BRASILIA.- AP/EFE
BRASILIA.- Algunos temen que los recortes en subsidios e infraestructura podrían significar un retroceso en los avances sociales tan defendidos por Rousseff y miembros del gobernante Partido de los Trabajadores
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Dilma Rousseff asumió el jueves su segundo mandato de cuatro años como presidenta de Brasil, en momentos en que el gobierno intenta tomar nuevas medidas para reactivar la economía y sanar las cuentas públicas, como recortes de gastos y aumentos de impuestos.
La ceremonia arrancó con un tradicional desfile de investidura en el que Rousseff y su hija Paula Rousseff viajaron en un Rolls Royce modelo 1952, que ha sido usado por todos los presidentes. Ambas saludaron a la gente que se congregó a lo largo del Eje Monumental de Brasilia, la capital. Fue resguardada por cuatro mil policías y bomberos.
Momentos después prestó juramento al cargo en el Congreso Nacional, junto con su vicepresidente Michel Temer.
Anunció que promoverá un profundo ajuste fiscal para enderezar la desacelerada economía de Brasil, pero con bajos sacrificios para los más necesitados.
"Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público, pero haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados", aseguró la mandataria en el discurso que pronunció hoy ante el Congreso tras jurar el cargo para iniciar un segundo mandato de cuatro años.
Los invitados
El gobierno informó que 14 jefes de Estado asistieron a la juramentación. Entre ellos estuvieron el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Chile, Michelle Bachelet. Los vicepresidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Li Yuanchao, también asistieron. Biden tendrá un encuentro después de la ceremonia de nombramiento de gabinete con la presidenta.
Las tomas de posesión en Brasil ocurren en año nuevo desde 1997.
Aunque fue reelegida en octubre tras una victoria estrecha, Rousseff tiene frente a si retos importantes para estimular el crecimiento e implementar un eficiente manejo fiscal y así retomar la confianza de los inversionistas y consumidores, según analistas.
Medidas impopulares
Rousseff pide la confianza para implementar medidas impopulares que corrijan el rumbo de la economía, que en 2010 llegó a crecer un 7,5% con su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, pero este año por momentos se contrajo. Brasil se tornó dependiente a sus materias primas, las cuales han sufrido caídas en los precios y la demanda.
"El segundo mandato de Dilma promete ser muy diferente del primero", dijo Antonio Correa de Lacerda, economista y profesor de la Universidad Pontificia Católica de Sao Paulo. "Está consciente de que los principales elementos que fueron utilizados en el primer mandato aún en la sombra del gobierno Lula se agotaron".
Tras ser reelegida, Rousseff prometió cambios en su equipo económico y nombró como ministro de Hacienda a un reconocido banquero con doctorado en la Universidad de Chicago. Joaquim Levy es conocido por sus medidas en recorte de gastos y reducción de deuda, definida como la prioridad del gobierno ya que el país corre el riesgo de perder su grado de calificación en agencias crediticias.
Algunos temen que los recortes en subsidios e infraestructura podrían significar un retroceso en los avances sociales tan defendidos por Rousseff y miembros del gobernante Partido de los Trabajadores. Durante la campaña, Rousseff resaltó que Brasil prácticamente erradicó el hambre en el país y ayudó a más de 40 millones de personas a escalar a la clase media.