jueves 28  de  marzo 2024
¿QUÉ PASA EN WASHINGTON?

Elecciones y populismo en Las Américas

Ciertamente, los tiempos han cambiado y el Perú de hoy, como Estados Unidos, promete porvenir, luego de haber experimentado un constante crecimiento que supera a los vecinos en la región 

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

WASHINGTON .SONIA SCHOTT
@schottv

A todas luces, los procesos electorales en Estados Unidos y en Perú son diferentes. Sin embargo, una detenida mirada a los candidatos presidenciales de ambos países nos revela denominadores comunes fascinantes. Por ejemplo que los en ambos países votantes parecen sentirse atraídos por personalidades fuertes, como sinónimo de capacidad en la gestión gubernamental.

En Estados Unidos, Donald Trump puede que no gane la nominación después de todo, y aunque sus opiniones controversiales sobre las mujeres, el aborto, la inmigración o la política exterior le han convertido en blanco de críticas entre electores con mentalidad liberal, ya se había blindado antes con el favoritismo de sus seguidores, gracias al argumento de que la presidencia de Barack Obama ha debilitado al país, nacional e internacionalmente.

Mientras tanto en Perú, quien ha logrado sacar el mejor partido de una imagen fuerte es Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien se encuentra todavía encarcelado cumpliendo una condena de 25 años por asesinato y corrupción.

Keiko quien también ejerció como primera dama al lado de su padre, es popular porque a pesar de su origen, ofrece un liderazgo duro de centro derecha, que le ha hecho ganar la primera vuelta y con posibilidades de repetir la hazaña en la segunda ronda pautada para el 5 de junio pero, también como Trump, es una figura que polariza porque ha dividido al Perú en torno a su apellido, despertando sentimientos de profundo rechazo entre quienes prefieren darle su voto a cualquiera antes que a ella, por el temor de tener otro Fujimori como presidente.

Si bien su padre fue responsabilizado por erosionar el estado de derecho y sus instituciones, incluso condenado por atroces violaciones de derechos humanos, su gestión también está asociada con la reactivación económica del Perú y por neutralizar a la organización terrorista Sendero Luminoso, dos temas que continúan vigentes en la agenda electoral: economía y seguridad.

Ciertamente, los tiempos han cambiado y el Perú de hoy, como Estados Unidos, promete porvenir, luego de haber experimentado un constante crecimiento que supera a los vecinos en la región y que, según el Banco Mundial, lo sitúa entre un 3.3% en el 2015 y un 3.5%  en lo que va de 2016, a pesar de la crisis y el lento crecimiento económico mundial, responsable por la caída en los precios de las materias primas. No obstante, no se respira tanto optimismo ni confianza, como incertidumbre, especialmente en provincias.

En todo caso, un gran número de electores, con la mente puesta más en el futuro que en el pasado, están dispuestos en junio a confiarle las llaves del Palacio de Pizarro a la hija de Fujimori para ser presidente.

Trump, por lo pronto, tendrá que esperar hasta julio por la Convención Republicana, en Cleveland, para comprobar si su fuerte mensaje le otorgará la candidatura o si el establishment de su partido tendrá más peso y revoque sus aspiraciones. Es una batalla que augura  escenas desagradables. También en Perú el retorno presidencial del apellido Fujimori promete ahondar las divisiones  en el país.

Ese populismo, como rasgo de liderazgo personalista y fuerte, con esa ambigüedad conveniente, es siempre el recurso tentador del discurso a la medida de los deseos del pueblo, el reto como siempre está en pasar de la palabra a la acción y ejecutar las promesas.

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