ALBANIA.- La sobrecogedora naturaleza de Albania atrae a cada vez más aficionados al turismo de aventura, que buscan emociones fuertes y diversión como el rafting, un deporte para los amantes de aguas salvajes que se puede practicar en los idílicos cañones del río Osum.
Creado hace tres millones de años, el llamado Gran Cañón del Colorado albanés, en la región sureña de Skrapar, está totalmente aislado de la civilización y la única forma de llegar allí son las balsas.
En un recorrido de 13 kilómetros y rodeados por paredes de 100 metros de altura, los practicantes del rafting atraviesan numerosas cascadas y unas auténticas obras de arte naturales creadas por la erosión, bautizadas con nombres como "el ojo", "la puerta del diablo", "la catedral" o "el cocodrilo".
"En Italia tenemos muchos ríos donde se practica el rafting, pero lo particular de este río es el cañón, que le da una extrema belleza y emociona a los turistas", cuenta a Efe Elia, el guía de rafting, originario del Trentino en Italia.
Existen tres grados de dificultad que dependen del caudal que lleve el río en ese momento.
En verano las aguas de este río se secan y se practica el senderismo a lo largo de su cauce.
"Me ha gustado mucho. Es una experiencia especial porque se combina el deporte con la naturaleza. No sabía que en Albania tuviéramos sitios tan bonitos", explica Blerina Raça, quien ha viajado hasta aquí desde la capital, Tirana, con un grupo de amigos.
"He viajado mucho por Europa, pero no he visto nada parecido. Este cañón es único", dice a si vez Kujtim Sallaku, otro turista.
Durante el comunismo (1945-1991) nadie conocía estos cañones, ni siquiera se conocía el significado de la palabra, y tan solo en los primeros años de la democracia los habitantes locales empezaron a llamarlos "estrechos".
El paranoico dictador Enver Hoxha, que aisló a Albania del resto del mundo, construyó en esta zona montañosa túneles secretos para acoger a dirigentes del partido comunista y altos cargos del Ejército que dirigirían desde allí la lucha en el caso de una posible invasión extranjera que nunca llegó.
La exploración de los cañones se hizo posible gracias a la pasión de Zamo Spathara, un emigrante albanés que volvió de Italia en 1999, tras vivir y trabajar ocho años en el país vecino.
Spathara recuerda que durante el comunismo, cuando era pequeño, navegaba por el río Osum en neumáticos negros de camiones porque no había otros medios y que en Italia vio que se puede navegar también en balsas y practicar el rafting con fines turísticos y sacar dinero.
Ahora es presidente de la Federación Albanesa de Rafting y ha creado su compañía privada, Albania Rafting Group, que ofrece también otros deportes de naturaleza como el senderismo, la navegación en kayak, escaladas, excursiones en bicicleta de montaña y viajes en mulas por el monte Tomor.
"Albania no puede ofrecer turismo de lujo y hoteles de 5 estrellas, sino que debe desarrollar el turismo de aventura para disfrutar de su maravillosa naturaleza", sostiene Spathara.
El número de turistas que practican rafting en Skrapar está creciendo, lo que está estimulando el desarrollo de una de las zonas más alejadas y pobres de Albania.
El año pasado visitaron esta región 10.000 turistas, entre los que había cuales italianos, franceses, alemanes y ciudadanos de países nórdicos, 5.000 de los cuales practicaron el rafting.
El turismo de naturaleza es la nueva marca de la Albania turística, que el año pasado fue visitada por 5 millones de turistas extranjeros.
FUENTE: EFE