Olvídese de los combustibles fósiles y los pesticidas. El verdadero azote ecológico es el queso. Sí, ese infame queso que se ha atrevido a existir desde la Edad Media, alimentando a generaciones y deleitándonos. Esta es la reciente campaña en las redes de estos “ayatolás verdes”, los “ècolos” franceses, apelando a una culpa social para los consumidores de quesos ya que éstos provienen de las vacas y estas últimas son las causantes del calentamiento global.
En Europa han surgido toda una gama de organizaciones ambientalistas promovidas por oscuros intereses debido a que la crisis climática, el efecto invernadero y la transición energética, se han convertido en dogmas irrefutables para la Unión Europea (UE), institución tomada por unas élites que nadie ha elegido y que han impuesto una ideología a la medida de los gobiernos socialistas empeñados en culpar al capitalismo y a la agricultura tradicional de los efectos climáticos planetarios. Como bien lo apunta el analista Javier Benegas: “Bajo el estandarte de la transición energética, los gobiernos impusieron políticas que penalizan la industria tradicional, encarecen la energía y obligan a las empresas a plegarse a agendas ideológicas si quieren sobrevivir en el mercado regulado. No se trata de una política ambiental sensata y gradual, sino de una reingeniería social disfrazada de virtud climática. Saboteamos nuestras fuentes de energía en nombre de una supuesta superioridad moral que, paradójicamente, enmascara intereses y actitudes profundamente inmorales” (Europa: autodestrucción programada, Disidentia, mayo, 2025).
Comencemos por las vacas ya que para los fanáticos de la ecología punitiva son la causa del calentamiento planetario. Se conoce que la descomposición de los excrementos del ganado es fuente de emisión de metano (CH4), un gas de efecto invernadero, pero es un absurdo atribuir a la ganadería la causa del calentamiento global, ya que éste es causado por la suma de un sinnúmero de emisores. Me pregunto ¿por qué estos militantes verdes no mencionan a China ni a Rusia? Las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la República Popular China son las más altas del mundo representando el 35% del total mundial, según datos de 2023 de la Agencia Internacional de la Energía, principalmente debido a la generación de electricidad a base de carbón. En relación con Rusia, este se encuentra entre los diez países más contaminantes en lo que respecta a emisiones de dióxido de carbono y ocupa el cuarto puesto de los más grandes emisores de gases de efecto invernadero. Pero las vacas europeas y los quesos tienen la culpa.
El sesgo de estos improvisados ecólogos no les permite ver lo que está ocurriendo en Andalucía, donde, en nombre de la “santa transición ecológica”, el campo andaluz está siendo desmantelado por el gobierno socialista español, que ha iniciado la expropiación de 100.000 olivos centenarios para ‘plantar’ placas solares. Esto es monstruoso. Según el diario La Gaceta (11/05/25), “Han utilizado un resquicio normativo de la Ley de Expropiación Forzosa de 1954, que les permite declarar utilidad pública esas tierras. En total, se planea cubrir cerca de mil hectáreas de olivares con placas solares, en la que ninguna instalación supera los 50 megavatios”. Hay que añadir que después de una granizada esos paneles fotovoltaicos se convierten en chatarra tóxica que envenena los suelos.
El daño va más allá de los árboles. El olivo o aceituno ha dado de comer a las poblaciones mediterráneas desde hace 100.000 años. Cada olivo representa innumerables generaciones y décadas de trabajo y el sustento de las comunidades aledañas. Detrás de este conflicto se esconde un modelo de desarrollo disfrazado de un ecologismo hipócrita, manejado por poderosas corporaciones en alianza con los gobiernos socialistas.
No ha sido fortuito que la UNESCO, institución tomada por la izquierda desde hace décadas, retiró en 2023 la candidatura del Paisaje del Olivar Andaluz como Patrimonio de la Humanidad, dejando a la región sin protección internacional justo cuando más la necesitaba. “La retirada fue un golpe simbólico que coincidió con el avance imparable de este nuevo modelo energético, donde el sol no calienta al pueblo, sino a los balances contables de empresas con sede en Luxemburgo”. (La Gaceta, 11/05/25). En nombre de una supuesta transición ecológica se favorece a grandes corporaciones foráneas y fondos de inversión mientras se arrasa con el tejido natural, patrimonial, económico y social de comarcas enteras.
A continuación, copio unas estrofas de “Andaluces de Jaén”, escrito en 1937 por el poeta Miguel Hernández mientras servía en el bando republicano durante la guerra civil española. Fue adoptado como himno oficial de la provincia de Jaén y popularizado por el cantante Paco Ibáñez. Lo siniestro es que sean sus camaradas socialistas y su afán de negocios los promotores de la destrucción de estos olivos centenarios. Habría que exclamar de nuevo: “Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares, no vayas a ser esclava con todos tus olivares”.
Andaluces de Jaén / Aceituneros altivos / Decidme en el alma quién / Quién levantó los olivos / Andaluces de Jaén. No los levantó la nada / Ni el dinero ni el señor / Sino la tierra callada / El trabajo y el sudor. Unidos al agua pura / Y a los planetas unidos / Los tres dieron la hermosura / De sus troncos retorcidos.
Cuántos siglos de aceituna / Los pies y las manos presos / Sol a sol y luna a luna / Pesan sobre nuestros huesos / Jaén, levántate brava Sobre tus piedras lunares / No vayas a ser esclava/ Con todos tus olivares.
Los negocios y ganancias que produce el desastre ecológico promovido por la izquierda internacional no se detienen. Lula da Silva, que actúa ahora como conservacionista ‘progre’, para alimentar los titulares de la sesgada prensa europea, desdeñando su pasado como depredador de la biosfera. Durante su gobierno anterior (2003-2010), se deforestaron 26.000 Km2 de la selva amazónica (Datos del INPE/Brasil), concedidas a corporaciones madereras, petroleras, agroindustriales, mineras y de biocombustibles. Después de asumir de nuevo la presidencia en 2023, Lula da Silva ha declarado que promoverá la explotación de petróleo en esos frágiles ecosistemas y en el cauce del río Amazonas. Será otra catástrofe como la que ocurre en Venezuela donde las selvas al sur del Orinoco están siendo devastadas y envenenados sus ríos con mercurio (Hg) por la minería descontrolada promovida por el régimen de Maduro y sus socios del crimen organizado. Me pregunto ¿cuál es la posición de las ONG’s ecologistas, los militantes del cambio climático y la prensa europea sobre la destrucción del pulmón del planeta que acometen sus líderes socialistas? ¿Se le ocurrirá a Greta Thunberg y sus seguidores descuidar por unos días sus actuaciones a favor de los terroristas de Hamás, y a los militantes de Stop Oil dejar de degradar con pinturas plásticas los Nenúfares de Monet y los girasoles de Van Gogh y arremeter contra los productores de quesos, en lugar de protestar por el desastre ecológico que ocurre en los olivares españoles y en las selvas de la Amazonia o solo actúan cuando se trata de gobiernos liberales para satisfacer a sus oscuros financistas?
Los “idiotas útiles” de la izquierda europea, políticos y medios de comunicación han puesto en escena un nuevo teatro de ecología punitiva contra gobiernos liberales y voces críticas, pero complacientes con los corruptos socialistas y sus socios corporativos, que se enriquecen a costa de la devastación ambiental y humana en medio de un voraz “se vale todo” al negociar los recursos naturales de sus países en medio de una rebatiña de corrupción.
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