Henry Ramos Allup, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, volvió a dejar en posición adelantada, en claro offside, al Gobierno de Nicolás Maduro. En su periplo por Washington y Miami ha lanzado dardos certeros, verdades que resuenan en una sociedad humillada y que lastiman a la cúpula de cristal que han formado Maduro y sus allegados.
Las palabras de Ramos Allup también resuenan en todo el continente, que conoce lo que está sucediendo en Venezuela: una tragedia de proporciones bíblicas y que Maduro ya no puede ocultar. Político de profesión y de verbo fácil, Ramos Allup, quien se forjó en las filas del partido Acción Democrática, no sólo ha puntualizado los problemas de Venezuela, sino que también de forma astuta se hizo a un lado durante la Asamblea de la Organización de Estados Americanos para que fuera su secretario, Luis Almagro, quien expusiera a viva voz las carencias y problemas que afectan gravemente a los venezolanos.
Maduro ha quebrantado la misma Constitución que impulsó Hugo Chávez y Ramos Allup así lo ratificó en Washington. Su sagacidad, sin duda, fue decisiva para que la OEA al final colocara en agenda el tema venezolano, pese a los intentos y rabietas para impedirlo de la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, y del mismo Maduro.
Ramos Allup también habló de los intentos del Gobierno de evitar el revocatorio, una herramienta que está en la Constitución y que se avizora como una salida democrática posible para que los venezolanos finalmente puedan salir de la catástrofe de Maduro. Sabe el presidente de la Asamblea que es la única posibilidad jugarse el todo por el todo, para empezar la reconstrucción de un país que cada día que pasa se sumerge en un pozo oscuro. La gran mayoría en Venezuela espera que Ramos Allup siga diciendo verdades y trabajando por aliviar la difícil y lamentable situación que padece esa sociedad.