Podríamos decir que es aquella donde suceden una serie de acontecimientos inexplicables desde el punto de vista científico y en ocasiones desde el enfoque parasicológico. El elemento común es que en ellas hay “fantasmas”, es decir, fenómenos y entidades sobrenaturales de distinta envergadura como objetos que caen sin que nadie los mueva, puertas que se abren solas, voces misteriosas... A este fenómeno se le conoce como infestación y está asociado con el significado real de la palabra: invasión de un organismo por agentes parásitos externos o internos.
A mediados del siglo XIX comenzó a hacerse popular el término poltergeist, una palabra de origen alemán donde poltern significa ruidoso y geist fantasma. Como tal, se le califica como un fenómeno que ocurre, según la parapsicología, en lugares encantados o donde existe evidencia de actividad paranormal, y está asociado a fantasmas o entidades vinculadas a una persona muerta en estado de ira, la cual manifiesta su presencia en el mundo físico de esta manera inexplicable y suele utilizarse coloquialmente para definir sucesos sin una causa aparente que justifique el hecho de forma científica: ruidos misteriosos, movimientos de objetos inanimados, cambios térmicos, olores extraños y hasta ataques físicos. Por “fantasma” puede entenderse cualquier fenómeno paranormal, como almas o esencias de personas que hayan muerto dejando un asunto pendiente en la tierra, y no necesariamente ese cuento que Jorge, el vecino, nos hace de cuando su abuela muerta se le apareció para recordarle dónde olvidó el anillo de bodas.
Presencias invisibles
Algunas personas afirman sentir presencias invisibles, haber recibido leves pinchazos e incluso empujones, frecuentemente después de algún acontecimiento trágico como un asesinato, muerte accidental o suicidio ocurrido en el lugar. Es como si algo quedara “registrado” tras una fuerte energía generada por uno o varios incidentes de naturaleza nefasta.
La estructura arquitectónica de la casa no es relevante, puede ser cualquier tipo de construcción, desde un castillo medieval hasta una casa edificada recientemente. Pero quienes poseen esos sensores paranormales (usted pudiera estar entre ellos), de solo entrar en un lugar cargado de tales energías pueden notar esa extraña sensación incómoda y hasta de miedo.
Muchos científicos califican las experiencias de embustes y han buscado explicaciones “racionales” al fenómeno, desde alucinaciones hasta agua subterránea que corre bajo las casas y causa sonidos extraños. Para aquellos que hemos tenido la oportunidad de estar en lugares donde ocurren estos fenómenos paranormales, podemos afirmar que es real: las casas embrujadas existen. No tienen que ser hogares, pueden ser hospitales o escuelas, pero estos espacios siempre tienen una entidad y energía propias, son receptáculos de todas las energías que emiten las personas que ahí viven o han vivido, y de las que cosas que han ocurrido desde que se levantó la primera pared. Simplemente lo absorben todo.
Existen varios casos históricos interesantes. Uno de ellos fue en el año 1977 en Enfield, en el Reino Unido, cuando una madre soltera y sus dos hijos fueron testigos de hechos extraños en la casa que alquilaban. Terminaron llamando a la policía cuando vieron una silla moviéndose sola y una de las hijas adolescentes entró en trance y empezó a hablar con una voz gutural por horas. Aseguraba que se llamaba Bill y que había muerto en esa casa. Más tarde averiguaron que, en efecto, allí había vivido el tal Bill. Aunque la familia abandonó el lugar, los nuevos inquilinos de la casa continuaron reportando ruidos extraños, frío repentino y puertas que se cerraban de golpe.
Una de las primeras referencias escritas sobre moradas embrujadas que se conoce es la de Plinio el Joven, que vivió entre los años 61 al 113 D.C. En una de sus famosas cartas, el escritor y magistrado romano describió una casa grande pero desolada en Atenas que tenía fama de haber sido escenario de varios asesinatos. La casa permaneció vacía por años porque en medio de la noche se escuchaban ruidos de hierros y cadenas.
Plinio aseguraba que en los jardines de la casa aparecía un anciano delgado y mugriento, de larga barba y con grilletes en las piernas. Esos rumores motivaron al filósofo Atenodoro, conocido por su escepticismo, a pasar la noche en la morada. El filósofo narró que en medio de la noche sintió sonidos agudos y que logró comunicarse con la presencia que habitaba en la casa. Despavorido le pidió que le revelara sus motivos y observó que la figura le señalaba hacia los jardines interiores de la propiedad. El filósofo recordó la ubicación y al siguiente día reunió varios hombres que excavaron y hallaron huesos y un cuerpo encadenado en descomposición. Cuenta Plinio que una vez que los restos fueron sepultados de forma tradicional la casa quedó libre y recobró su tranquilidad.
Los fantasmas vienen en el contrato
Claro que es más fácil “creer” que una casa antigua y destruida esté “hechizada”. Como hemos mencionado, muchas de las casas embrujadas han sido escenario de hechos sangrientos y por motivos judiciales o sentimentales la propiedad quedó abandonada. A veces, los agentes de bienes raíces deben reportar asesinatos o suicidios a los compradores de la morada pero, como ocurre en California, solo si han ocurrido en los últimos tres años. Después de ese límite de tiempo, el agente solo revelará la información si el comprador le pregunta.
En un caso famoso en 1991 en Nueva York, el comprador de una casa demandó al vendedor por no revelarle los sucesos paranormales que ocurrían en la propiedad. Se conoció que antes de poner la casa en venta, el vendedor había escrito un artículo en un periódico local sobre misteriosos ruidos en la vivienda. Aunque el juez no determinó que se trataba de una transacción fraudulenta, sí le permitió al comprador cancelar el contrato y recuperar su dinero.
Lamento decirles que en Florida no existe ningún requerimiento que obligue a revelar actividad paranormal en las ventas de viviendas, ni siquiera muertes relacionadas con crímenes o suicidios.
Con frecuencia los parasicólogos nos consultan sobre lugares que parecen poseídos por fuerzas malévolas, casas donde ocurren eventos inusuales: vajillas que se rompen sin que nadie las toque, ruidos inesperados, raras voces, perturbación en la captación de ondas de radio y televisión, y hasta incendios espontáneos.
Un matrimonio de amigos míos ─que por privacidad no mencionaré sus nombres─ estaban muy preocupados porque compraron una casa en Coral Gables y a los pocos meses de renovarla, su hija de 7 años les contaba que todas las noches una señora vestida de azul la visitaba en su cuarto y que no tenía pies. La niña no expresaba miedo, e incluso en una ocasión en la que casi se cae por las escaleras, sintió una mano que la sujetaba por su vestidito. Al voltearse pensando que era su mamá, vio a la señora del vestido azul. El perro en muchas oportunidades temblaba de miedo y se paralizaba en los pasillos de la casa, sobre todo frente de la puerta del cuarto de la niña. Les comenté que me gustaría pasar la noche en la casa para poder tener la oportunidad de comprobar si ese espíritu era una creación de la fantasía de la niña o era realidad. Ellos aceptaron y el siguiente fin de semana lo pasé en el cuarto contiguo a la habitación de la niña.
Solo necesité una noche para comprobar que la hija de mis amigos no mentía. A mitad de la noche sentí que alguien hablaba muy fuerte. Parecía que las voces venían de la cocina. Mientras bajaba las escaleras las voces se hacían más fuertes. Al llegar me quedé paralizada al ver a la mujer vestida de azul, sin pies, levitando y otras sombras oscuras fusiformes que trataban de atacarla. Es fácil describirlo, pero si no has vivido una experiencia similar, resulta realmente perturbador. Mi impresión, que comenté a mis amigos fue que la mujer vestida de azul era un espíritu que protegía la casa y a la niña de entes malignos que merodeaban la vivienda. Mis amigos decidieron vender la casa porque no estaban dispuestos a vivir en una situación en la que peligraba la vida de su hija.
En todos los rincones del mundo existen sitios embrujados donde deambulan almas atormentadas entre las sombras. Una de las más famosas es la Torre de Londres, donde se dice que Ana Bolena, la segunda esposa de Enrique VIII que el propio monarca mandó a decapitar, aún deambula por la siniestra fortaleza. Hasta hoy se siguen oyendo cantos de un coro infantil y el fantasma de una mujer que limpia sangre en el suelo, y en 1966 un fotógrafo captó la silueta de una dama de gris subiendo las escaleras.
“Glorificada” y manipulada hasta la saciedad es la casa de Amytiville, ubicada en el 112 Ocean Avenue, en el estado de Nueva York, donde en la madrugada del 13 de noviembre de 1974 el hijo mayor de la familia Defeo, con solo 17 años de edad, asesinó a sangre fría a sus padres y hermanos con un rifle, dejando un total de seis cadáveres. “Una vez que comencé [a matarlos], simplemente no pude parar”, dijo más tarde a la Policía. Comentan que en esa casa ya habitaban espíritus malignos que causan terribles tragedias.
Loftuss Hall, en Irlanda, tiene una historia fascinante de embrujo. La leyenda dice que a mediados del siglo XVIII un desconocido llegó a la propiedad en su caballo y pidió refugio para pasar el resto del día. Durante la noche la familia decidió jugar naipes. Mientras transcurría el juego, una de las mujeres dejó caer una carta y cuando se inclinó para recogerla, vio que el forastero tenía pies de caballo. Al momento, el hombre desapareció dejando un hoyo en el techo que todavía existe. A partir de ese incidente la casa registra actividades paranormales.
El Hotel Biltmore, en Miami, construido en 1926, se convirtió en un hospital militar (el Pratt General Hospital) durante la Segunda Guerra Mundial y recobró su esplendor en 1983 cuando fue completamente restaurado. Relatan que los espíritus de los soldados que murieron allí todavía frecuentan el lugar. Actualmente se reportan apariciones de militares saludando desde los balcones y luego desapareen. También se dice que por el hotel deambula el espíritu de Thomas “Fatty” Walsh, un pandillero asesinado en un juego de póker el 4 de marzo de 1929 en el piso 13, además del de una dama de blanco, una mujer que tratando de salvar a su hijo cayó por una ventana.
Un síntoma muy importante en una casa embrujada es el comportamiento de las mascotas. En ocasiones llegan a ladrarle o maullar en ciertas zonas de la casa e incluso pueden negarse a entrar a ciertas habitaciones. En el peor de los casos terminan enfermándose misteriosamente. Los animales, a diferencia de los humanos, no ven las cosas influidos por factores psicológicos. Si de ponto un animal ataca, se espanta, huye o mira hacia un lugar aparentemente vacío es porque allí hay “algo” o “alguien”.
Me cuenta un amigo que su gato lo despertó en medio de la madrugada dando unos maullidos terribles en la puerta de su cuarto. Él abrió la puerta y el gato, que no dejaba de maullar, se negaba a entrar a la habitación. “Era como si me estuviese advirtiendo de algo”. Ante tanta insistencia, mi amigo se fue con el gato a otra habitación de la casa. “De pronto alguien salió de mi cuarto”, me contó. “Los pasos eran inconfundibles. Pensé que eran ideas mías, pero el gato giró la cabeza y se quedó mirando fijamente a la puerta de la habitación donde estábamos ahora. Alguien venía. Los pasos se detuvieron exactamente delante de la puerta. Pasaron unos segundos y el gato se calmó de pronto y comenzó a pasarse la lengua por el cuerpo como si nada hubiese pasado.
“Evidentemente aquella presencia se esfumó”, dijo mi amigo.
Existen muchas razones por las cuales podemos percibir entidades o formas de energía poco comunes. En ocasiones se pueden abrir portales, una puerta hacia otro plano por donde esas entidades entran a su hogar y, como las hay buenas, también las hay malas.
Las casas pueden además transformarse en depósitos de energías negativas por malas influencias o trabajos de magia negra. Es probable que usted se mude a una casa y a los pocos días empiece a escuchar ruidos extraños. Después comienza a ver sombras cruzando por las habitaciones, los niños no quieren dormir en sus cuartos. Un año después empiezan los problemas financieros, después los miembros de la familia empiezan a tener enfermedades extrañas y su perro muere de repente. Es todo un drenaje energético que muestra las altas probabilidades de que estén siendo víctimas de un hechizo, de malas energías por envidias, odio o venganza, todo con el fin de perjudicar a toda la familia
Mi opinión es que cualquier persona que sufra en una casa embrujada debe marcharse sin mirar atrás y sin miedo de lo que será su vida.
Desafortunadamente, hay muchos que no pueden o no se atreven a dar el paso. En estos casos trate de mantener la casa bien ordenada e iluminada para que fluya la energía, con áreas abiertas. Límpiela frecuentemente con salvia (conocida como sage en inglés) y evite peleas en ellas. Limpiar con sal marina es muy efectivo. Símbolos sagrados y círculos protectores también pueden ayudar. En muchos casos esas entidades no son violentas. No les muestre miedo porque eso las fortalece y desencadena fenómenos violentos. La idea es que esa casa es ahora suya y que esa entidad no tiene derecho a vivir en ella. Déjeselo saber.
Las casas embrujadas pueden considerarse supersticiones, pero también son una manifestación de lo desconocido. Y lo desconocido es la frontera misma entre lo que consideramos real y el abismo de la imaginación.