Con casi toda seguridad, Lionel Messi no va a admitirlo. Iría en contra de su habitual forma pacífica de comportarse y manejarse ante los medios de comunicación. Pero no se necesitan las palabras del argentino para deducir que su próximo duelo será el más importante de su trayectoria con el Inter Miami hasta ahora y no solo por la ambición deportiva.
Luego de una histórica clasificación a los octavos de final del Mundial de Clubes a comienzos de esta semana, que también generó algo de tristeza después de que Miami tuviera que conformarse con el empate tras una remontada del Palmeiras en los últimos 20 minutos de juego, los dirigidos por Javier Mascherano se preparan para medir fuerzas en un choque de vida o muerte con el actual campeón de Europa, el París Saint-Germain.
Es un partido que, pase lo que pase, quedará marcado en la joven historia de los rosas. Enfrentarse al vigente monarca del viejo continente, que además aplastó a otro club histórico como el Inter de Milán en aquella final en Múnich, con un boleto para los cuartos de final del Mundialito en juego, es mucho más de lo que David Beckham y compañía pudieron imaginar.
Pero la historia principal del importante enfrentamiento estará centrada en el reencuentro de Messi con su antiguo club, ese del que salió casi por la puerta trasera y entre abucheos de sus aficionados.
El cotejo, que tendrá lugar este domingo a las 12:00 del mediodía (hora del Este) en el Mercedes Benz-Stadium de Atlanta, le presentará a la "Pulga" la oportunidad perfecta de cerrar con broche de oro, ahora sí de forma definitiva, su turbulenta historia con el PSG.
No será nada sencillo. Eso está claro. El mismo Mascherano admitió que, al tratarse del mejor equipo de Europa en la actualidad, su combinado simplemente intentará demostrar que puede "competir".
Claro que fue prácticamente lo mismo que dijo el director técnico argentino en referencia a la participación de su equipo antes de que iniciara el torneo, cuando casi que asomó que una clasificación a la siguiente fase del campeonato sería irreal.
Quizás es una forma de no levantar muchas expectativas y evitar presión sobre sus muchachos. Quizás es una manera de hacer sentir al rival con un nivel de confianza tan alto que podría terminar siendo dañino ante un Inter Miami que ya sabe lo que es ganarle a un grande europeo, pues venció al Oporto de Portugal en la primera ronda.
Más historia por escribir
De cualquier forma, Messi tiene una oportunidad inmejorable de seguir agregando signos de exclamación a su ilustre carrera.
Con la clasificación de Miami a los octavos, el astro de Rosario mantuvo viva la tendencia de nunca quedar eliminado en la fase inicial de un torneo oficial, ni a nivel de clubes ni de selecciones, a lo largo de su trayectoria.
Y ahora, meter al Inter entre los ocho mejores clubes de la competición sería casi un sueño hecho realidad para la creciente fanaticada de la institución.
¿Pero hacerlo al mismo tiempo en el que te remueves una espinita tan dolorosa como lo fue el PSG en su carrera?
Es cosa de grandes. Cosa de Messi.