MIAMI.-LAURA RIVERA
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Los empleadores de la región que contratan legalmente a una persona pagan por ella el 39% de lo que produce, un alto precio que favorece el incremento del trabajo informal
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“Una de las razones por las que este país no sale adelante es la poca ayuda que da el Gobierno a las compañías y emprendimientos locales, el poco incentivo para contratar empleados, para crecer o invertir", dijo a este diario el empresario Luis Rivera, quien tiene una importante carpintería de madera en Neuquén, Argentina.
"Los que damos trabajo y hacemos las cosas bien (formalmente) afrontamos impuestos y gastos altísimos, y lo peor es que somos continuamente señalados, cuando hacemos un gran esfuerzo por dar empleo y empujar el desarrollo de la nación”, agregó.
Rivera comentó que paga "un alto costo" por su personal, y aún así tiene al sindicato encima suyo para que aumente los sueldos y beneficios que les da. "Lo peor es que si tengo que echar a los empleados puedo quedar en la bancarrota, por las indemnizaciones que tendría que pagar, más las demandas que podrían hacerme”, explicó, ya que las leyes argentinas favorecen más a los trabajadores que a los empresarios.
Agregó, que hay una tendencia a la "inestabilidad laboral" bastante notable y los trabajadores cambian de empleo en lapsos cortos, lo que demanda renovar el personal en ciclos frecuentes y volver a invertir para capacitar a los nuevos.
El caso de Rivera es el de muchas compañías y emprendedores de la América Latina. Según una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), formalizar a un trabajador en América Latina cuesta el 39% de lo que produce la persona.
“Los costos salariales y no salariales, en relación con la productividad, son un 50% más altos en América Latina que en el promedio de los países de la OCDE”, indica el informe del BID.
“Los altos precios laborales, respecto a lo que los trabajadores producen, y la baja inversión en capital humano son factores que favorecen el empleo precario”, destaca.
La clave del crecimiento
El organismo subraya la necesidad de impulsar el trabajo formal y una trayectoria laboral de éxito para los trabajadores, dos claves para impulsar el crecimiento de las naciones.
En un acto celebrado este lunes en Ciudad de México, el BID presentó el informe “Empleos para Crecer”, un diagnóstico detallado sobre los mercados de trabajo de América Latina y el Caribe que ofrece recomendaciones sobre políticas laborales para atajar la informalidad y potenciar la productividad de la región.
El estudio apunta a que los costos para formalizar a un trabajador son demasiado elevados respecto a su productividad.
El alto costo de formalizar a un trabajador, junto a una alta rotación laboral (sólo dos tercios de los empleados de la región permanecen más de un año en el mismo puesto de trabajo, frente al 85% en los países de la OCDE) reducen el bienestar y lastran la productividad de la región.
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Problemas de formación
La publicación además concluye que una educación de baja calidad y la alta rotación de los trabajadores propician relaciones laborales muy frágiles, en las que las empresas no invierten lo suficiente en la formación continua de sus empleados.
Así, se perpetúa un círculo vicioso de empleos de mala calidad y baja productividad del trabajo del cual es difícil escapar.
En América Latina y el Caribe, la productividad del trabajo sólo ha crecido un 26,6% desde 1990, un crecimiento lento respecto a zonas como Asia (85,2%), Norteamérica (37%) o Europa Occidental (31,2%).
Políticas de gobierno
El estudio concluye que la política laboral debe enfocarse en lograr una mayor productividad del trabajo. Para ello, el estudio recomienda adoptar políticas enfocadas en dos áreas:
La promoción de empleos formales, a través de más y mejor inversión en servicios públicos de empleo, mejores programas de capacitación para jóvenes y personas con dificultades para insertarse en el mercado laboral, mayor protección durante el desempleo y una fiscalización adecuada.
Una mayor estabilidad laboral y productiva, que se materialice en más inversión en formación del trabajador, y una regulación efectiva de los despidos.
Así, este paquete integrado de medidas impulsaría una “trayectoria laboral de éxito” para los trabajadores, según el BID, que garantizara una buena entrada de los jóvenes en el mercado laboral formal, su formación continua en el lugar de trabajo y, si el trabajador pierde involuntariamente su empleo, la protección y los recursos necesarios para reintegrarse de forma rápida y efectiva al mercado laboral.
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