JOSUÉ BRAVO
Fuera de la cancha el nombre del país ha figurado en el mundo fútbol por el lado equivocado. Primero en amaños de partidos, y ahora, en el mayor escándalo de la historia de la FIFA. En ambos la figura señalada ha sido Julio Rocha, el polémico personaje de 64 años de edad que dirigió durante un cuarto de siglo la Federación Nicaragüense de Futbol (Fenifut)
JOSUÉ BRAVO
Especial
El nivel del fútbol de Nicaragua es inferior a lo modesto. Actual número 154 en el ranking FIFA, el mayor hito de la historia a nivel de selecciones es haber alcanzado la clasificación a la Copa de Oro de la Concacaf en 2009, luego de ganar ese mismo año el quinto lugar de la Copa de la Unión Centroamericana de Fútbol (UNCAF) tras superar a Guatemala 2-0.
En eliminatoria mundialista el país aún sueña con superar la etapa de los primeros partidos. Este año ganó con amplitud en ida y vuelta a Anguila, una isla caribeña más conocida por su paraíso turístico que por su fútbol. Tiene el reto pendiente inmediato de vencer a Suriname, y así continuar con la ilusión de vencer por primera vez etapas que le permitan, por qué no, llegar a una fase de grupos de Concacaf.
Fuera de la cancha el nombre del país ha figurado en el mundo fútbol por el lado equivocado. Primero en amaños de partidos, y ahora, en el mayor escándalo de la historia de la FIFA. En ambos la figura señalada ha sido Julio Rocha, el polémico personaje de 64 años de edad que dirigió durante un cuarto de siglo la Federación Nicaragüense de Futbol (Fenifut).
Rocha es uno de los 7 detenidos esta semana (cinco latinoamericanos y dos británicos) en Suiza, acusados por la justicia estadounidense de ser parte de una supuesta trama de corrupción en la FIFA relacionada con sobornos valuados en unos 150 millones de dólares durante los últimos 20 años.
Los delitos asociados contra el dirigente pinolero son conspiración y extorsión, conspiración fraudulenta, transferencia de dinero proveniente del soborno, lavado de dinero y esquema de fraude en eliminatorias de la Copa Mundial.
La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York acusa a Julio Rocha López de recibir un soborno de 150 mil dólares de la empresa Traffic Sports por vender en 2011 los derechos para transmitir y mercadear los partidos de eliminatorias mundialistas entre 2012 y 2018 de la selección de futbol de Nicaragua en 1.2 millones de dólares.
La acusación radicada también en New York detalla que Rocha recibió el soborno el 26 de mayo de 2011 en una triangulación bancaria iniciada a través del banco intermediario Itaú en Brasil, que luego trasfirió el dinero a otra cuenta de un banco en Miami, Florida; este a su vez lo giró a Bankinter en España a nombre de una cuenta del acusado.
La denuncia es apenas el colofón de una carrera cargada con señalamientos de corrupción de este dirigente nicaragüense, quien ascendió con el padrinazgo del ex presidente de Concacaf, Jack Warner, otro de los acusados; como Director de la Oficina de Desarrollo que se ocupa de México, Centroamérica, República Dominicana, Cuba y Puerto Rico de la FIFA, sin ser Nicaragua un país influyente en este deporte.
Dirigió la Fenifut entre 1988 y 2012. También fue presidente del Comité Olímpico Nicaragüense y presidente de Uncaf del 2003 al 2007. Desde el año 2002, Ronald Bolaños, entonces presidente de una de las federaciones provinciales de Nicaragua, se atrevió a señalar que Rocha cometía anomalías en Fenifut.
Dos años después Bolaños le entregó un documento a Joseph Blatter de visita por Nicaragua, exponía una serie de irregularidades, entre ellas violaciones a los estatutos de la FIFA y falta de transparencia con los fondos y patrocinios recibidos de diferentes empresas, según el diario local La Prensa.
Bolaños envió el mismo informe a Chuck Blazer, en ese momento secretario de Concacaf y hoy uno de los testigos de la corona de la justicia norteamericana que ha colaborado para destapar el escándalo, pero no al presidente de esa organización, Jack Warner, porque este último "era el padrino de Rocha".
Los señalamientos fueron investigados a lo interno de la Fenifut por orden de Blatter, pero en el resultado final nadie señaló irregularidades. Bolaños en cambio fue expulsado por Rocha de de toda actividad del fútbol, señalándolo de perjudicar su imagen y reputación.
Como máximo dirigente del fútbol nacional Rocha gestionó desde el 2002 el proyecto del Estadio Nacional de Futbol, una obra gris aún en construcción en Managua valorado en 30 millones de dólares. En 2004 Blatter llegó a Managua a colocar la primera piedra. Hoy la finalización de la obra camina a paso lento, lleno de señalamientos y cuestionamientos por la falta de transparencia en el manejo de los recursos.
En el año 2010 Nicaragua conoció los amaños de partidos en los que participaron algunos miembros de la Selección Nacional. El futbolista Armando Collado fue suspendido de por vida por este motivo. A rocha lo señalaron de haber contactado a la empresa Exclusive Sport para amañar partidos internacionales.
Y como presidente de Fenifut sus críticos lo acusaban de controlarlo todo, incluso los derechos de transmitir por televisión los partidos del campeonato nacional, de un estilo dictatorial para administrar y sobre todo de maniobrar a su antojo los escrutinios internos para reelegirse en el cargo. En el 2012 dejó la Fenifut para asumir la oficina de desarrollo de FIFA en esta región.
La captura en suiza de este ingeniero nacido en el departamento oriental de Diriamba, Carazo, quien nunca destacó como futbolista de primera división del Diriangén en los años 60, no asombró en Nicaragua.
Salvo la repercusión mundial, en Nicaragua esperaban un evento parecido y hasta hubo comentarios de celebración en una sociedad que lleva conectada su pasión por el deporte, sobre todo el beisbol y el boxeo, con la política; una relación que va más allá del fanatismo sino en la manera caudillista de quienes mandan en estas áreas.
La prensa especializada no reaccionó con asombro, solo a los seguidores del fútbol que esperaban mayor impulso de este deporte con el ascenso de Rocha dentro de la FIFA.
"Lo que ha ocurrido en el deporte es parecido lo que ha ocurrido en la política, llega una persona, se hace cargo de una federación, sea la de béisbol, la de boxeo, la de fútbol, la de boliche y llegan a concentrar tanto poder, que luego se confunden los intereses de la federación y los intereses de los deportistas, con los intereses particulares de la persona que dirige esa federación", según Alfonso Malepín, periodista y catedrático de comunicación.
Así también fue cuestionado el fallecido alto cargo del béisbol nacional, Carlos García, quien junto a Rocha juntó, cada quien en su federación, medio siglo de dirigencia deportiva. O como en el boliche, según Malespín, un deporte desaparecido en Nicaragua por esas malas confusiones de sus dirigentes.
"Se llegan a considerar los dueños de esos cargos y cualquier persona que aspire al puesto, es considerado como un enemigo y se le trata de esa manera. Cuando llegan las elecciones, no son ejercicios cívicos sino guerras a muerte por ver quien termina controlando la federación", añade el especialista.
Esta cultura tan arraigada en el país más pobre de Centroamérica, tiene su origen en tiempos precolombinos con la figura de un cacique como esencia de una comunidad y durante la conquista española, que también siguió la línea de imponer a un hombre fuerte adonde llegaba, explica Malespín.
Los Julio Rocha abundan en Nicaragua desde sus orígenes como estado. El primer presidente, Fruto Chamorro (1854 – 1855) murió por su afán de perpetuarse en el poder, al estallar una guerra civil en 1855.
Y así la historia se repite en Nicaragua. Dos hermanos de Chamorro fueron presidentes, hasta pasar la familia Somoza, una dictadura derrocada por el sandinismo que ahora tiene a Daniel Ortega como el hombre fuerte de Nicaragua. "Lo mismo pasa en el deporte", dice Malespín, errores que siguen ocurriendo en Nicaragua por su cultura providencialista nicaragüense que todo los problemas se los entrega a Dios.
"La gente no asume su responsabilidad para que las cosas cambien", añade el especialista. Contrario a Costa Rica, donde la justicia ya abrió investigación contra el presidente de la Federación de Fútbol (Fedefutbol), Eduardo Li, otro de los detenidos en Suiza, en Nicaragua las autoridades y sobre todo la fiscalía, no se inmutan.
Solo la Fenifut lamentó lo ocurrido con Rocha y tomó distancia al decir que desde 2012 ya no era parte del organismo, mientras que la cancillería hizo contactos con las autoridades suizas para brindarle asistencia como ciudadano nicaragüense.
El gobierno, como suele suceder en estos casos, ha enmudecido. La todo poderosa Primera Dama y Secretaria de Comunicación, Rosario Murillo, anunció el mismo día que el escándalo alcanzo repercusión mundial la celebración del Campeonato Nacional Juvenil de Fútbol, en las categorías de menores de 17 años (Sub-17) y de menores de 15 años (Sub-15).
De Rocha no habló nada y también era de esperarse. Proviene de las filas del sandinismo, partido en el poder, aunque no con la autoridad y notoriedad de otras personas. Es hermano de Horacio Rocha, uno de los comisionados generales de la Policía Nacional.
La corrupción además sigue siendo un tema tabú dentro del gobierno de Nicaragua.
"Jamás se menciona el tema de la corrupción en los discursos oficiales, sea de Rosario Murillo, de los medios de comunicación propiedad de la familia Ortega, el partido jamás habla de ese tema. Pareciera que no hay corrupción en Nicaragua, Mencionar este tema ahorita sería abrir la puerta para que se comiencen a discutir otros casos de corrupción que son bastante conocidos internamente", puntualiza Malespín.
El gobierno y la fiscalía manejan con discreción una solicitud estadounidense de examinar las cuentas de la Fenifut y de julio Rocha en Nicaragua.