jueves 28  de  marzo 2024
OPOSICIÓN

Carlos Vecchio: "No creo en otro camino que no sea el diálogo"

El dirigente de Voluntad Popular conversa con Diario Las Américas sobre la reunión del pasado fin de semana en República Dominicana, las posibilidades de diálogo y la invocación de la Carta Democrática

Carlos Vecchio tuvo que huir de Venezuela, luego de permanecer 108 días escondido tras la detención de Leopoldo López, líder de Voluntad Popular. Hoy habla con tranquilidad: “Todos los días me levanto para ver cómo sumo un granito de arena a la lucha política que se está dando en Venezuela: eso me desahoga. Me hace sentir bien, poner la cabeza tranquila en mi almohada.

Además de que me baja un poco esa adrenalina de querer estar allá”.

A juicio del dirigente de Voluntad Popular, “después de la cárcel, el exilio es lo peor”. Para explicar su postura, agrega: “Cuando estás preso, lo estás físicamente, pero cuando estás en el exilio estás preso del alma. Estás desterrado de tu cultura, de tu gente, de tu familia. Trato de suavizarlo diciendo: voy a sumar mi granito de arena. Todos los días me levanto para contribuir a ese cambio, y así lo he llevado.  Veo el regreso más cerca cada día, estoy convencido de que estamos a las puertas de un cambio en el 2016, quiera o no el gobierno. Apuesto por una salida pacífica para nuestro pueblo”.

Vecchio, el número dos de Voluntad Popular, conversa en exclusiva con Diario Las Américas, acerca de la reunión del pasado fin de semana en República Dominicana y tras la invocación de la Carta Democrática.

¿En qué términos se realizó la reunión en República Dominicana con los expresidentes Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos?

Tuvimos la invitación de los expresidentes, hicieron este planteamiento para explorar la posibilidad de un diálogo. Nosotros siempre hemos dicho que no estamos cerrados a ningún tipo de diálogo, pero que tenga condiciones y resultados rápidos para el pueblo. No nos vamos a prestar para ningún show de diálogo, que es lo que ha hecho el gobierno en estos 17 años.

En Dominicana, planteamos las condiciones para ir a un diálogo que verdaderamente busque resolver la crisis en Venezuela: uno, que exista la posibilidad de un cronograma para celebrar el revocatorio en el 2016; dos, la liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados; tres, la crisis humanitaria debe ser atendida y permitirse el acceso a las donaciones que se quieren hacer desde otros países, sobre todo medicinas y alimentos; y por último que tiene que pararse el desconocimiento de la Asamblea Nacional por parte del Ejecutivo, utilizando al Tribunal Supremo de Justicia.

Esto debe tener garantías de cumplimiento y que sea en el corto plazo. La crisis en Venezuela va a 2 mil kilómetros por hora, y cualquier posible solución a dos kilómetros. Esto si no se canaliza rápido se le puede ir de las manos al gobierno de Maduro, y lamentablemente las consecuencias van a ser impredecibles.

¿Cómo se acordó su participación en esa reunión?

Se discutió en mi partido, Voluntad  Popular. Se tuvo en cuenta la opinión de Leopoldo López. Uno de los puntos que plantearon los expresidentes, quizás fue el primero, es que yo no podía estar en cualquier delegación que pudiera explorar algún diálogo. Esa fue la posición que fijó el Gobierno y que nos trasmitieron los expresidentes.

Dijimos entonces: “mira, aquí los actores políticos no los decide el Gobierno”. Si de verdad se quiere un diálogo que busque una solución para Venezuela, Voluntad Popular es un actor político, le guste o no al Gobierno. Somos un actor político de esta diatriba, y como tal, colocamos a nuestros representantes.

Pero además, claramente le dije a Rodríguez Zapatero que eso era muy mala señal, pues uno de los puntos que habíamos colocado era la liberación de los presos y el retorno de los exiliados. La señal del gobierno es que no hay una voluntad política de diálogo.

¿Alguien le pudo haber recomendado que no estuviese en las conversaciones?

Todo lo contrario, más bien hubo un respaldo de las organizaciones que estaban allí. Los representantes de los partidos los designa cada partido, el Gobierno no puede estar colocando a quien quiere, es inaceptable. No solo he tenido el respaldo de las organizaciones políticas, también lo ha dicho Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional. Henrique Capriles también ha dicho que ese veto, sella cualquier posibilidad de diálogo.

Es un tema delicado, que ha tenido el respaldo de la comunidad internacional. De hecho, el informe que presenta Almagro para invocar la Carta Democrática, uno de los aspectos que toca por el tema UNASUR, es que se esté vetando a representantes de las organizaciones. Él dice: el diálogo no solo se trata de sentarse, es compromiso con la democracia.

VIDEO: ANA AMORES 

¿Cree que finalmente el diálogo se va a dar, y qué espera se consiga?

Como venezolano no creo en otro camino que no sea el diálogo que dé resultados. El problema es que tenemos un gobierno que no quiere dialogar, el problema está del otro lado. Lo lamentable es que el gobierno tiene que decidir cuándo quiere hablar. Cuando digo cuándo quiere hablar, eso es sentarse y que como venezolanos podamos rescatar la convivencia y poder atender la profunda crisis que tiene Venezuela.

El gobierno tiene que decidir si quiere hablar ahorita o después, pero si lo hace después las consecuencias pueden ser muy duras para nuestro pueblo. El problema no ha sido la oposición, sino el gobierno que en 17 años no ha hablado. El hecho de hablar de diálogo como excepción, desnuda la crítica situación que tiene Venezuela: en una democracia lo natural es el diálogo. Cuando tienes que buscar mediadores, cuando toda la comunidad internacional se ha pronunciado, es un síntoma claro de la profunda crisis que tenemos.

Durante el fin de semana existieron rumores de que un sector de la oposición negociaba para que Almagro no invocase la Carta Democrática, ¿qué dice al respecto?

Es absurdo, porque la oposición en conjunto es quien pide a Almagro la activación de la Carta Democrática. Tuve la oportunidad de acompañar a todos los diputados que estuvieron en Washington para consignar la petición formal de la Asamblea Nacional. No puedo decirle al secretario general de la OEA, actívela o no la active: él toma la decisión. Le solicitamos que lo evaluara, lo ha hecho y ha presentado el informe. No podemos controlar eso, no está en nuestras manos.

Al final del día esa discusión se va a dar en el seno de la OEA, son 34 países.  Todo lo contrario: hemos respaldado la activación de la Carta Democrática. Una de las peticiones a Almagro era que el presidente Ramos Allup acudiera y diera su testimonio ante el Consejo Permanente de la OEA.

¿Qué impacto tiene la activación de la Carta Democrática en los grandes problemas que enfrenta el ciudadano común: desabastecimiento, inseguridad, hiperinflación?

Si no tienes claro el rescate de la convivencia democrática, no podrás atender otros temas. A nuestro modo de ver, para que podamos atender la profunda crisis económica y social, necesitamos resolver lo político.

Lo político es que los venezolanos podamos convivir con las reglas de la democracia, con el juego claro, si no vamos a estar en una inestabilidad permanente. Por eso es tan vital la ejecución de la Carta Democrática, y no se deja por fuera la crisis humanitaria.

Destaco que es la primera vez que se invoca la Carta Democrática con un gobierno en funciones. No había ocurrido desde el año 2001. Destaca el coraje y la gallardía de Almagro.

La Carta Democrática se aplica cuando hay una alteración del orden constitucional, o sea se han violado uno o varios elementos esenciales de la democracia: separación de poderes, respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión.

¿Cómo ve la percepción que tiene la comunidad internacional de lo que ocurre en Venezuela?

Si lo evaluamos por las últimas semanas, nos deja ver que todo el mundo está pendiente de lo que pasa en Venezuela: G7, Paraguay (país miembro del Mercosur), OEA. Todo el mundo reconoce que hay una crisis profunda, difícil, y están pidiendo atención para abordarla.

Desde el año 2014 la crisis se ha agudizado. Hoy puedo decir que los gobiernos de Latinoamérica están pendientes de lo que pasa y quieren buscar una salida pacífica, en los términos que hemos planteado.

¿Cómo están las relaciones de Voluntad Popular con el resto de la Mesa de la Unidad Democrática, incluyendo al gobernador de Miranda, Henrique Capriles?

Las relaciones dentro de la Mesa están más fuertes que nunca. Desde el año 2009 hemos demostrado una unidad, hemos tenido nuestras diferencias y las hemos debatido públicamente. Eso es lo democrático.

Indudablemente tenemos nuestras diferencias, pero los puntos de encuentro son mucho más importantes, sobre todo en el tema de la crisis. Y destaco que hay algo que nos une en este momento: para poder superar la crisis económica y humanitaria que tiene Venezuela, es necesario que sustituyamos este gobierno por un mecanismo constitucional. Esta tesis la abraza hoy toda la Mesa, y por eso hemos planteado el referendo revocatorio. Que el pueblo decida sobre la permanencia en el poder del presidente Maduro. Hay una claridad y una unidad en esta estrategia política. Desde la Asamblea Nacional, hemos coordinado una agenda común.

La unidad es necesaria no solo para ganar una elección, sino también para gobernar y darle estabilidad a Venezuela. 

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