sábado 23  de  marzo 2024
LITERATURA

Tropiezos llevan a editoriales de EEUU a revisar diversidad

Las empresas de libros se están comprometiendo a cambiar una industria históricamente blanca mientras que los críticos cuestionan si realmente puede transformarse

NUEVA YORK.- Mientras se propaga el debate por “American Dirt”, el éxito literario criticado por su retrato de la vida y la cultura mexicanas, las editoriales se están comprometiendo a cambiar una industria históricamente blanca mientras que los críticos cuestionan si realmente puede transformarse.

La diversidad ha sido un problema en el mundo literario estadounidense por años, pero quizá nunca tan urgente como en las últimas semanas, cuando autores mexicanos-estadounidenses y otros citaron “American Dirt” como evidencia de una cultura editorial en la cual las voces blancas son valoradas por encima de las demás. Los críticos señalan que los errores en la novela de Jeanine Cummins sobre una madre mexicana que escapa con su hijo a Estados Unidos fueron pasados por alto por el equipo editorial y promocional de su editora y por los muchos escritores y vendedores de libros que la apoyaron en un principio.

“Por supuesto, hemos tenido muchas conversaciones para revisar la diversidad y las maneras, como siempre, de atener el reclutamiento y la publicación de latinos”, dijo John Sargent, director ejecutivo de Macmillan, que publicó la novela de Cummins el mes pasado a través de su división Flatiron Books.

Promocionada como la nueva “Grapes of Wrath” (“Las uvas de la ira”), la novela de John Steinbeck que definió la época de la Gran Depresión, “American Dirt” fue elogiada en una industria predominantemente blanca, liberal, ansiosa por obtener ganancias y deseosa de hacer una diferencia. Un libro que Cummins y Flatiron pensaron que personalizaría la experiencia de la inmigración se convirtió en un ejemplo para algunos de su propia distancia ante el asunto.

Ejecutivos editoriales y editores suelen evitar hablar abiertamente sobre temas de diversidad, pero el presidente y editor de Flatiron, Bob Miller, reconoció sin rodeos que no habían anticipado “el enojo que ha emergido entre los miembros de las comunidades latinas y editorial”.

“El hecho de que nos sorprendiera es indicativo de un problema: que al posicionar esta novela, no pudimos reconocer nuestros propios límites”, escribió Miller en un comunicado de prensa reciente.

Según un nuevo estudio de la editorial infantil multicultural Lee & Low, la industria es cerca de 75% blanca y mayormente femenina. Ninguno de los editores que habló con The Associated Press disputó esa cifra, que es casi la misma de un sondeo que Lee & Low publicó años atrás.

“A pesar de que puede haber más consciencia sobre los temas de diversidad, las cifras en la industria no están cambiando”, dijo el editor de Lee & Low, Jason Low. “Todavía es una industria muy homogénea, especialmente en algunos de los papeles ejecutivos y de filtro”.

Directores ejecutivos que incluyen a Sargent, Michael Pietsch de Hachette Book Group y Carolyn Reidy de Simon & Schuster indicaron que las viejas barreras de la diversidad editorial incluyen las redes autorreafirmantes de una industria históricamente blanca y de clase alta y la presión de ser el único miembro no blanco en una sala. Los bajos salarios de la industria, a menudo de 36.000 a 40.000 dólares (anuales) en una de las ciudades más caras del mundo, también puede dificultar retener a gente buena.

“No necesariamente buscan un camino profesional. Se pueden agotar y sentirse un poco exhaustos”, dijo Nicole Johnson, directora ejecutiva de la organización de activistas WeNeedDiverseBooks.

Jennifer Baker, una autora y editora que en 2014 creó el podcast “Minorities in Publishing”, aseveró que el mundo editorial enfrenta problemas estructurales comunes en una gama más amplia de industrias. Al preguntarle si había visto señales de progreso en el ámbito editorial, dijo que no hay un camino claro para la corrección y agregó que “en el fondo” no habrá un “cambio sustancial” sin enfrentarse completamente al sistema mismo.

Varios ejecutivos coincidieron en que debe hacerse una revisión demográfica completa: las posiciones más bajas, especialmente en publicidad y mercadotecnia, son las más diversas, mientras que los cargos editoriales de alto nivel son más blancos; los empleados de menos de 40 son más diversos que aquellos mayores de 40; aquellos que trabajan en literatura infantil son más diversos que los que laboran en las divisiones para adultos.

“Los bibliotecarios y educadores infantiles han estado al frente exhortando a las editoriales que diversifiquen los libros que ofrecemos”, dijo Pietsch.

Todas las llamadas “Cinco Grandes” editoriales -Penguin Random House, Simon & Schuster, Hachette, Macmillan y HarperCollins- han tenido por años iniciativas de diversidad, incluyendo programas de becarios y de alcance, iniciativas internas como mentorías y requisitos para que todos los puestos de trabajo que se ofrezcan incluyan un amplio rango de candidatos.

En 2019, Penguin Random House anunció un “plan de estrategia” con metas que incluyeron la diversificación de los empleados y una cultura de trabajo más inclusiva. Pero la editorial tuvo su propio tropiezo la semana pasada. Había colaborado con Barnes & Noble en ediciones “diversas” de clásicos de la literatura como “Frankenstein”, “El mago de Oz” y “Romeo y Julieta” para honrar el Mes de la Historia Negra, que se celebra en febrero. Las portadas tenían ilustraciones con personajes principales de piel oscura, mientras que los textos, la mayoría sobre gente blanca y escritos por blancos, eran los originales. Después de muchas críticas en internet, donde muchos se preguntaron por qué la editorial y Barnes & Noble no promovieron simplemente a escritores de color, el programa fue cancelado.

“Estos acontecimientos recientes subrayan la importancia crítica del trabajo que debemos seguir haciendo juntos”, afirmó Madeline McIntosh, directora general de Penguin Random House Estados Unidos, mientras que agregó que la editorial “volverá a comprometerse” con “toda una variedad de perspectivas, experiencia y dominio”.

A principios de esta semana, los escritores mexicanos-estadounidenses Myriam Gurba y David Bowles y otros críticos prominentes de “American Dirt” se reunieron con ejecutivos de Flatiron. En un comunicado de prensa emitido después de la reunión, los escritores -miembros el grupo #DignidadLiteraria- dijeron que Macmillan se había comprometido a desarrollar un “plan de acción” en 90 días. Sargent rechazó revelar detalles, pero confirmó que “hubo un acuerdo” para abordar la diversidad.

Los sellos dedicados a la diversidad de voces han existido por décadas y siguen creándose, entre ellos One World de Penguin Random House y 37 Ink de Simon & Schuster. Los sellos de HarperCollins incluyen a Amistad Press, uno de los más antiguos del país de editores afroestadounidenses; y el enfocado a los pueblos indígenas Heartdrum, cuyo lanzamiento está previsto para 2021.

La directora editorial de Amistad, Tracy Sherrod, dijo que planea publicar entre 20 y 24 libros este año, el doble que cuando entró al sello hace ocho años. Los libros de Amistad van de la novela de Jacqueline Woodson “Another Brooklyn” a las memorias de Jennifer Lewis “The Mother of Black Hollywood”.

“Incursioné en el mundo editorial en los 80 y en esa época se pensaba que la gente negra no leía. Eso me dijeron en múltiples ocasiones, así que hemos avanzado muchísimo”, dijo riendo Sherrod, quien es de raza negra. “Estamos creciendo como industria, pero pasaremos por cierto dolor del crecimiento”.

Desde 2016, el grupo comercial Association of American Publishers se ha asociado con la organización United Negro College para un programa de pasantías pagadas que beneficia a unos 10 estudiantes por año. La organización de activistas WeNeedDiverseBooks trabaja con editores y agentes para reclutar becarios; el programa comenzó con cinco pasantes en 2015 y posiblemente coloque entre 15 y 20 este verano. De los 44 pasantes, 39 ya se han graduado de la universidad y 30 han encontrado trabajos de tiempo completo en el sector editorial, de acuerdo con la organización.

Pasantes recientes que hablaron con The Associated Press dijeron que tuvieron experiencias positivas y que aprendieron lecciones valiosas.

“Me hizo querer seguir una carrera profesional en la industria editorial”, mencionó Michaela T. Glover, quien fue becaria en Candlewick Press en 2018 y ahora es becaria en Heineman. Entre otras cosas dijo que leyó “algunos manuscritos formidables” e hizo contribuciones en reuniones con ilustradores.

“Todavía quiero ser parte de la industria editorial y esforzarme por tener historias y ambientes más diversos e incluyentes”, agregó.

FUENTE: AP

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