CARACAS.- REDACCIÓN
CARACAS.- “Hay varios mensajes en esas acciones. Uno, está dirigido a los empresarios, para que se sometan de manera incondicional y sumisa. Otro, que el Gobierno ha decidido radicalizar el modelo socialista.”, destacó el sociólogo y columnista Trino Márquez
CARACAS.- REDACCIÓN
En esta semana, Venezuela ha sido noticia dentro y fuera de sus fronteras. A los señalamientos del ex escolta del parlamentario Diosdado Cabello, Leamsy Salazar -quien reveló detalles del llamado cartel de los Soles, en los que estarían involucrados Cabello, su hermano José David, miembro del gabinete y superintendente tributario y Tareck El Aissami, ex ministro gobernador del estado Aragua- se sumó una arremetida de la dirigencia chavista en contra cadenas de distribución de alimentos y medicamentos.
Diosdado Cabello: el líder rojo tras los inventarios
La acción fue encabezada por el propio presidente de la Asamblea Nacional, quien asumió a motu proprio el rol de ser el castigador de la supuesta conspiración económica en contra de Maduro, buscando emerger de los escándalos. En este marco, se ordenó la detención de propietarios de Farmatodo, una de las cadenas de medicamentos más exitosas del país.
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Pero adicional a estas acciones, el Gobierno venezolano ha abierto el compás de severidad a la disidencia por varios frentes: ha lanzado una resolución que permite el uso de armas letales para reprimir, ha advertido a los trabajadores de PDVSA que no se dirijan a varios destinos de Estados Unidos, ha buscado esconder las colas de los abastos que dependen del Gobierno y ha amenazado a opositores que soliciten a Estados Unidos más sanciones contra violaciones a Derechos Humanos y ha puesto la lupa en su propia dirigencia, con cambios en la directiva del PSUV.
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No olvidemos declaraciones contra medios como Diario Las Américas, por publicaciones sobre declaraciones de Leamsy Salazar, quien también señaló que Chávez falleció el 30 de diciembre de 2012, no el 5 de marzo de 2013.
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Radicalización y temor a nuevas traiciones
“Hay varios mensajes en esas acciones. Uno, está dirigido a los empresarios, para que se sometan de manera incondicional y sumisa. Otro, que el Gobierno ha decidido radicalizar el modelo socialista. Eso se debe a que Nicolás Maduro es muy susceptible a ser presionado por la izquierda radical en el PSUV, una izquierda radicalizada”, destacó el sociólogo y columnista Trino Márquez, en entrevista exclusiva para Diario Las Américas.
“Lo que ha hecho el Gobierno es escoger víctimas propiciatorias, en el sentido de que son víctimas ejemplarizantes. Y por otro lado, ha pretendido dar respuesta a las sanciones de Estados Unidos contra funcionarios venezolanos, con medidas contra la disidencia. Como oficiales han desertado y han dado información sobre los negocios de narcotráfico, existe el temor por parte del Gobierno de que gente vinculada al régimen vaya a Estados Unidos y decida denunciar otras cosas”, destaca Márquez.
El más perjudicado con las acciones contra la empresa privada: el pueblo
“El sector más perjudicado con estas medidas represivas es el pueblo, que no tiene alternativas. Las clases alta y media podrían pagar más caro para conseguir ciertos insumos. Pero el sector que sale más afectado por la escasez y la inflación, es el más pobre, que no tiene opción de ningún tipo, que no puede pagar cinco veces el valor del aceite comestible, la harina, el atún o las sardinas. Este modelo está basado en el chantaje a los sectores”, comentó Márquez.
La medida contra inventarios se traduce en el viejo refrán: “pan para hoy, hambre para mañana”. A juicio de Gabriel Reyes, columnista y experto en Derechos Humanos, la acción del Gobierno se trata de una medida “efectista”.
“El Gobierno quiere una especie de justicia social reivindicativa, el discurso de buenos y malos que fue bandera oficial durante los primeros años. Por otra parte hay efectismo tratando de generar una pequeña burbuja de abundancia de oferta, en esta mercancía de la cual dispone de manera irresponsable, cuando valiéndose de los inventarios de estos comercios, genera una ilusión de inventarios retenidos, que no son tales. ¿Quién va a reponer los inventarios que el Gobierno hoy está tromando? ¿Quién puede pensar que los empresarios ahora repondrán esos inventarios, cuando fueron tomados de esa forma?”, indicó Reyes.
“Pareciera que tratan de crear la imagen de un defensor del pueblo extraído de la cultura, como una suerte de héroe, que encabeza las épicas batallas a favor del pueblo. Pero el venezolano no se come eso, por dos razones: primero, al tratarse de medidas efectistas y de corto alcance en el tiempo, tal vez contribuyan, por el contrario, a desmejorar la imagen de Cabello, cuando la reposición de inventario no se realice al tiempo deseado. La gente come todo los días. El que le des leche hoy, no resuelve el problema. Lo que hacen es crear más desesperación, porque dosifican el hambre de un pueblo con necesidades diarias. Te venden dos pollos hoy y luego tienes que volver a hacer la cola. No se pueden esconder las movilizaciones colectivas, como las colas, cuando demuestran la incapacidad de las políticas”, señaló Reyes.
Cabello y Maduro: ¿reman en la misma dirección?
“Es cierto que se pretende también distraer las acusaciones, especialmente contra Diosdado Cabello, por eso se ve tan activo. Nadie entiende por qué se toma atribuciones que no le corresponde. Pero también está el hecho de que Nicolás Maduro no tiene liderazgo suficiente para introducir un cambio en la política económica, y esto lo está aprovechando Diosdado Cabello, para afectar la imagen de Maduro”, comenta Márquez.
“Si se afecta más el aparato productivo y Cabello podría ser beneficiario de un movimiento que propicie la salida de Nicolás Maduro. Se observa la cortina de humo con postura oportunista de Diosdado Cabello, quien empuja a Nicolás Maduro a ser más severo contra el empresariado y seguramente esta medidas seguirán. No creo que se modifique en corto plazo la línea de ataque”, indica Márquez.
“El trapo rojo es la coyuntura. De esto se está tratando de hacer algo más estructurado. Un trapo rojo es algo que pasa, para distraer en un momento determinado. Si se prolonga, es una agenda distractiva. La característica de un trapo rojo es algo volátil. Pero acá hay algo que pica y se extiende. No puede ser un trapo rojo algo que es continuado. Puede ser una agenda distractiva”, concluye Reyes.