MIAMI. – El Congreso de Florida debate una reforma al modelo de financiación del turismo, corazón de su economía, mediante el proyecto de ley HB 7033, que busca redirigir fondos de esa industria hacia el impuesto predial.
Una propuesta de ley busca redirigir fondos de desarrollo turístico hacia un alivio del gravamen a las propiedades, desatando una batalla entre defensores del contribuyente y la industria de la hospitalidad
MIAMI. – El Congreso de Florida debate una reforma al modelo de financiación del turismo, corazón de su economía, mediante el proyecto de ley HB 7033, que busca redirigir fondos de esa industria hacia el impuesto predial.
Pero mientras esta propuesta se promociona como un salvavidas para los propietarios, en Miami-Dade surgen voces de alerta para advertir que se podría estar abriendo paso a un parche inadecuado, uno que no solo ofrece un alivio fiscal limitado, sino que ignora las causas de la alta presión impositiva sobre los ciudadanos.
La norma en ciernes pone una gota amarga en la industria de los viajes y el ocio, pues, en esencia, coloca en el escenario legislativo una drástica y controvertida reestructuración del Impuesto al Desarrollo Turístico (TDT) –conocido como el ‘impuesto hotelero’–.
La iniciativa que pasó al Senado estatal encendió un debate de alta tensión, enfrentando a quienes claman por un alivio inmediato a la asfixiante carga fiscal de los residentes floridanos contra una industria turística que ve en la propuesta una amenaza existencial y un potencial "suicidio económico".
En el epicentro de esta disputa se encuentra la propuesta de desviar, a partir del año 2026, un 75% de los ingresos recaudados por el TDT hacia la creación de créditos fiscales destinados a reducir el impuesto predial que pagan los ciudadanos.
Esta medida solo dejaría un 25% para financiar los planes de promoción, marketing y desarrollo turístico, un modelo que ha sido el pilar del crecimiento exponencial del sector de la hospitalidad durante más de tres décadas.
Pero la propuesta, impulsada por el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, va más allá: contempla la disolución paulatina de los 62 Consejos de Desarrollo Turístico (TDC) que operan a lo largo y ancho del estado, con fecha límite antes del 1 de diciembre.
Adicionalmente, la disposición legal eliminaría la obligación, vigente desde 1991, de que los condados destinen un mínimo del 40% de los fondos del TDT a campañas de publicidad y marketing.
El representante Wyman Duggan (R-Jacksonville), uno de los más fervientes promotores de la reforma, la defiende como una respuesta perentoria para "aliviar la crisis de asequibilidad que enfrentan los floridanos".
Un análisis prospectivo del Florida Policy Institute sugiere que esta redistribución de fondos podría traducirse en un ahorro promedio de unos 150 dólares anuales en la factura del impuesto predial para cada hogar en condados con alta densidad turística, como Miami-Dade.
Lawrence McClure, presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, secundó esta visión y calificó el TDT como un "impuesto oculto" que, indirectamente y a través del encarecimiento de bienes y servicios, acaba siendo sufragado por los propios residentes.
Esta nueva intentona legislativa no surge de la nada y resuena con el espíritu del HB 1221, una propuesta similar que abogaba por un esquema fijo del 75/25, que fue postergada indefinidamente el 3 mayo.
A diferencia de su predecesor, el HB 7033 introduce un matiz de flexibilidad, permitiendo a los gobiernos locales utilizar el 25% residual del TDT para proyectos turísticos previamente aprobados, aunque impone una prohibición taxativa a la renovación de los contratos de marketing en vigor.
La reacción del sector turístico, que aporta aproximadamente el 15% del Producto Interno Bruto (PIB) estatal, no se hizo esperar y su contundencia ha sido notable.
"Esto podría revertir décadas de crecimiento y prosperidad", advirtió Julissa Kepner, presidenta de la Junta del Buró de Convenciones y Turismo del Gran Miami (GMCVB), en declaraciones a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Kepner recalcó que el TDT no es solo un fondo para publicidad, sino la fuente de financiación para una amplia gama de actividades esenciales: desde eventos culturales de talla internacional y el mantenimiento de playas que son el imán de Florida, hasta la operatividad de los centros de convenciones.
Las proyecciones económicas pintan un panorama sombrío si la ley prospera. Un estudio realizado por la Universidad de Central Florida (UCF) estima una caída del 12% en la ocupación hotelera a nivel estatal durante los dos primeros años de aplicación de la medida, como consecuencia directa del recorte de la inversión en marketing.
En el condado de Miami-Dade, donde el turismo es el sustento directo de 200.000 puestos de trabajo, la anunciada disolución de los TDC se percibe con especial alarma en algunos municipios cuya capacidad para promocionar sus atracciones locales depende de estos fondos.
La Cámara de Comercio de Orlando, otro gigante turístico, calcula que un 43% de los visitantes internacionales eligen Florida como destino, influenciados por las campañas promocionales financiadas con el TDT.
Incluso Visit Florida, la agencia oficial de turismo del estado, aunque no se vería directamente afectada por la disolución de los TDC, lanzó una advertencia sobre la posible "fragmentación de la marca Florida" si se pierde la coordinación centralizada en la promoción.
Kepner también trajo a colación el papel crucial que jugó el TDT durante la crisis sanitaria de la COVID-19.
"Durante la pandemia", recordó, "el TDT permitió inyectar 5 millones de dólares en campañas para reactivar el turismo interno, lo que aceleró la recuperación del 78% de los empleos hoteleros para el año 2022. Sin este colchón financiero, futuras crisis podrían tener impactos mucho más severos y prolongados en nuestra economía".
En medio de esta tormenta legislativa de alcance estatal, Tomás Regalado, tasador de la propiedad de Miami-Dade, en entrevista con este matutino, ofreció una perspectiva matizada, pero muy relevante desde su terreno.
Aunque Regalado expresó que "cualquier alivio que se le dé a los residentes es bienvenido", el titular de esta oficina constitucional planteó dudas sobre la suficiencia del HB 7033 como única solución al problema de la carga fiscal.
"A mí me parece que recortar fondos al turismo no sería suficiente" para aliviar de manera significativa a los contribuyentes, argumentó, tras considerar que solo en Florida existen "cinco millones de personas que tienen Homestead Exemption" y muchas de ellas ya enfrentan serias dificultades económicas.
Precisó que, tan solo en Miami-Dade, "tenemos unas 300.000 propiedades que tienen Homestead", y "la mayoría (...) tienen problemas en pagar los impuestos".
Regalado dijo ver la propuesta del HB 7033 como "una de las tantas iniciativas" que se barajan en Tallahassee, capital del estado floridano y sede del Congreso estatal.
De hecho, reveló que su oficina colabora activamente con la Legislatura: "el comité selecto que se creó por parte del presidente de la Cámara (...) está analizando muchas propuestas, y nosotros estamos en contacto con los miembros de ese comité selecto porque nos han pedido ayuda desde el punto de vista de datos que solamente tiene nuestra oficina".
El tasador estimó que esta propuesta concreta del TDT podría ser postergada. "Quizás sea presentada a la Legislatura el año que viene", sugiriendo un calendario más pausado para su debate final.
Para Regalado, un frente de batalla mucho más directo y efectivo para el alivio fiscal de los propietarios reside en las tasas de amillaramiento (millage rates), una fórmula matemática que se usa para establecer el valor de este gravamen.
"Nosotros somos la primera parada para los impuestos, pero la decisión final la tienen las ciudades, el Condado y el buró de escuelas", explicó, señalando a los verdaderos artífices de la carga impositiva final.
En este sentido, Regalado anunció un compromiso personal: "yo también [como lo hizo su antecesor en el cargo, Pedro García] voy a abogar para que el amillaramiento se baje, o por lo menos no lo suban”.
El proyecto HB 7033 también cuenta con el respaldo del think tank Florida TaxWatch, que lo considera una "modernización necesaria", y cita encuestas que indican que el 68% de los floridanos apoyaría desviar fondos turísticos hacia servicios locales.
En cuanto al gobernador Ron DeSantis, aunque no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre esta ley en particular, fuentes cercanas a su oficina han sugerido que podría vetar cualquier propuesta que elimine la financiación del marketing turístico.
El proyecto HB 7033, en un intento por mitigar el clima de resistencia, incluye un periodo de transición hasta 2026 para que los condados realicen los ajustes presupuestarios necesarios, así como cláusulas que permitirían refinanciar deudas existentes vinculadas a proyectos financiados con TDT, evitando así un posible default en bonos emitidos.
También contempla excepciones para megaeventos deportivos como el Super Bowl o el Miami Grand Prix.
Analistas de la firma Morgan & Morgan Legal vislumbran tres escenarios principales: primero, una aprobación del proyecto sin modificaciones sustanciales, lo que, a su juicio, podría desencadenar una oleada de demandas judiciales por parte de los condados turísticos, incluido Miami-Dade.
Segundo, una negociación en el Senado que podría resultar en un aumento del porcentaje destinado al turismo (quizás hasta un 40%) y el mantenimiento de los TDC con funciones reducidas; y, tercero, un veto gubernamental si los grupos empresariales logran demostrar de manera fehaciente los riesgos macroeconómicos que implicaría la medida.
Impuesto de alojamiento
Vale precisar que el TDT se aplica a las pernoctaciones en hoteles, alquileres vacacionales y otros alojamientos de corta duración.
Los condados recaudan estos ingresos para financiar una amplia gama de actividades relacionadas con el turismo, que incluyen marketing de destino, expansiones de centros de convenciones, restauración de playas, programas culturales e infraestructura turística.
El modelo no es nada complejo para los promotores de esta industria: dado que el impuesto lo generan los visitantes, los ingresos se reinvierten en promover y mejorar el mismo sector que los atrae. Se trata de un esquema autosuficiente que ha permitido a las ciudades y condados de Florida competir globalmente por los visitantes, y los empleos y gastos que traen consigo.
Florida se encuentra, pues, en una compleja encrucijada. Debe sopesar la balanza entre ofrecer un alivio fiscal inmediato y tangible a sus residentes, agobiados por la inflación y el aumento del costo de vida, y proteger la sostenibilidad a largo plazo de un sector que es la joya de su corona económica.
Mientras los legisladores evalúan una medida impopular entre los representantes del turismo, y voces como la del tasador Regalado apuntan a soluciones más estructurales en la gestión fiscal local, el futuro de Florida como destino turístico podría estar pendiendo de un hilo.