Desde los albores de la humanidad, las historias que consumimos determinan nuestra visión del mundo. Lo que otrora eran mitos, leyendas y cuentos, en la actualidad se han transformado en películas y series que sirven como un espejo que nos brinda insights sobre nuestros procesos personales y colectivos. Partiendo de esta premisa, y sin lugar a dudas, una de las compañías que más ha tenido influencia en múltiples generaciones ha sido Disney. Durante sus 100 años de carrera, este estudio nos ha regalado casi 70 películas animadas que han llenado las salas de cine de magia, personajes entrañables, canciones pegajosas, mundos fantasiosos y dramas arquetípicos que trascienden el tiempo y espacio. A pesar de sus detractores en la actualidad, nadie puede negar que sus largometrajes se transformaron en la piedra angular de la infancia de muchos (acercándonos a temas y planteándonos cuestiones que, tal vez, no tenían cabida en nuestro núcleo familiar o escolar). Buscando capturar la quintaesencia del estudio —y como un homenaje al primer centenar de Disney Animation Studios— llega a nuestras salas Wish, una nueva aventura animada que será la delicia de los más pequeños y que retrotraerá a los adultos a su infancia más tierna.
Como muchos clásicos de Disney, Wish está ambientada en un reino mágico y lejano. Este lugar, llamado Rosas, tiene una peculiaridad: es gobernado por Magnífico (Chris Pine), un hechicero que tiene el poder de hacer realidad los sueños de sus habitantes. Como es de esperarse, todo el pueblo lo adora como una especie de celebridad/deidad y acepta, sin chistar, que él tenga la última palabra en la vida de todos. La historia comienza cuando Asha (Ariana DeBose), una joven habitante de Rosas, va a una entrevista para ser asistente de Magnífico y descubre un terrible secreto relacionado con los sueños que no se cumplen. Esto termina desencadenando un encuentro, aparentemente fortuito, con una estrella que descenderá del cielo para ayudarla a hacer realidad los sueños que Magnífico desea mantener ocultos.
Escrita por Jennifer Lee (Wreck-It Ralph, Frozen, Zootopia, Frozen II) y Allison Moore (Manhunt, Powers, Falling Water) basada en la historia de Chris Buck (Pocahontas, Surf´s Up, Frozen), Wish tiene todos los ingredientes que la hacen una digna exponente de Disney: un reino lejano y lleno de fantasía, elementos mágicos, animales tiernos e inteligentes, canciones pegajosas, personajes excéntricos y una protagonista que se embarca en un viaje de transformación para ayudar a sus seres queridos. Por supuesto, detrás de todo este Setting aparentemente naive, se esconde una maravillosa reflexión alrededor del poder de los deseos y nuestra posición frente a ellos. ¿Qué sucede cuando olvidamos el motor que mueve nuestra alma?, ¿por qué le cedemos el control a otros de cosas que son enteramente nuestra responsabilidad?, ¿quién tiene la potestad de elegir lo que es bueno o malo para ti?, son algunas de las preguntas que nos haremos en la sala de cine mientras disfrutamos de la aventura de Asha. Interrogantes que todos debemos hacernos, sin importar nuestra edad, y que nos invitan a cuestionar el status quo para tomar acciones al respecto.
Siguiendo la estela de los clásicos de Disney, la dirección de Chris Buck (Tarzan, Frozen, Frozen II) y Fawn Veerasunthorn (parte del equipo de animación de Moana, Frozen, The Lorax) toma varios elementos emblemáticos del estudio y los articula en un engranaje visual hipnótico que se mueve a la perfección. Desde números musicales con coreografías al estilo Broadway (con juegos de luces y sombras, utilizando los elementos del set de forma lúdica mientras múltiples personajes entran y salen de cuadro), pasando por secuencias de acción donde el humor físico juega un papel preponderante, hasta escenas conmovedoras donde nos zambullimos en el corazón de nuestra protagonista, Wish es una montaña rusa de emociones que garantiza diversión —y reflexión— de principio a fin. Parte del hechizo que tiene la película se debe al hermoso diseño de producción de Michael Giaimo (Frozen II) que mezcla la animación digital con técnicas analógicas (como fondos pintados con acuarela a mano), texturas kinestésicas e iluminación expresionista que nos hace sentir que estamos viendo un “clásico” con los códigos de animación modernos. Todo esto al ritmo de la banda sonora compuesta por Dave Metzger (The Legend of Tarzan) que trabaja con armonías que nos regresarán a nuestra infancia.
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Como en toda película animada, el éxito de la técnica va de la mano con los actores que prestan sus voces a los personajes que encarnan. En este apartado, la estrella que se roba el show es Ariana DeBose. Su interpretación como Asha es impecable y marca distancia con varios personajes femeninos de Disney que suelen ser introvertidos y con un verbo suave. Además, nos cautiva con su maravillosa voz en varios temas musicales con un rango vocal excepcional (estoy seguro que This Wish será nominada a mejor canción en los premios de la Academia y su interpretación será de lo mejor de la noche). A su lado tenemos a Chris Pine, quien funge como figura antagónica y que, más allá de su caracterización —mitad rey noble, mitad mago oscuro—, también posee temas donde expresa la dualidad de su personaje (además, seguirle el ritmo en un dueto a Ariana DeBose es algo digno de admirar). De los personajes secundarios, la mención especial se la lleva Alan Tudyk que contrasta con su voz grave la animación del pequeño Valentino (la mascota de Asha) y que se encarga de hacer varios chistes memorables dentro de la historia.
Wish celebra el centenar de Disney Animation Studios de la única forma que se podría hacer: con música, magia e invitándonos a soñar. Lejos de quedarnos dormidos en los laureles esperando que un milagro cumpla nuestras metas, la historia es un gran llamado de atención sobre nuestra responsabilidad en la consecución de aquellas cosas que deseamos. En una capa un poco más adulta, Wish nos advierte sobre los peligros del autoritarismo y nuestro rol pasivo en la transferencia de nuestro poder a un supuesto Mesías. Parafraseando a Axel Capriles en su ensayo Poder e inferioridad psicopática: los autócratas y dictadores existen porque se los hemos permitido, dándoles entrada a nuestra parte más vulnerable e ingenua como colectivo, generando una especie de dependencia que se alimenta un vacío anímico donde la conciencia se queda sin actuar. Un tema que, aunque pueda parecer muy maduro, es harto necesario para los tiempos que vivimos (y que ya Disney ha explorado en clásicos como The Lion King) y que, gracias al enfoque que le da Wish, nos invita a salir de la sala de cine llenos de ilusión para retomar el control de nuestras vidas y luchar por lo que queremos. Una lección que todos deberíamos tener presente en nuestro día a día —sin importar nuestra edad—, porque como bien aprendimos en Rosas: no hay un sueño lo suficientemente grande o pequeño que no deba ser perseguido.
Lo mejor: su historia contiene la esencia de todas las películas clásicas de Disney (un reino encantado, música, magia, animales parlantes, etc). Su propuesta de animación que mezcla técnicas modernas y antiguas. Sus guiños a otras títulos del universo del estudio.
Lo malo: la “vuelta de tuerca” del antagonista de la historia es bastante obvia (y se revela desde el trailer). Aunque todas sus canciones y coreografías son muy buenas, la más potente es This Wish (a diferencia de otros títulos de Disney que tienen 2 o 3 temas memorables).
Sobre el autor:
Luis Bond es director, guionista, editor y profesor universitario. Desde el 2010 se dedica a la crítica de cine en web, radio y publicaciones impresas. Es Tomatometer-approved critic en Rotten Tomatoes (https://www.rottentomatoes.com/critics/luis-bond/movies ). Su formación en cine se ha complementado con estudios en psicología analítica profunda y simbología.
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Web: www.luisbond.com