martes 23  de  mayo 2023
los héroes de esta batalla

El amor por un deporte pudo más que el impacto de la pandemia

El sensei Santaella, quien es uno de los maestros karatecas más importante del sur de la Florida, ofreció clases gratuitas a aquellos alumnos que no podían pagar

MIAMI SHORES. - El karate es una disciplina deportiva que además de la práctica física y mental, involucra otros aspectos de la vida que impactan directamente en el comportamiento, en la socialización, la disciplina escolar y laboral, por lo que se podría afirmar que esta arte marcial construye a personas con una filosofía de vida comprometida con el respeto y los valores.

Para el sensei Jose Santaella su dojo Kogeki Karate-Do, inaugurado en 2013 en la ciudad de Miami Shores, significa el desarrollo a plenitud de su papel como maestro del legendario arte japonés. La idea de cerrarlo el sitio, que atrapó su pensamiento durante la pandemia, le causaba una profunda angustia.

“A mediados de marzo recibimos la orden por la cuarentena. Estuvimos cerrados unas dos semanas y nosotros nos quedamos en la casa, porque creíamos que iba a ser temporal. Pero al pasar el tiempo hablé con otros dueños de gimnasios, con amigos que están en otras partes del país, y me comentaron que darían clases por Zoom. Y sin saber nada de la aplicación, nos pusimos en contacto con los padres de los alumnos y así comenzamos a funcionar a distancia”.

Comenta que le causó gracia, porque las clases online eran vistas y practicadas no solo por los alumnos del dojo, sino por los padres que también estaban encerrados y los hermanos que no están en la escuela, por lo que durante la pandemia veía a familias enteras haciendo karate en casa.

Cuenta que se iba al dojo junto a su esposa Mary Padilla y su hija Camila, y entre los tres hacían las transmisiones. “Mi esposa me cuidaba los detalles de la cámara y mi hija me hacía de sombra o trabajaba conmigo en posiciones de combate. Y como muchos padres estaban con sus hijos, se podía hacer las prácticas en pareja”.

Asegura que esta modalidad le permitió sobrevivir económicamente los primeros dos meses, pero después todo fue más difícil.

“Nosotros tenemos grupos que vienen 3 veces por semana. Unos están lunes, miércoles y viernes, y otros martes, jueves y sábado. Con las clases online, muchos niños se conectaban todos los días a pesar de que solo cancelaban tres a la semana. Le compartimos los links de las clases para que pudiesen estar si querían. Lo importante en ese momento es que estuviesen haciendo algo. Alguna actividad que los hiciera olvidarse de lo que ocurría y los alejara de los electrónicos”.

Santaella resalta que el paso de la pandemia se extendió mucho más de lo esperado, por lo que un importante número de padres no pudieron seguir pagando las mensualidades que era lo que sostenía el local.

“Fueron momentos muy duros, pero nosotros no dejamos de mandar los enlaces de las clases, así no estuvieran pagando, para que se pudieran conectar. Entendemos que muchos vivieron tiempos complicados y nosotros no le íbamos a cerrar las puertas”.

El sensei comenta que solicitó las ayudas que otorga el Small Business Administration (Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa) y a pesar de que le aprobaron el monto solicitado, nunca le llegó el dinero. “Recibí una notificación de cobro, y les indiqué que nunca recibí los fondos. Fui y reclamé, pero me indicaron que no le prestara atención, yo insistí porque no quiero que se dañe la reputación de la empresa, ni la mía".

Comenta que la semana pasada fue a las competencias nacionales en Chicago, y vio a muchos dueños de dojos que tuvieron que cerrar. No aguantaron el colapso de la pandemia. "Nosotros hemos podido, porque contamos con una comunidad de alumnos y de padres que ha sido leal y constante".

Opciones y reinvento

Santaella asegura que idearon un plan vacacional que ofreciera una alternativa a los alumnos del dojo que habían estado tanto tiempo encerrados. “Los niños vinieron encantados porque era encontrarse con sus amigos y los papás también, porque podían tomar un respiro. Nuestros alumnos estuvieron aquí todo el día y en poco tiempo se puede ver el impacto positivo que tiene el karate como disciplina deportiva".

“No solo es karate. Hago juegos con los niños y premio a aquellos que comieron vegetales verdes crudos, o que hicieron su cama. Me alegra cuando me mandan los videos y los veo con las caras arrugadas, pero se comen los vegetales. Sé que en poco tiempo van aceptando los sabores. Los niños son felices porque son recompensados, así sea con una pulsera hecha con una cinta verde”.

Santaella, quien es Árbitro AA de USA (Kata-Kumite); -PKF Arbitro Panamericano AA (Kata-Kumite) y WKF Juez Mundial, sonríe cuando habla de los cambios positivos que ha visto en sus alumnos. “Eso es el karate, una disciplina más allá del deporte”.

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