MIAMI— No es frecuente que al pasar 100 años, una escuela desaparecida, cobre vida en otro país; pero si sucede es porque la huella que dejó en sus antiguos alumnos se vuelve imperecedera. Ruston Academy, que existió desde 1920 en La Habana y cerró sus puertas hace ya 60 años, forma parte de esa tradición de academias legendarias que no olvidan quienes pasan por ellas.
Aunque Hiram Ruston y su hermana Martha fundaron la academia privada bilingüe y bicultural, en 1920 en La Habana, Cuba, y esta se vio obligada a cerrar su misión educativa en 1961, a raíz de acontecimientos que rodearon la revolución cubana y el mandato de Fidel Castro, todavía se mantiene fuerte como comunidad de la diáspora y red de exalumnos.
Así lo asumen los organizadores del evento de celebración del centenario de la Academia Ruston, que tendrá lugar esta semana, entre los días 5 y 7 de noviembre, en el Ritz-Carlton Coconut Grove.
En ese espacio se reunirán antiguos estudiantes para recuperar el tiempo perdido y celebrar el siglo de su escuela un año después de lo previsto —debido a los efectos de aislamiento social que ha tenido la pandemia de COVID-19.
El viernes 5 de noviembre se estrenará el documental original Ruston Academy: From Dreams to Reality, adaptado de un libro escrito por James D. Baker que busca capturar las experiencias personales de los estudiantes mientras están “en Ruston y más allá”. Al día siguiente, el sábado 6 de noviembre, los alumnos e invitados recrearán la era dorada de la década de 1950 en La Habana, con la producción de Una Noche en Tropicana. Esta gala coronará un fin de semana de reminiscencias, amistades, baile, entretenimiento y buena mesa.
Durante varios años estos eventos se han realizado en la capital del exilio cubano, donde radican ex alumnos del prestigioso colegio.
El legado de una academia centenaria
Los ex alumnos han mantenido vivo el espíritu de la escuela a través de los eventos de la Ruston Baker Educational Institution Inc. (RBEI), una institución que busca documentar la historia, los programas académicos innovadores, así como las personas asociadas con las estrategias de instrucción utilizadas en los grados primarios y los programas de educación secundaria.
Es precisamente uno de sus alumnos, Richard Tanenbaum, quien junto a su esposa Glenna, está patrocinando amablemente el Centenario a través de la Fundación Familia Tanenbaum en homenaje a su madre, Dorothea Shapiro de Tanenbaum, antigua estudiante que se graduó en 1936, madre de cuatro estudiantes de Ruston, ex maestra en Ruston Academy y colaboradora de la PTA y otras actividades relacionadas con el colegio.
No olvidan que la Ruston Academy preparó a sus estudiantes para la educación superior en Cuba, Estados Unidos, Europa y otros países de América Latina y fue clasificada como una de las mejores escuelas preparatorias en Estados Unidos y América Latina.
Ya para 1961, con el cierre definitivo de la Academia Ruston en La Habana, la mayoría de los profesores y los estudiantes habían huido del país debido a la instauración de un régimen comunista cuyo modelo de enseñanza, doctrinario, era incompatible con la escuela. James D. Baker, el muy respetado y querido director que se hizo cargo de la administración de la escuela después de la muerte de Ruston, el fundador, interpretó un papel significativo en ayudar a los niños cubanos a salir de la isla, una actividad que más tarde se convirtió en la Operación Pedro Pan.