SAN SEBASTIÁN.-La impertinente lluvia que continúa cayendo en San Sebastián no consiguió amedrentar a los fans de Ethan Hawke y Gael García Bernal, dos estrellas que brillaron en una jornada marcada por los premios y por el aplaudido estreno de "El hombre de las mil caras", de Alberto Rodríguez.
Hawke recibe el Premio Donostia por tres décadas de carrera que lo han convertido en estrella sin necesidad de plegarse a los dictámenes de Hollywood. Filmes de culto como "Gatacca" o aplaudidos proyectos independientes como la trilogía "Before..." junto a Julie Delpy y a las órdenes de Richard Linklater jalonan una trayectoria en la que también figuran títulos como "Antes que el diablo sepa que has muerto" o "Hamlet".
"Espero que la próxima vez que venga a San Sebastián sea como director", contó haciendo hincapié en que le gustaría ponerse más detrás de las cámaras. Y "si llego a los 75 en buena forma, me gustaría ser el primero en ganar el Donostia dos veces", bromeó. De momento, en esta edición presenta en la sección Perlas el remake firmado por Antoine Fuqua del western "Los siete magníficos".
Aplausos y galardón hubo también para el mexicano Gael García Bernal, que hoy recibe el primer Premio al CineLatino con el que el festival pretende subrayar su papel de puente entre ambos lados del Atlántico. Y antes de subirse al escenario del teatro Victoria Eugenia, aprovechó para reivindicar el cine en español.
El actor de "Amores perros", "Diarios de motocicleta" o "Babel" afirmó que es necesaria "una política cultural mucho más agresiva" para que las películas españolas se vean en México o en Chile, y viceversa. "Sólo así vamos a crecer mucho más y aventurarnos a hacer historias increíbles", añadió.
García Bernal (Guadalajara, 1978) presenta además en Perlas "Neruda", su nueva colaboración con el chileno Pablo Larraín tras la aplaudida "No". En el filme, estrenado en Cannes, da vida a Óscar Peluchonneau, el perseguidor del Nobel de Literatura en su huida de un Chile donde ser comunista se penaba con la muerte.
Y el último galardón de la jornada fue para la española Ángela Molina, que recibió el Premio Nacional de Cinematografía por ser una actriz "espontánea, auténtica, arriesgada y original" perteneciente a una estirpe cuyas raíces "han penetrado con fuerza en la cultura española".
Así lo declaró al entregarle el galardón el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, con quien además protagonizó un homenaje muy especial: ambos entonaron juntos algunas estrofas de la canción "Cine, Cine" de Luis Eduardo Aute, que se encuentra hospitalizado desde el infarto que sufrió hace aproximadamente un mes.
Premiados aparte, la otra protagonista del día fue la cinta de espías "El hombre de las mil caras", con la que Alberto Rodríguez regresa al festival tras el éxito cosechado por "La isla mínima", que se llevó diez Goyas. Y a juzgar por la buena acogida que tuvo entre la crítica, podría repetir hazaña.
La primera película española en la carrera por la Concha de Oro gira en torno al caso Roldán, el ex director de la Guardia Civil que huyó de España tras haberse llevado 1.500 millones de las antiguas pesetas. Pero el filme no se centra en el ex político socialista, sino en el hombre que lo ayudó a engañar al país entero: el espía Francisco Paesa.
Eduard Fernández da vida a este cerebro brillante que fue banquero en Suiza, traficante de armas, agente secreto en la lucha contra ETA y estafador nato. Traicionado por el Gobierno y arruinado, recibe la visita de Roldán (Carlos Santos), quien junto a su mujer (Marta Etura) le ofrece un millón de dólares para salvar su fortuna.
Así, con la ayuda de su socio Jesús Camoes (José Coronado), orquestará una magistral farsa para preservar la fortuna de Roldán y salir indemne. Él fue el artífice de la falsa detención de Roldán en Laos, aunque éste jamás puso pie en el Estado asiático. Y aunque lo dieron por muerto, resucitó puntualmente para el estreno concediendo una entrevista a "Vanity Fair".
"Eso es muy Paesa", dijo en entrevista con dpa Rodríguez, que considera la historia como "un juego de espejos" con la actualidad "de un problema que no terminamos de resolver". No obstante, deja claro que la película "no va contra unas siglas", sino "contra la mala política, contra individuos que tienen una moral muy laxa".
Finalmente, la abultada jornada festivalera concluyó con la francesa "Orpheline", una indagación en los estragos del abandono desde la mirada femenina que firma el cineasta francés Arnaud des Pallières. Pese al buen hacer de las actrices, lideradas por Adèle Exarchopoulos y Gemma Arterton, la película no terminó de convencer debido a una confusa narración que resta fuerza al mensaje.