RÍO DE JANEIRO.- REDACCION DLA / DPA
RÍO DE JANEIRO.- El índice de aprobación de la presidenta carioca, que en diciembre llegaba al 42%, se ubicó en 23% cinco semanas después del inicio de su segundo mandato. Una cifra que la pone “al borde del abismo”, aseguran algunos expertos. El reciente escándalo de Petrobras dejó al descubierto una situación de extrema corrupción.
RÍO DE JANEIRO.- REDACCION DLA / DPA
La caída de casi 20 puntos en la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff dejó "en shock" al gobierno brasileño, según aseguraron este lunes diversos analistas al comentar la preocupación causada por los datos del sondeo del Instituto Datafolha divulgados este fin de semana.
"El gobierno sí esperaba alguna pérdida de apoyo, pero no tan acentuada", afirmó la comentarista política Cristiana Lobo, del canal televisivo GloboNews, al aludir al sondeo que reveló que el índice de aprobación de Rousseff, que en diciembre llegaba al 42%, cayó al 23% cinco semanas después del inicio de su segundo mandato.
"El gobierno se quedó en shock ante la encuesta Dataflhoa divulgada este domingo, y todavía no tiene una estrategia para reaccionar a la caída de 19 puntos", afirmó hoy el columnista Bruno Boghossian, del diario "Folha de Sao Paulo".
Al borde del abismo
En el mismo diario, el columnista político Vinícius Mota afirma que la mandataria está "al borde del abismo", lo que atribuye a decisiones equivocadas adoptadas en las últimas semanas, entre ellas la de nombrar a un ejecutivo del estatal Banco do Brasil para dirigir la petrolera Petrobras, que está en epicentro de un escándalo de corrupción.
"Dilma no entendió que necesitaba alejar a Petrobras de la injerencia política que sofoca y destruye a la empresa. ¿Logrará entender que, a partir de ahora, está en debate su capacidad de ejercer la Presidencia de la República?", se preguntó el analista.
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Causas y consecuencias
Pese a que fue mucho más acentuada que lo esperado, la caída en la popularidad de Rousseff había sido considerada por los analistas desde su victoria electoral por estrecho margen sobre el opositor Aécio Neves, en octubre del año pasado. En ese momento ya eran evidentes las crisis que afectan el país en los frentes político, económico y climático.
Los fuertes aumentos de tarifas e impuestos decretados por el gobierno en enero para intentar reequilibrar las finanzas públicas fueron el primer golpe al apoyo popular a Rousseff, quien durante la campaña electoral aseguró que no sería necesario aplicar fuertes ajustes en la economía.
El primero de febrero, sobrevino el segundo golpe: la derrota del candidato del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Arlindo Chinaglia, en la elección que definió al nuevo presidente de la Cámara Baja.
La elección para el tercer puesto más importante de la República fue ganada por amplia mayoría por el diputado conservador Eduardo Cunha, quien, pese a integrar al oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), adopta una posición "independiente", y no pocas veces votó en contra de proyectos del gobierno.
Petrobras: la gran bomba
Al mismo tiempo, las investigaciones sobre corrupción en Petrobras, que motivaron en la semana pasada la renuncia de la ex presidenta de la empresa, Maria das Graças Foster, y de cinco directores de la petrolera, mantienen en vilo al gobierno.
El Ministerio Público promete revelar en breve la lista de políticos investigados por supuestos vínculos con la red ilegal, que entre 2004 y 2012 habría desviado de la empresa unos 3.700 millones de dólares para pagar sobornos y financiar partidos políticos, entre ellos el gobernante PT.
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Sequía e inflación
A todo esto se suma la incertidumbre causada por la prolongada sequía que azota desde el año pasado el Sureste del país, y que mantiene vivo el "fantasma" de un racionamiento de agua y hasta de energía en la región más industrializada de Brasil.
En caso de que se concrete, un racionamiento contribuirá a agravar la crisis económica, que se refleja en un virtual estancamiento del producto interno bruto (PIB) y una inflación en aumento.
Según datos del propio gobierno, la tasa inflacionaria alcanzó en enero pasado al 1,24%, lo que supuso el índice mensual más elevado en 12 años y elevó la inflación acumulada en 12 meses al 7,14%, por encima del techo de la meta oficial, que es del 4,5% anual, con tolerancia de dos puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo.