CARACAS.-PEDRO PABLO PEÑALOZA
Especial
Julio Borges, jefe de la bancada de la Unidad Democrática en el Parlamento, aclara que no es suficiente con sustituir al inquilino del Palacio de Miraflores
CARACAS.-PEDRO PABLO PEÑALOZA
Especial
El jefe de la bancada de la Unidad Democrática en la Asamblea Nacional, Julio Borges, admite que en la oposición algunos se están dejando encandilar por la luz que parece asomarse al final de este largo túnel de 17 años.
“Pero no es aceptable que la gente se vuelva loca o ponga primero sus intereses”, advierte, enviando un mensaje a aquellos que sueñan con sentarse en la silla que hoy ocupa el presidente Nicolás Maduro.
El coordinador nacional del partido opositor Primero Justicia sostiene que el cambio va más allá de desalojar al inquilino del palacio de Miraflores y promete que antes de Semana Santa, con la ley de la Misión Vivienda, obligará a Maduro a tragarse sus amenazas.
- El presidente Nicolás Maduro dijo que tendrían que derrocarlo antes de aprobar la ley que otorga títulos de propiedad a los beneficiarios de la Misión Vivienda. Como proponente de la norma, ¿está dispuesto a derrocar a Maduro para sacar adelante esa ley?
- Estamos dispuestos a vencer en esa lucha. Ya la ley pasó su primera discusión en la plenaria, se encuentra ahora en la Comisión de Administración y Servicios de la Asamblea Nacional y antes de Semana Santa está en el cronograma para ser aprobada. A Maduro no le tocará otra cosa que tragarse sus palabras y hacerla cumplir, porque es lo que le corresponde como Presidente de la República.
- El Presidente y el Tribunal Supremo de Justicia atacan permanentemente a la Asamblea Nacional. ¿Cómo pueden superar esta situación?
- Tenemos que partir del hecho de que en Venezuela no hay instituciones, estamos viviendo en un país que está bajo la égida de la ley de la selva. Dentro de ese panorama que es tan difícil, la buena noticia es que la mayoría abrumadora del país quiere salir de esa selva y pasar a un país de ciudadanos, de instituciones, de separación de poderes, de Derechos Humanos y progreso económico. En ese sentido, por más que nosotros estamos enfrentando tantas dificultades, tenemos la tranquilidad y la certeza de tener todo un país atrás que quiere y que votó por un cambio radical. Quien hoy es minoría lamentablemente tiene el poder, pero estamos en capacidad de ir equilibrando y reordenando esa realidad en el país.
- Hasta quienes tenían dudas sobre la pertinencia de anunciar el 5 de enero que en seis meses presentarían al país una propuesta para cambiar el Gobierno, se preguntan hoy por qué la Unidad Democrática se ha tardado tanto en definir la estrategia para alcanzar ese objetivo.
- La Unidad Democrática y el gobierno parlamentario tienen una estrategia muy clara. El hecho de que hayamos colocado en la opinión pública proyectos de ley que han hecho tanta mella en el Gobierno, significa que estamos recorriendo el camino que nos corresponde, que es el camino de los Derechos Humanos, el cambio social y el cambio económico. Ahora lo que nos toca es perseverar en esta ruta y lamentablemente estamos dándonos cuenta de que el Gobierno en lugar de ser parte del cambio y de haber leído ese mandato de cambio que surgió el 6 de diciembre de 2015 (fecha de las elecciones parlamentarias), se ha convertido en el principal y único obstáculo al futuro de todos los venezolanos. Y esa frase que dijimos tantas veces en la campaña, que si el Gobierno no quería cambiar, teníamos que cambiar de Gobierno, se hace ahora una realidad sobre la cual nosotros estamos construyendo una solución.
- ¿Y por qué todavía no hay un acuerdo sobre la fórmula para cambiar al Gobierno?
- El mecanismo es lo de menos. Al final, el mecanismo es un problema formal. El problema es estar todos de acuerdo en que tenemos que cambiar de Gobierno, porque este Gobierno destruyó el país y no quiere leer ese cambio que aspiran los venezolanos. Este es un problema dramático que obliga a que sea un proceso no nada más de los dirigentes políticos, sino un proceso de salvación nacional. Lo que está en juego es que todos los venezolanos desde su posición se sumen a una gran cruzada de salvación nacional que pasa no solamente por cambiar de Gobierno, sino por sanar todas las heridas y la destrucción que se ha hecho para poder dar ese salto al futuro. Ese proceso de salvación nacional es algo sobre lo cual hay que construir una unidad que vaya más allá de los políticos, que sea un gran movimiento que incluya a todos los venezolanos.
- Siempre se plantea construir una unidad nacional que trascienda a la oposición e incorpore al chavismo, pero ese discurso choca con la realidad de un oficialismo que rechaza cualquier vía de diálogo o entendimiento.
- Estoy seguro de que dentro del propio oficialismo las posiciones radicales como las de Maduro o Diosdado Cabello (primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela) son minoría. Creo que todo el mundo en Venezuela está sufriendo el drama de no conseguir medicinas, el desbordamiento de la violencia, las colas para la comida o la parálisis económica. Eso lo sufre el pueblo que hoy apoya al Gobierno y que también quiere un cambio. La habilidad nuestra está en poder estar absolutamente abiertos a que todas esas personas vean en nosotros la posibilidad de tener el país que sueñan.
- La opción de la enmienda constitucional para recortar el periodo de Maduro parece ser la preferida por la mayoría de las fuerzas de la Unidad Democrática; sin embargo, PJ ha propuesto impulsar un revocatorio. ¿Por qué escoger una vía que algunos perciben como más complicada y lenta?
- No tenemos ninguna preferencia por un sistema en detrimento de otro. Como estamos en la ley de la selva, lo inteligente es que recorramos todos los caminos posibles y le metamos toda la presión posible en lo que significa los mecanismos que están en la Constitución. Eso permite complementar el trabajo de una manera adecuada. Mientras la enmienda depende 100% de la AN porque se aprueba como una ley, el referendo significa organizar y movilizar a la gente. Las dos cosas unidas le meten mucha presión al sistema. Al final, creo que es una discusión a la que no hay que prestarle mucha atención porque lo bueno es que en el fondo estamos todos de acuerdo en que hay que lograr el cambio de Gobierno.
- Algunas encuestas señalan un retroceso en la aceptación del gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski. ¿Esos números influyen en la propuesta de Primero Justicia? ¿Les preocupan?
- No, para nada, porque yo creo que en este momento el problema del país es tan grave y es tan severa la crisis que plantear el cambio de Gobierno como si fueran ya las primarias presidenciales es un error. Creo que plantearlo así lo que hace es retroceder y retardar el cambio de Gobierno. Todas las personas que legítimamente aspiran en este momento a ser candidatos presidenciales, deberían tener una actitud distinta porque creo que el ejemplo que tenemos que dar los líderes en Venezuela es plantear el momento actual como una cruzada de salvación nacional, que va mucho más allá del ámbito político.
Más bien, el papel de la dirigencia política en este momento es lograr que el país entero se una a este proceso de salvación nacional y no plantear el tema del cambio de Gobierno como si fueran las primarias presidenciales. Este país requiere un liderazgo que pueda tener la capacidad de construir un gran gobierno de unidad nacional, que incluso tenga dentro de sus filas a mucha gente del oficialismo para que puedas verdaderamente lograr recomponer un país que está absolutamente desarmado.
- El exgobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, preso en los calabozos de la policía política, publicó el jueves 25 de febrero un tuit que denunciaba: “Es un irrespeto hablar de candidaturas en medio de la calamidad que vive el país”. ¿El olor a cambio político ha despertado las apetencias personales en el seno de la Unidad Democrática?
- Bueno, es que en estos procesos, cuando el final está más cerca, es normal que se despierten esas apetencias. Pero no es aceptable que la gente se vuelva loca o ponga primero sus intereses, cuando el problema del país es tan grave que no cabe esa jugada en este momento. Por eso creo que el país va a medir con mucho rigor la seriedad o la madurez de la dirigencia política, sobre quién está solamente pensando o vendiéndose a sí mismo, y quién realmente está tratando de unir a Venezuela.
- Dicen que el final está más cerca, pero el chavismo se mantiene unido y –hasta la fecha-conserva el apoyo de la Fuerza Armada Nacional. ¿Cómo alcanzar una salida institucional bajo estas condiciones?
- Me siento muy orgulloso de que en Primero Justicia hemos siempre señalado un camino, muchas veces incomprendido, pero que ha resultado ser el más sólido y más potente que hemos tenido, que es el camino de construir una nueva mayoría, de construir un movimiento popular y de tener confianza en nosotros mismos para poder vencer democráticamente a un sistema que no es democrático.
El triunfo que obtuvimos el 6 de diciembre hoy se ve como algo dado, pero en su momento parecía imposible. En este momento, tenemos un poder del Estado que es el Parlamento, nada más y nada menos, y tenemos abrumadoramente un país que quiere un cambio. Estoy convencido de que esa es la ruta para que podamos pasar de la ley de la selva -en la cual estamos- a una democracia sana, un país de ciudadanos, de progreso y Derechos Humanos. Estoy seguro de que vamos a seguir superando los obstáculos como lo hemos hecho hasta ahora. Quienes están en el poder son una minoría absoluta y representan precisamente lo que la inmensa mayoría del país quiere superar. Por eso tengo confianza en que vamos a lograr imponer democráticamente un cambio en el país.
- ¿Existe ese liderazgo capaz de unir al país? ¿Teme que las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) pretendan intervenir para “salvar a la patria”?
- El tema del cambio no es solamente cambiar al Gobierno. El cambio hay que entenderlo en Venezuela de una manera más profunda y como un desafío mucho más grande. El cambio en Venezuela significa reinstitucionalizar y despartidizar a la FAN, significa dejar de ser un país minero y convertirnos en un país con una economía moderna, abierta y diversificada, es unir el país y no seguir dividiéndolo. El cambio va mucho más allá de salir del Gobierno, implica fundamentalmente tener un país donde haya división de poderes y un sistema de derechos. Quisiera ser muy claro en que el cambio en Venezuela no es simplemente salir de Maduro y cambiar de Gobierno, es mucho más profundo y tenemos todo para hacerlo ahora. Hace tres años se pensaba que si (el difunto presidente Hugo) Chávez salía del poder, todos íbamos a ser felices y la muestra es que no es tan simple. Tenemos que estar claros en que se trata de salir del Gobierno y también de enfrentar todos estos retos que tenemos por delante.
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