MIAMI.-JESÚS HERNÁNDEZ
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@hesushdez
Finalmente, luego de días de expectativas el crucero Adonia, operado por Carnival Corporation, partió del Puerto de Miami, rumbo al muelle de La Habana
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Tras cinco décadas de espera y un sinfín de cuestionamientos, el primer crucero de placer zarpó de Miami rumbo a Cuba, en medio de una algarabía de sensaciones encontradas, desde la continuidad de la ruta marítima hasta el fin de las adversas condiciones sociopolíticas y económicas que imperan en la isla caribeña.
Finalmente, luego de varios días de expectativas, y sólo después que los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro autorizaran el restablecimiento de relaciones diplomáticas y los modos de transportación; el crucero Adonia, operado por Carnival Corporation, bajo la dirección de la subsidiaria Fathom Travel Ltd., partió del Puerto de Miami, rumbo al muelle de la Bahía de La Habana, desde donde unos 700 vacacionistas visitarán la capital cubana durante dos días, principalmente el casco histórico de La Habana Vieja, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1982.
De esta manera, los pasajeros, que pagaron entre 1.800 (aumentado a 2.662) y 8.767 dólares por persona, continuarán el miércoles el viaje alrededor de la isla, un paseo de ocho días, que realizará escalas en los puertos de Cienfuegos y Santiago de Cuba, para luego regresar a Miami el sábado 8.
Pero antes que el primer crucero zarpara de Miami rumbo a Cuba, los cubanos exiliados en Miami apelaron a los Gobiernos de ambas naciones, e incluso a la empresa de cruceros, para derogar la prohibición que negaba a ciudadanos estadounidenses, o residentes en EEUU, nacidos en Cuba, el derecho a abordar el crucero y arribar a la isla por vía marítima.
De hecho, durante la salida del crucero Adonia de Miami el grupo proderechos civiles Movimiento Democracia, liderado por Ramón Saúl Sánchez, realizó una manifestación, con el barco Democracia a la cabeza, por las aguas de la Bahía de Biscayne, para plantear un “reclamo constructivo”, luego que el Gobierno cubano derogara la prohibición de entrada por mar a quienes nacieron en la isla; para suspender la aún requerida "habilitación" de pasaportes cubanos para ciudadanos estadounidenses que nacieron en Cuba y emigraron después de 1970.
Según los datos extraoficiales, entre los cerca de 700 pasajeros del Adonia sólo se encuentra “de media docena a una docena de cubanos o cubanoamericanos”, según afirmó el presidente de la compañía Arnold Donald. La cifra exacta ni los nombres pueden ser divulgados, en cumplimiento con la ley federal que protege la identidad de quienes aborden un medio de transportación.
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