jueves 31  de  julio 2025
Opinión

No estamos derrotados

La derrota no es una opción. Nuestra gran fortaleza es la decisión de no desaparecer, no olvidar, no desfallecer

Diario las Américas | IBÉYISE PACHECO
Por IBÉYISE PACHECO

Reproduzco la primera frase que el expresidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez publicó en redes sociales luego de la decisión de la juez Sandra Liliana Heredia del juzgado 44 penal de Bogotá que lo declaró culpable por una presunta estrategia de testigos; la sentencia se soportó en el testimonio en su contra de un paramilitar.

El tiempo de pena prevista es entre 6 y 12 años de prisión que el exmandatario podría cumplir en la fórmula casa por cárcel. Pero todavía hay opciones antes de una decisión definitiva: puede apelar ante el Tribunal Superior de Bogotá e incluso la Corte Suprema de Justicia.

Desde la aparición de Hugo Chávez, el expresidente Uribe estuvo absolutamente claro del peligro que significaba ese personaje para la región, por eso siempre lo trató con severidad mientras el militar hacía inútiles esfuerzos por ganar su simpatía.

Las redes sociales en diferentes partes del mundo, aún con opiniones divididas luego de conocer la sentencia, se inclinaron a otorgar a Uribe el reconocimiento como líder estratégico que con firmeza ha marcado la política colombiana del siglo XXI.

La resiliencia y determinación de Uribe Vélez son admirables. Su convocatoria es a resistir sin perder la esperanza. Ese mensaje también puede ir dirigido a millones de venezolanos para que eviten el decaimiento y esquiven las trampas de la división y la entrega.

La líder María Corina Machado y el presidente electo Edmundo González Urrutia constantemente ratifican que se mantienen en pie de lucha, y en su decisión de hacer respetar el apoyo popular recibido el 28 de julio de 2024, y refrendado el pasado 27 de julio cuando los venezolanos dejaron desiertos los centros de votación.

Sabemos que esta dictadura es capaz de asociarse con lo peor del planeta para mantenerse en el poder. No es casual la reciente declaración de una zona binacional de Colombia y Venezuela, cuyo plan de Nicolás Maduro en alianza con Gustavo Petro pretende empoderar al crimen organizado de la economía de nuestro país con el objetivo de perpetuarse en el poder. Ambos proyectan un territorio administrado por guerrilleros del ELN y narcotraficantes. Un reino del delito en el que no existan trabas legales para la ejecución de operaciones ilícitas y donde las fuerzas armadas de cada país en su proceso de deformación sean incorporadas a las fechorías.

La voracidad por el dinero de parte del dictador es descarada. Para nosotros, obviamente, es una lucha desigual; estamos enfrentando a la bestia, pero somos una mayoría armada de razón. También poseemos la fortaleza a la cual apelar aún en momentos de desesperanza.

Además, tenemos buenos líderes, demasiados en prisión, otros en la clandestinidad, en el exilio y muchos valientes resistiendo en Venezuela.

Así como Uribe Vélez convierte la privación de su libertad en un revés judicial sobre el que potencia su propósito histórico, María Corina y Edmundo, líderes despojados del espacio constitucional que los venezolanos le entregaron por votación, lejos de entregarse a la derrota, insisten en exigir respeto a los resultados del 28J reivindicando el mandato del soberano porque esa fue la voluntad expresada hace un año. Voluntad que sigue viva.

También María Corina valora la resistencia de los venezolanos, reconoce con respeto la lucha ininterrumpida y enaltece a aquellos torturados en prisión, así como a los agredidos, amenazados, ferozmente perseguidos, obligados a vivir en el exilio o en la clandestinidad.

Por eso es preciso no decaer. Cada venezolano, a su manera y esté donde esté, debe, con los recursos posibles, dedicar esfuerzos para conseguir el objetivo de retomar la democracia y recuperar la libertad. Ningún movimiento de lucha sobra.

La derrota no es una opción. Nuestra gran fortaleza es la decisión de no desaparecer, no olvidar, no desfallecer.

El plan de la dictadura es acabar con la institucionalidad y a quienes la defienden. Para ellos la democracia es enemiga porque visibiliza su ilegitimidad, su derrota, y porque exige el cumplimiento de unas leyes que estorban para sus negocios.

De allí que líderes de comunidades, de sindicatos, de barrios, son encarcelados en Venezuela porque todo el que goza de apoyo popular representa un peligro y ellos le temen, mientras torturadores, jueces serviles y el ministerio público se encargan de ejecutar la implacable muestra de ausencia de justicia.

Convirtamos tanta circunstancia difícil en ejercicio de resistencia, en la oportunidad de recuperar fuerza porque hemos decidido seguir esta lucha hasta el final.

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