15 de mayo de 2025 —La Ley Helms-Burton contiene en su Capítulo II una hoja de ruta integral y vigente para una transición no violenta hacia la democracia en la isla, según el Dossier publicado por Cuba Siglo 21, “La Ley Helms–Burton, deal para el cambio”.
El autor, Juan Antonio Blanco, explica que esto adquiere especial relevancia ahora que hay indicios de que las secciones de medidas activas y de Estados Unidos de la Dirección de Inteligencia (DI) del Ministerio del Interior cubano (MININT) –junto a un grupo de “intelectuales orgánicos”– trabajan en el diseño de un “cambio fraude” o falsa apertura que, de hacerse necesario, pudieran “vender” a la actual Administración.
Su propósito estratégico es que la supuesta apertura pueda ser reclamada por el presidente Donald Trump como victoria propia. De caer en semejante trampa, Trump apenas bendeciría una modernización económica del modelo totalitario actual y la mafia en el poder no perdería su control autocrático sobre la sociedad cubana.
Aprobada en 1996 con amplio respaldo bipartidista en el Congreso de los Estados Unidos, la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana –más conocida como Ley Helms-Burton– establece en el Capítulo II las condiciones básicas para un cambio de régimen en Cuba hacia la prosperidad con libertad.
En el Capítulo II se establece que si en Cuba se forma un gobierno de transición que libere a los presos políticos, respete las libertades civiles y convoque a elecciones libres, Estados Unidos ofrecerá:
- Alivio humanitario inmediato, incluyendo alimentos, medicinas y asistencia energética.
- Asistencia técnica para reformas institucionales, económicas y judiciales.
- Apoyo a las Fuerzas Armadas para su integración en una nueva etapa democrática.
Pero una vez realizadas elecciones libres e instalado el primer gobierno electo democráticamente, se contempla:
- El levantamiento total del embargo.
- El apoyo de Washington para acceder a fondos internacionales del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
- Inversiones directas estadounidenses garantizadas por agencias federales.
- Relaciones comerciales plenas, que podrían evolucionar hacia el otorgamiento de “nación favorecida” e incluir la eventual participación en una zona de libre comercio con Estados Unidos.
Contrario a la narrativa promovida desde La Habana, la Ley no prohíbe en la actualidad el comercio de alimentos ni de medicinas con el Estado cubano y también permitiría transacciones con un verdadero sector privado el día que este existiera, posibilidad que el régimen continúa bloqueando hasta el presente.
Las recientes decisiones judiciales en Estados Unidos favorables a las demandas, al amparo del Capítulo III de la Ley, interpuestas por antiguos propietarios cuyos bienes fueron confiscados sin compensación –como la referida a Expedia– demuestran que la Helms-Burton sigue vigente. Pero su verdadero potencial futuro no está exclusivamente en las sanciones avaladas en el Capítulo III, sino en las cláusulas del Capítulo II que ofrecen una hoja de ruta para una transición no violenta hacia la reconstrucción democrática y económica de Cuba, con el compromiso del acompañamiento de Estados Unidos en ese empeño.
Según el autor la “Helms-Burton no exige venganza ni castigo, tampoco promueve la violencia” y ofrece una opción para financiar la reconstrucción de una “nación libre, próspera y democrática” porque sería respaldada económicamente por Estados Unidos.
Por último, Blanco insta a los miembros de las FAR y del MININT, funcionarios administrativos e incluso dirigentes de algún nivel “que no quieran verse comprometidos a última hora en el intento inútil de sostener a esa mafia en el poder” a “apurarse en tomar decisiones”.
La tesis del Dossier está clara: la única propuesta de acuerdo o deal de los Estados Unidos al pueblo de Cuba ya fue aprobada por el Congreso y está vigente. No es aconsejable elaborar ni negociar un nuevo deal con la elite de poder cubana que, bajo otras modalidades, facilite la prolongación de su control sobre el país y la sociedad en la isla.
El deal vigente para el cambio en Cuba fue aprobado en marzo de 1996 y se llama Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana o Freedom Act (Ley Helms-Burton). Lo que hasta ahora ha faltado es una administración en Washington dispuesta a impulsarla con firmeza, creatividad y persistencia, algo que el presidente Trump podría hacer.
DOSSIER 34 HELMS BURTON.pdf
FUENTE: Cuba Siglo 21