Dos directores cubanos de distintas generaciones se alzaron con dos importantes premios en la 33 edición del Miami International Film Festival (MIFF), gracias al imán con que sus películas lograron conectar con los espectadores.
La reina de los jueves de Orlando Rojas, realizador exiliado en la Capital del Sol desde hace 13 años, fue elegida por el público como el Mejor Documental. Mientras que El acompañante de Pavel Giroud, residente en Madrid desde hace 2 años, se llevó el Premio Lexus del Público al Mejor Largometraje de Ficción.
El acompañante
Un dato curioso: El acompañante ganó en La Habana el Segundo Lugar de la Popularidad y en la ciudad que acogió el MIFF se llevó el primer puesto. Algo que alegró muchísimo a su realizador, para quien “Miami es otro pedazo de Cuba”.
El filme muestra la tensa convivencia en el sanatorio Los Cocos de Santiago de las Vegas, donde a finales de los años 80 se internaron a la fuerza, bajo un régimen militar, prácticamente carcelario, a los pacientes infectados con el VIH.
A través de la relación de dos personajes, interpretados por Armando Miguel Gómez y Yotuel Romero (líder del famoso grupo musical Orishas), la película transita por el -pocas veces contado- tema del SIDA en aquellos álgidos y confusos años. Yotuel encarna a un campeón de boxeo que ha sido castigado a vigilar (trabajar como “acompañante”) del personaje que interpreta Armando Miguel, el paciente “más conflictivo” del sanatorio, negado a acatar las reglas de su forzoso encierro.
Desde que Giroud escribió la primera línea del guion de El acompañante hasta que pudo ver su película en pantalla, pasaron seis largos y tortuosos años de espera. Por ello, según declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS, la mayor recompensa a su paciencia y perseverancia ha sido justamente la recepción que ha tenido el filme, no sólo en La Habana sino también en otras plazas como Corea del Sur, Chicago, y por supuesto Miami.
Para Giroud, uno de los elementos claves por los que El acompañante logra conectar con el público, más allá del cubano que vive en la isla, es el tratamiento de asuntos universales como el valor de la amistad, la dignidad humana, la inclusión, la libertad y la esperanza.
El acompañante de Giroud ganó el Premio Lexus del Público, compartido con la producción española Anacleto: agente secreto de Javier Ruiz Caldera.
La reina de los jueves
Una sola proyección bastó para que el jueves 10 de marzo, en su estreno mundial en el teatro Olympia, el público premiara con su voto a La reina de los jueves, sin duda uno de los más emotivos, hermosos -y a la vez más dolorosos- documentales que indaga en el drama de los cubanos exiliados.
Rojas es autor de filmes, que en su momento también tuvieron buena acogida por parte del público, además de importantes premios y elogios de la crítica. Una novia para David, Papeles secundarios, Las noches de Constantinopla, y el documental A veces miro mi vida (con Harry Belafonte) resaltan entre ellos.
Después de tantos años sin que su director, Orlando Rojas, estrenara un largometraje y del larguísimo proceso que le llevó La reina de los jueves (13 años filmando con prácticamente sólo tres personas: camarógrafo, director y protagonista), este premio es sin duda uno de los más sentidos reconocimientos a un filme, rodado en Miami, que además de contar la historia de Charín, una espectacular bailarina y una gran cubana, resulta una profunda metáfora del desarraigo, el exilio, de la eterna lucha por salir adelante aunque el destino nos corte a cada rato las alas.
La reina de los jueves es para Rojas un documental que no podía dejar de hacer, una historia donde él, como artista cubano exiliado, también está presente.
El filme lleva por título La reina de los jueves porque Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba, condenó a Rosario Suárez a bailar sólo los jueves, un día que, a diferencia de los fines de semana, no solían ir los críticos ni la prensa al Ballet. Pero según cuentan varios de los que vivieron la fascinante experiencia de ver bailar a Charín en los 70 y los 80, era justamente los jueves cuando más público iba y cuando más se aplaudía en el Gran Teatro de La Habana.
Según Rojas, quien durante décadas ha compartido amistad con su protagonista, Charín jamás ha buscado la fama o el reconocimiento, sino la eternidad del baile: “Algo que es imposible, pero ella de alguna manera lo logra. Hasta hablando baila, hasta cuando piensa baila. Ella puede decirle muchas cosas no solo a los cubanos, sino al mundo entero. Un ejemplo de modestia, de cómo usar la duda y hasta los defectos personales en beneficio de lo quieres lograr”.
La película es un duro, y a la vez edificante testimonio, de lo mucho que Rosario Suárez ha tenido que luchar por salir adelante como artista, sus sueños, sus reinvenciones, su tensa relación con Alicia Alonso.
Rojas contó a DIARIO LAS AMÉRICAS que le gustaría volver al cine de ficción retomando la historia de Charín y con la bailarina como actriz, interpretando su propia vida, pues cree que todavía le debe algo.
LEA TAMBIÉN:
