la memoria de los cubanos fueron obra de la etapa republicana en la isla. Con la extensión de El Vedado, a principios del siglo XX, esta zona comienza a tomar forma, al igual que Miramar. Hay que señalar que en 1900 se había fundado la Escuela de Ingenieros, Electricistas y Arquitectos de la Universidad de La Habana.

Entre los edificaciones que simbolizan el ingenio arquitectónico de la primera mitad del siglo XX están el Malecón de La Habana (1901-1952), el edificio de la Bolsa de La Habana (1903-1904), el Muy Ilustre Centro Gallego de La Habana, luego el Gran Teatro (1906-1914), la Lonja del Comercio de La Habana (1907-1909), el edificio de la Aduana de La Habana (1910), la Estación Central de Ferrocarriles (1912), el Museo Nacional de Bellas Artes (1913), el Palacio Presidencial (1913-1920), el edificio Horter 115 (1916-1920), el Presidio Modelo en la Isla de la Juventud (1925-1926), el Capitolio Nacional (1926-1929), la Casa de Catalina Lasa (1926), Monumento al Maine (1926), el Parque de la Fraternidad (1928), el edificio Bacardí (1930), el Hotel Nacional de Cuba (1930), el Monumento a José Miguel Gómez (1936), la Casa Bonet (1939), el Cabaret Tropicana (1939), el Edificio Radiocentro (1947), la Casa de José Noval Cueto (1949), el Edificio Focsa (1956), el Coliseo de la Ciudad Deportiva (1957), el Hotel Habana Hilton (1958), el Edificio del Seguro Médico (1958), el Cristo de La Habana (1958), y la Plaza Cívica (1958).

Carlos Miguel de Céspedes Capitolio de La Habana- cedida solo para esta nota 20 mayo/Fleitas Cuban Collection
Palabras del secretario de Obras Públicas Carlos Miguel de Céspedes sobre el Capitolio de La Habana.

Palabras del secretario de Obras Públicas Carlos Miguel de Céspedes sobre el Capitolio de La Habana. "Que tu solidez y tu grandeza sean símbolo de la estabilidad de la República", escribió.

Vale destacar la Carretera Central, considerada una de las maravillas de la ingeniería civil cubana, y que comenzó a realizarse justamente el 20 de mayo de 1927, hasta su terminación el 24 de febrero de 1931. Otra joya de la ingeniería civil es el Túnel de La Habana (1957-1958), conectado con la Avenida Monumental, con ocho carriles, terminada en 1958.

Vista aerea de la Ciudad Universitaria (Universidad de La Habana).
Foto cedida por el arquitecto Carlos Alberto Fleitas donde se aprecia una vista aérea de la Ciudad Universitaria (Universidad de La Habana).

Foto cedida por el arquitecto Carlos Alberto Fleitas donde se aprecia una vista aérea de la Ciudad Universitaria (Universidad de La Habana).

A eso se suman los edificios multifamiliares de El Vedado, sobre todo construidos en la década de 1950, que a fecha de hoy son reconocidos como edificios de “construcción capitalista”, y valorados por su elegancia y durabilidad sobre las posteriores edificaciones, en particular las de microbrigadas, construcciones prefabricadas de inspiración soviética.

Muy claro estuvo Carlos Miguel de Céspedes, secretario de Obras Públicas entre 1925 y 1929, en su discurso pronunciado el 11 de mayo de 1953 durante el Fórum del Colegio Nacional de Arquitectos de Cuba, sobre La Plaza de la República y El Monumento a Martí:

Los cubanos somos capaces de hacer un capitolio. Los cubanos somos capaces de hacer una carretera central. Los cubanos somos capaces de hacer esto y otras maravillas. Pero, señores, los cubanos no somos capaces de conservar. Abandonamos la labor que han hecho otros. Unas veces por envidia, otras veces por apatía, o lo que sea. Pero uno de los grandes defectos de los cubanos es que no sabemos conservar. Y más importante que construir es conservar. Esta no será una obra de una generación, porque las obras como esta no son para un gobierno ni una generación. Cada generación debe hacer lo suyo, pero hacer todo por la misma línea, porque el progreso tiene mucha analogía con la carrera de relevos. El que viene atrás, hoy sigue adelante. Los pueblos que no realizan su labor en esa forma, esos pueblos nunca adelantarán. Los cubanos somos capaces de hacer un capitolio. Los cubanos somos capaces de hacer una carretera central. Los cubanos somos capaces de hacer esto y otras maravillas. Pero, señores, los cubanos no somos capaces de conservar. Abandonamos la labor que han hecho otros. Unas veces por envidia, otras veces por apatía, o lo que sea. Pero uno de los grandes defectos de los cubanos es que no sabemos conservar. Y más importante que construir es conservar. Esta no será una obra de una generación, porque las obras como esta no son para un gobierno ni una generación. Cada generación debe hacer lo suyo, pero hacer todo por la misma línea, porque el progreso tiene mucha analogía con la carrera de relevos. El que viene atrás, hoy sigue adelante. Los pueblos que no realizan su labor en esa forma, esos pueblos nunca adelantarán.

“Todo cerrado”

“Los cubanos por generaciones han perdido la historia de muchos edificios”, apuntó el arquitecto y urbanista Carlos Alberto Fleitas, director de Diseño y Urbanismo de varios proyectos y ganador de la beca de arquitectura de la Fundación CINTAS.

Por eso apreciar la zona de El Vedado “es encontrarse con el pasado, reconocer y aprender para un futuro”, estimó. “Pero lo más importante es poder aprender de ese tejido urbano que existió en una ciudad y que se perdió”, dijo en torno al cambio que comenzó a sufrir esa zona habanera a partir de 1959.

Edificio FOCSA, 1958. Creative Commons.
Edificio FOCSA, 1958.

Edificio FOCSA, 1958.

“¿Qué podemos aprender de La Habana? Edificios que se fueron cambiando en un proceso que fue a propósito, de borrar la historia”, zanjó Fleitas, quien publicó el libro canto a MATANZAS, dedicado al tejido urbano histórico y la arquitectura de su ciudad natal.

El régimen, planteó, “reestructuró la mente del ciudadano cubano, del habanero; si caminabas una distancia a un lugar, ya no era el mismo, estabas caminando a otro lugar, ya el uso de las calles que eran peatonales para tiendas ya no eran tiendas, sino cuarterías. Fue el proyecto perfecto de disociar a la sociedad. Lo que era escuela, se convirtió en oficina, lo que era oficina se convirtió en otra cosa. Como el poema de Reinaldo Arenas, ‘todo cerrado’, peleterías cerradas, tiendas cerradas, así que destruyó por completo el tejido urbano”.

Fragmento del poema The parade ends, de Reinaldo Arenas

Paseos por las calles que revientan,

pues las cañerías ya no dan más

por entre edificios que hay que esquivar,

pues se nos vienen encima,

por entre hoscos rostros que nos escrutan y sentencian,

por entre establecimientos cerrados,

mercados cerrados,

cines cerrados,

parques cerrados,

cafeterías cerradas.

Exhibiendo a veces carteles (justificaciones) ya polvorientos,

CERRADO POR REFORMAS,

CERRADO POR REPARACIÓN.

¿Qué tipo de reparación?

¿Cuándo termina dicha reparación, dicha reforma?

¿Cuándo, por lo menos,

empezará?

Cerrado... cerrado... cerrado...

todo cerrado...

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar