viernes 11  de  octubre 2024
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Chavismo dividido a tres años de la muerte de su líder

En medio de una terrible crisis que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida nacional, la mayoría de los venezolanos cuestiona al Gobierno

CARACAS.-PEDRO PABLO PEÑALOZA
Especial

En los comicios el 7 de octubre de 2012, los últimos en los que participó Hugo Chávez Frías, el fallecido presidente conquistó su tercera reelección con 8.191.132 votos sobre los 6.591.304 del opositor Henrique Capriles Radonski. Una brecha de 1.599.828 sufragios o 10,76% del total.

Seis meses después, el 14 de abril de 2013, el chavismo se midió por primera vez en las urnas sin contar con su famoso portaaviones, que desapareció el 5 de marzo de ese año. En unas reñidas elecciones, el heredero, Nicolás Maduro, sumó 7.587.579 votos para derrotar otra vez a Capriles Radonski, quien acumuló 7.363.980. Una diferencia de tan solo 223.599 papeletas, equivalente a 1,49%.

El 6 de diciembre de 2015, la Unidad Democrática le arrebató al oficialismo el control de la Asamblea Nacional, poder que había dominado desde su creación en el año 2000. El triunfo más importante logrado por la oposición en 17 años de revolución chavista se selló con 7.707.422 votos, mientras que los candidatos del Gobierno concentraron 5.599.025. Una ventaja de 2.108.397 boletas (15,5%).

A tres años de la muerte del comandante Chávez, la aplanadora roja ya no es lo que era. En medio de una terrible crisis que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida nacional, la mayoría de los venezolanos cuestiona al Gobierno y hasta dentro de las mismas filas revolucionarias se levantan voces exigiendo la renuncia de Maduro.

Falla de origen

El hijo jamás contó con el carisma que encumbró al padre. Casi desde su llegada al palacio de Miraflores, enfrentó la resistencia de un sector de la revolución. “Dicho en buen venezolano chavista: nadie se las sabe todas a la hora de construir el socialismo. Un poco de humildad para algunos sabios que hay por allí por favor”, señaló Maduro el 15 de enero de 2014, en su primer informe de gestión ante la Asamblea Nacional.

Con esas palabras, el Jefe de Estado respondía a quienes les fustigaban desde la izquierda, acusándolo de tergiversar o traicionar el Plan de la Patria escrito por Chávez. “Yo no caigo en chantajes de la ultra”, advirtió el mandatario.

Cinco meses después de ese discurso, el antiguo titular de Planificación, Jorge Giordani, publicaba una carta en la que censuraba a Maduro. “Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo”, zahirió Giordani, quien junto a los exministros Héctor Navarro y Ana Elisa Osorio tomó una senda crítica que lo distanció definitivamente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

“Si Chávez estuviera vivo, así como se rebeló el 4 de febrero de 1992, hoy no tengo duda de que se rebelaría ante la claudicación, el entreguismo y la crisis en la que sus propios ‘hijos’, como se autoproclaman, nos tienen sumidos”, escribió el politólogo Nicmer Evans, promotor de Marea Socialista, una escisión del PSUV.

Reconocido militante del chavismo, Evans ha terminado coincidiendo con la Unidad Democrática al solicitarle a Maduro que dé un paso al costado y permita la instalación de un nuevo Gobierno. A su juicio, en este momento dentro del oficialismo “la unidad es en torno a los corruptos, la lucha es contra la crítica, la batalla es a favor de la expoliación de nuestra gente y territorio, y la victoria ha sido de la oposición”.

Sacudón interno

El exdiputado del PSUV, Adel El Zabayar, destaca que pese a la derrota del 6 de diciembre, la organización que fundó Hugo Chávez aún se mantiene como la primera fuerza del país. No obstante, cuestiona a la cúpula del partido donde milita.

“Da la impresión de que los que están al mando del PSUV nunca fueron dirigentes de partido, hay mucho infantilismo que se debe superar pronto”, apunta El Zabayar, quien estima que la intensificación de la crítica interna permitirá “sacudir las cenizas para cambiar los viejos motores por otros más veloces”.

Las aguas rojas están revueltas. Partidos e individualidades han creado el Frente Patriótico Hugo Chávez para denunciar las perversiones y debilidades de la revolución. Impulsor de esta plataforma, el parlamentario chavista Orlando Zambrano llamó a combatir “a las castas de la burocracia y de quienes quieren desviar los propósitos reales de la revolución bolivariana. Estamos hablando de una nueva facción de la burguesía que se ha venido consolidando, por eso insisto en que existe una crisis revolucionaria que está vinculada a una falta de liderazgo dentro de la revolución, con el agotamiento del modelo rentístico, con una crisis hegemónica y una pérdida de valores éticos, que han permitido que la corrupción llegue a un nivel de mucha complejidad, a una crisis social y a un agotamiento del viejo Estado”.

Zambrano aboga por “reunificar” fuerzas para erradicar a las “mafias” que estarían minando al chavismo. “Es importante la operación de lucha contra la corrupción que lleva a cabo el Estado, pero lo que el pueblo quiere en este momento es la aprehensión de los líderes de las grandes mafias y los grandes corruptos que están al frente de las instituciones, e incluso en el Alto Mando Militar”, espetó el legislador y dirigente campesino.

El tercer aniversario del fallecimiento de Chávez encuentra a su movimiento dividido en tres bloques, opina el secretario general de Patria Para Todos (PPT), Rafael Uzcátegui. Los dos primeros siempre han existido: “Uno es el PSUV y el otro son los partidos como PPT, que apoyan aunque no ejercen funciones de gobierno”. En el tercero estaría la novedad: “son los dirigentes, organizaciones políticas y movimientos sociales que comparten los postulados de Chávez, pero no respaldan al Gobierno de Maduro”.

Uzcátegui establece diferencias conceptuales para entender la coyuntura que atraviesa el oficialismo. Por un lado está el chavismo, entendido como una corriente política que trasciende las fronteras de Venezuela. Y por el otro están sus “herederos” que mantienen el poder y, a veces, incurren en prácticas sectarias.

“El modelo rentista de la economía llegó a su máxima expresión de crisis, con un Estado que no consigue resolver los gastos en los cuales incrementó su gestión y un capitalismo totalmente ineficiente. El chavismo va mucho más allá del Gobierno, ahora, si nos referimos a este Gobierno del PSUV, tenemos que decir que se encuentra en serias dificultades”, concluye el veterano portavoz del PPT.

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