lunes 10  de  febrero 2025
CRISIS ANUNCIADA

Los riesgos de un nuevo “período especial” para Cuba

En las calles de la isla, la población alarmada se refiere al inicio de una etapa similar a la vivida tras la desaparición del campo socialista de Europa del Este a finales de los 80

Anunciar un grupo de medidas económicas en Cuba, de manera preventiva, para enfrentar las restricciones que vivirá el país en el segundo semestre del año, en lenguaje popular pudiera traducirse como que el régimen de La Habana está poniendo el parche antes de que salga la llaga.

El titular cubano de Economía, Marino Murillo, conocido como el “zar de las reformas”, informó al respecto ante la Co­misión de Asuntos Económicos del Parlamento que sesionó el lunes 4 de julio.

Y aunque el tipo de medidas no ha sido especificado aún de manera oficial, en las calles de Cuba, la población alarmada se refiere al inicio de una etapa similar a la vivida tras la desaparición del campo socialista de Europa del Este a finales de los 80, sin cuyo subsidio la isla se vio sumida en una dramática crisis, eufemísticamente identificada como “período especial”.

El decrecimiento de la producción de azúcar en un 19%, así como las dificultades de liquidez del país, motivada por la caída de los precios internacionales del níquel y del petróleo, se mencionan como argumentos para la inmediata etapa de limitaciones que enfrentarán los cubanos.

Sin embargo, analistas de la realidad cubana observan la verdadera razón de la alerta económica aparecida en la isla en el agravamiento de la crisis política que enfrenta Venezuela, ante la inminencia del cambio de Gobierno que se avizora, por el consenso nacional que pide la revocación de Nicolás Maduro.

Actualmente, a partir del convenio de colaboración existente entre Caracas y La Habana, a diario Cuba importa un total de 90.000 barriles de petróleo, a cambio de los servicios que profesionales cubanos de la salud prestan en la nación sudamericana.

Entre las ventajas que para Cuba representa este convenio, está la posibilidad de que el combustible venezolano que adquiere sin erogar divisas, le representa ganancias netas, en tanto puede revenderlo a terceros países.

La impopularidad creciente de Maduro en su país, unido a las presiones internacionales que abogan por el restablecimiento del orden democrático en Venezuela, al parecer encendió la luz de alarma para el Gobierno cubano y en consecuencia ha reaccionado.

Reportes obtenidos por DIARIO LAS AMÉRICAS desde Cuba confirman que el anuncio hecho a las empresas estatales, de aplicar restricciones en el uso de la energía eléctrica en un 50 por ciento, ha comenzado a materializarse y con ello, la alerta general de que pudiera comenzar una nueva etapa de los extensos apagones que padeció la población en los 90.

Asimismo, en el flujo del servicio de transporte público estatal también se observa ya el impacto de los venideros recortes.

Durante la sesión de la Asamblea Nacional realizada en diciembre de 2015 el Gobierno cubano advirtió el crecimiento de la economía en apenas un 2%, señalando factores externos como la causa principal.

Realmente uno de los imponderables externos que impacta a Cuba de manera indirecta es que sin ser un país petrolero, la rebaja en los precios del crudo afecta las ganancias que obtiene la isla a partir de la reventa del petróleo venezolano.

Como una especie de premoción de lo que podría enfrentar el Gobierno cubano tras una nueva oleada de apagones y escaseces, se interpretan las palabras pronunciadas por Karina Marrón, subdirectora del oficialista diario Granma, durante el VI Pleno de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Durante el encuentro, la dirigente cubana advirtió que con el fenómeno de la reducción del combustible “se está armando una tormenta tan perfecta” y apuntó “este país no aguanta otro 93´, otro 94´”.

Con sus palabras, Marrón  hacía referencia a la explosión social que tuvo lugar en Cuba el 5 de agosto de 1994, conocida como el Maleconazo, que tuvo como punto culminante el éxodo de unos 125.000 cubanos.

Tras el acercamiento anunciado entre Washington y La Habana, en diciembre de 2014, y las crecientes presiones para que desaparezcan las leyes migratorias que favorecen a los cubanos en EEUU, la posibilidad de un nuevo éxodo masivo desde la isla, que funcione como válvula de escape para el régimen, resulta poco probable.

La ecuación de una nueva crisis energética para los cubanos y sus consecuencias podrían conducir al país hacia una situación más compleja que otro “período especial”. 

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