MIAMI.- La temporada ciclónica comenzó el 1 de junio y finaliza el 30 de noviembre. Estas fechas, adoptadas por convención, describen históricamente el período de cada año en que se produce la mayor parte de los fenómenos ciclónicos en el océano Atlántico.
No obstante, la temporada ciclónica 2025 del Atlántico ha sido relativamente “tranquila”, al menos hasta septiembre, debido a la persistencia del aire seco, la fuerte cizalladura del viento (cambios de viento disruptivos) y la ausencia de un aumento de la actividad de tormentas eléctricas en África Occidental, según informa el Centro Nacional de Huracanes con sede en Miami.
Estas condiciones crean un entorno que impide que las tormentas en desarrollo se fortalezcan y se conviertan en ciclones tropicales.
Sin embargo, esto no garantiza una temporada tranquila en general, ya que los cambios en las condiciones atmosféricas y las temperaturas superficiales del mar podrían provocar un aumento de la actividad al final de la temporada.
Mientras tanto, lo mejor es estar atentos a los informes meteorológicos.
Resumen
El primer ciclón del año, la tormenta tropical Andrea, se formó el 23 de junio, lo que marca el inicio más tardío de una temporada ciclónica en el Atlántico desde 2014.
Poco después, se formó la tormenta tropical Barry, que tocó tierra rápidamente en Veracruz, México.
En julio, la tormenta tropical Chantal impactó la costa este de Estados Unidos y en agosto, el huracán Erin alcanzó la categoría 5, con vientos de hasta 160 mph (260 km/h), pero afortunadamente no tocó tierra alguna.
Más tarde, con el comenzó de la etapa pico en agosto, la tormenta tropical Fernand se formó al norte del Caribe, lejos de las costas de Estados Unidos y Bahamas, y tomó rumbo norte sin afectar tierra alguna.
A mediados de septiembre, la actividad ciclónica volvió a dar señales de vida con la formación de Gabrielle en el Atlántico central, pasando al este de Bermudas como un huracán mayor antes de afectar las Azores.
Más tarde llegó el huracán Humberto con su categoría mayor, pero sin afectar tierra.
A finales de septiembre tenemos a Imelda, una tormenta tropical que se formó en el estrecho que separa a Cuba de Bahamas y tampoco anticipa golpear tierra firme.