El próximo viaje del Presidente a Cuba demuestra otro apoyo al régimen de los hermanos Castro. Los regalos de la Casa Blanca han sido los distintivos de la equivocada política de esta administración hacia Cuba. Los líderes prodemocráticos se quedan a valerse por sí mismos, mientras que los represores de la isla sienten el abrazo del presidente Obama y su equipo.
La disolución de restricciones de viaje seguramente continuarán llenando las arcas de los Castro, mientras los bolsillos del pueblo cubano seguirán vacíos. Esta administración ha realizado grandes esfuerzos para acoger opresores pero se ha cegado ante los oprimidos. Hubo más de 2.555 detenciones arbitrarias de manifestantes pacíficos entre enero y febrero de 2016 y más de 8.000 detenciones el año pasado.
En estos momentos críticos para la democracia de la isla, debemos apoyar manifestaciones pacíficas como la de este domingo a las 11:00 a.m. frente al monumento de la Bahía de Cochinos, en la Calle 8, liderado por la Asamblea de la Resistencia Cubana desde el exilio, el Foro por los Derechos y Libertades desde Cuba y el grupo Organización Fundación Rescate Jurídico.
A pesar de que pregona su negociación, esta Administración aún no ha asegurado las prioridades cruciales para los intereses estadounidenses. Fugitivos de nuestro sistema judicial siguen en libertad, reclamos de propiedad estadounidense siguen sin resolverse y los asesinos de ciudadanos de Estados Unidos viven felices en Cuba, bajo la protección de los Castro.
El Gobierno de Obama debe reconocer que este viaje no es más que publicidad gratis para los autócratas de la isla. La reunión del Presidente con la sociedad civil no disminuye la gravedad de la situación, por eso el diario cubano oficial Granma escribió que la visita de Obama destruye el mito de que Cuba viola los derechos humanos. Incluso si el Presidente se reúne con líderes pro-democracia, su política de acomodación hacia los opresores ha hecho un daño que una reunión no puede deshacer.
En los últimos días en Cuba, se ha incrementado la represión y más detenciones se han hecho en anticipación de la equivocada visita del Presidente. Sin embargo, la Casa Blanca continúa buscando vías reglamentarias para ver qué más puede conceder con antelación al viaje del Presidente a Cuba, para promover más fondos en los bolsillos del régimen. La política de EEUU debe enfocarse menos en reducir nuestras regulaciones y más en presionar a los hermanos Castro para que aflojen su puño de hierro que oprime al pueblo cubano.