lunes 28  de  julio 2025
REPORTAJE

Verano en Cuba: Ir a la playa, tomar alcohol o ver Netflix en una cuenta clandestina si el apagón lo permite

Para el matrimonio de Ramón y Verónica, “desde hace tiempo, las opciones recreativas dependen si tienes dólares"

Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

El pasado viernes 25 de julio, Yosvany y su esposa Indira decidieron ir con sus dos hijos a las playas ubicadas al este de La Habana. “No recuerdo la última vez que salimos en familia. Por falta opciones recreativas asequibles llevamos muchos años que pasamos las vacaciones de verano en la casa conectados con el móvil viendo reels y cosas en YouTube”, dice Yosvany, ingeniero de una empresa estatal que la mayor parte del tiempo está parada por falta de combustible.

Sus hijos, una hembra y un varón, tienen 16 y 18 años. “Siento mucha pena por ellos. Con los tiempos que estamos viviendo los muchachos han salido de oro. Mientras en el barrio algunos jóvenes se han enganchado en el consumo del químico -droga sintética de moda en Cuba- o se la pasan todas las noches tomando alcohol en las esquinas, a mis hijos les gusta estudiar. Su sueño es marcharse del país”, comenta Indira, la madre.

“Ellos entienden la situación. No piden que le compren la última marca de teléfono móvil o zapatilla Nike porque saben que sus padres no pueden. Por no tener solvencia económica han sufrido bullying en su grupo de amigos. Incluso tener relaciones de parejas es complicado en Cuba cuando no tienes dinero para llevar a salir a la novia. Hace una semana el varón se puso a trabajar con un amigo para reunir dinero e ir al concierto de Dani Ome y Kelvincito en Pabexpo. La entrada era 2,500 pesos por persona y 6 mil pesos los reservados. Al final, viendo la situación económica de la casa prefirió darle el dinero a la madre para que comprara comida. Fue entonces que decidimos ir una salida en familia a las playas del Este”, señala Yosvany.

Con la crisis económica y la inflación que cada vez va a peor, cualquier presupuesto que una familia planifique se queda corto. "Pensaba que con 5 mil pesos alcanzaba para ir a la playa y comer algo de lo que venden los particulares. Pero como como mínimo se necesitan 10 mil pesos para los gastos de cuatro personas. El almendrón desde la casa al Parque de la Fraternidad son 800 pesos, 200 pesos por persona. Después, tienes dos opciones: esperar la guagua, que puede demorar horas en pasar y se forman tremendas broncas, o coger un taxi que cobra, el más barato, 500 pesos hasta la playa de Bacuranao. Solo en la ida, gastas 2,800 pesos en transporte. Fue entonces que alguien me habló de un tren que iba hasta la playa”, relata Yosvany.

El tren sale de martes a domingo a las nueve de la mañana desde el Patio de Cargas ubicado en la calle Egido y Arsenal, Habana Vieja. Está conformado por una locomotora y tres coches ruinosos cada uno con capacidad para 48 pasajeros. “Como todo lo que es para el pueblo, las malas condiciones del tren y el maltrato es una constante. Los vagones están sucios y deteriorados. El viaje hasta la playa de Guanabo demora casi dos horas. El ambiente es patibulario. Muchachos con bocinas portátiles ponen el reguetón a reventar los tímpanos. Si les dices algo se arma la de San Quintín”.

“Entre malas palabras y tragos aquello presagiaba lo peor. Por suerte llegamos sanos y salvos a la playa”, cuenta Indira. Lo primero que le llamó la atención a Yosvany fue la arena sucia, repleta de sargazos, envoltorios y latas vacías. “Los precios en comparación con seis años atrás se han multiplicado por diez o quince veces. Un tamal de maíz que antes costaba diez o veinte pesos, ahora no baja de 200 pesos y la calidad deja mucho que desear. Una cajita con arroz moro, un muslito de pollo y tres rodajas de aguacate costaba 900 pesos. Alquilar una sombrilla mil pesos. Al regreso la cola para abordar el tren era una batalla campal. Tuvimos que coger un camión. Mis hijos, mi esposa y yo coincidimos que para salir con tantas calamidades es mejor quedarse en la casa”, expresó Yosvany después de contar su experiencia.

Para el matrimonio de Ramón y Verónica, “desde hace tiempo, las opciones recreativas dependen si tienes dólares. Lo demás es un cuento. Si te entran 400 dólares al mes, por remesas o por tener un negocio, puedes ahorrar dinero y reservar en un hotel todo incluido en los cayos o en Varadero. En Cuba es el dólar el que te permite comer carne de res o camarones y pasar unas vacaciones un poco más confortables. Pero la calidad de los servicios ha bajado notablemente. Ahora en el hotel todo incluido, la comida es un asco y los empleados te vigilan para que no lleves alimentos a la habitación. La opción de muchos cubanos que residen en Estados Unidos es alquilar un hotel en Cancún o Punta Cana y llevar a familiares residentes en la Isla. El que no tiene familia o forma de inventar unos dólares, las opciones recreativas se reducen a calentar el sofá viendo televisión, jugar dominó en el barrio o bajar un litro de ron de cuarta categoría con amigos y vecinos del barrio”, asevera Ramón.

Yasnay, graduada de medicina y residente en el municipio Manzanillo, provincia Granma a más de 800 kilómetros al suroeste de La Habana, considera que “en los dos últimos años, con el agravamiento de la crisis energética en Cuba, sobre todo en las provincias alejadas de La Habana, donde los apagones fluctúan entre 14 y 30 horas diarias, las opciones recreativas se reducen a sentarse en el parque del pueblo a chismear. Los apagones son estresantes. El tiempo se detiene. No puedes hacer nada. No te puede conectar a internet porque las baterías de las antenas celulares pierden su carga. Y debido al tarifazo de ETECSA, aunque haya electricidad, los elevados precios te impiden acceder a internet”.

“Antes de subir los precios, la mayoría de los cubanos estábamos muchas horas conectados para desahogarnos por el deficiente servicio público y criticar al gobierno. También internet era la vía de gestionar y concretar protocolos para emigrar o acceder a estudios en universidades extranjeras. Para escapar de los apagones, la gente recurre al alcohol. Hay un amigo que me dice que borracho es la única forma de vivir en Cuba”, indica Yasnay.

Leyda, artista plástica, reconoce que la ausencia de opciones culturales de calidad, ha provocado que “muchas compañías de teatro cierren por falta de recursos o no puedan exhibir sus obras debido a los apagones. La vida de algunos jóvenes se resume en conseguir dinero para ir a un bar o centro nocturno de moda donde un trago puede costar miles de pesos y si se presenta un reguetonero cubano que vive en Miami, la gente con la billetera abultada, paga 40 o 100 dólares por su actuación. A esos lugares solo puede acceder el 5 por ciento de la población. Muchos jóvenes, de los dos sexos, se prostituyen, trafican con drogas o infringen las leyes para ganar dinero y tener esos ratos de ocio. En una noche gastas el salario de dos años de un profesional. Pero quieren vivir por tres horas en un lugar climatizado, bien decorado y con bebidas de calidad. Es como teletransportarse desde un suburbio marginal repleto de basureros hasta un bar parecido a los que ves en una película”.

Sergio, dueño de un negocio de contenido audiovisual conocido como el Paquete, afirma que “a pesar de la entrada a Cuba de los televisores inteligentes y el acceso a internet, el Paquete mantiene su vigencia. Aunque ahora mismo acceder a cuentas clandestinas de Netflix va ganando muchos adeptos”. Jazmín, estudiante universitaria, paga 1,500 mil pesos mensuales para ver Netflix en su smart tv de setenta pulgada. “Ha sido una buena opción para este verano. Hacemos rositas de maíz en el microwave y toda la familia se sienta a ver filmes y seriales hasta que el apagón lo permita”.

Yunior, residente en el barrio pobre y duro de Colón, Centro Habana, dice que su mejor opción recreativa es “sentarse junto a un grupo de amigos con una botella de ron en el muro del malecón”. Allí fraguan sus sueños mientras las olas baten contra los arrecifes y sus miradas se pierden en el horizonte.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar