LA HABANA.-RUI FERREIRA
Enviado Especial
En un momento climático del discurso, Obama afirmó: “Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de expresar sus opiniones sin miedo, de organizarse, criticar al Gobierno y protestar pacíficamente en un Estado de derecho"
LA HABANA.-RUI FERREIRA
Enviado Especial
Barack Obama dijo al pueblo cubano, delante del gobernante Raúl Castro y la plana mayor de su Gobierno, que Estados Unidos y Cuba están destinados inexorablemente a entenderse y a trabajar en conjunto por un cambio más profundo en la isla.
Y en ese cambio deben participar los cubanos de las dos orillas del Estrecho de Florida, sin quienes una reconciliación nacional es imposible. “Los hijos y nietos de la revolución, los hijos y nietos del exilio son fundamentales en la reconciliación”, sentenció el mandatario en un discurso al país pronunciado en el Gran Teatro de La Habana.
No es común que un presidente de Estados Unidos se refiera al proceso político cubano como “revolución”, pero Obama mencionó la palabra varias veces durante su alocución, arrancando frenéticos aplausos de la audiencia.
“A pesar de adversarios, nuestros pueblos tienen mucho en común. Nos unen el patriotismo, el orgullo, un fuerte compromiso con la educación”, explicó Obama, al abogar por el acceso irrestricto de los cubanos a la internet como puerta de entrada hacia el mundo moderno, actual y desarrollado.
"Usted no necesita temer una amenaza de Estados Unidos", le dijo Obama al gobernante cubano y acto seguido añadió que tampoco debía "temer a las voces diferentes del pueblo y a sus posibilidades de reunirse, de hablar, de votar".
En un momento climático del discurso, Obama afirmó: “Déjenme decirles lo que pienso honestamente. Puede que no estén de acuerdo conmigo y no puedo forzarlos a estar de acuerdo conmigo. Yo creo que cada individuo debe tener los mismos derechos ante la ley. Cada niño debe tener la dignidad que viene con la salud, la educación, un plato de comida sobre la mesa y una vivienda”.
Y continuó: “Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de expresar sus opiniones sin miedo, de organizarse, criticar al Gobierno y protestar pacíficamente en un Estado de derecho donde no deben existir las detenciones arbitrarias. Creo que cada persona debe tener la libertad de practicar su religión pacíficamente y de forma pública. También creo que los votantes deben elegir a sus gobernantes en elecciones libres y democráticas”.
“Esos derechos humanos son universales”, subrayó.
“Vine aquí para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría, nuestros dos pueblos son hermanos”, dijo Obama, quien recordó sus llamados al levantamiento del embargo que “hiere a los cubanos”.
Es más, subrayó, el fin del embargo “es un paso para los que quieren invertir y trabajar en Cuba”.
Y también mencionó que si el embargo se suspende, hay muchas cosas que debe hacer el pueblo de Cuba para cambiar y mejorar su nación.
El mandatario, aprovechó la oportunidad para explicar a la audiencia el diseño básico de la sociedad estadounidense y de cómo su estructura ha traído el desarrollo. “Somos una sociedad multifacética, abierta, donde existe el estado de derecho del individuo”, que puede ser un ejemplo para Cuba en materia de “derechos individuales”.
“Quiero decir que, estando en mi casa, puedo decir que no voy a resolver todos los problemas del mundo, pero si resuelvo los que existen en mi pequeño territorio afecto todo lo que me rodea”, enfatizó el presidente, quien se presentó solo en un escenario sobrio, donde se destacaban las enseñas de los dos países y el símbolo presidencial en el podio.
Es por ello, subrayó Obama, que el proceso de normalización de relaciones entre los dos países tendría una consecuencia directa en los cambios. El mandatario no lo dijo específicamente, pero a juzgar por sus palabras y la reacción de Raúl Castro, parece que los dos hombres han logrado establecer una relación de proximidad y comprensión, como suele decir el lenguaje oficial cubano. “No tenemos que tener miedo a los cambios”, sentenció Obama.
“Nuestro secreto no está en copiar sino en innovar”, indicó el mandatario, admitiendo las diferencias entre las dos sociedades y destacando que no es un problema para los intercambios. “La economía sostenible del siglo XXI pasa por el intercambio de ideas. Sé que son temas sensibles [en Cuba] viniendo de un presidente de Estados Unidos”, subrayó.
Para Obama, su país, “no tiene la capacidad de imponer cambios en Cuba, [porque] el cambio tiene que venir de dentro del pueblo” teniendo en cuenta que “la libertad es la capacidad interior de las personas”.
“Las libertades generaron el cambio en EEUU y la democracia es la forma de resolver los problemas. ¿Quién les diría que tenemos unas elecciones a las cuales se han presentado una mujer y un socialista demócrata? Eso les da una idea de nuestra democracia”, puntualizó el mandatario.
Obama explicó a la audiencia algunas interioridades del exilio cubano, un estamento que definió como hijo del dolor y la tragedia. Aun así, son personas que “aman a Cuba y que genuinamente siguen considerando que este es su verdadero país. Para ellos no se trata de política sino de familia. Por ello son importantes el regreso y la reconciliación. Reconozco el talento de los cubanos en Estados Unidos”.
Luego añadió: “Todo esto toma tiempo, la reconciliación pasa por varias etapas”, que pasan por “escuchar” y “si se logra eso habrá más posibilidades. Llegó el momento de la reconciliación, del futuro conjunto y, como amigos, como familia. Sí se puede hacer muchas cosas”, agregó esas últimas palabras en español.
En los primeros instantes, tras el discurso, que fue transmitido por la televisión nacional en Cuba, la reacción fue inmediata, en un país donde todo el mundo con quien se habla admite que el mandatario es muy popular.
El viaje de Obama coincide con los preparativos del próximo congreso del Partido Comunista, el único oficialmente reconocido y en el poder, y es de esperar que sus palabras tengan una influencia en el cónclave.
“Esto, visto en las vísperas del congreso del partido es de gran importancia, va a influir enormemente”, aseguró el profesor universitario Enrique López Oliva.
Las palabras presidenciales, amén de representar un espaldarazo a cualquier intento de apertura cubana, coinciden con la aparente intención de Raúl Castro de darle paso a nuevas generaciones en los próximos años, por lo cual una reconciliación con Estados Unidos sería el paso previo, esencial, en lograr afianzar a la nueva ola dirigente en el poder.
“Creo que Obama entendió muy bien que el futuro de nuestro país, aunque no es dictado por Estados Unidos, pasa por una política de buena vecindad. Más que eso, por una colaboración que no tiene ya marcha atrás. Nadie lo diría hace unos años pero se ha hecho”, aseguró un periodista cubano.
Si Estados Unidos logra tener una mayor influencia en la isla, está por verse, pero lo cierto es que la popularidad de Obama se ha visto afianzada con este discurso, cuya filosofía más sólida ha sido un llamado al cambio generacional, algo que Raúl Castro ha repetido en los últimos años. Para sorpresa de muchos, el gobernante cubano aplaudió entusiasmado a su colega de Washington.
El recorrido de Kerry
Por su parte, el secretario de Estado John Kerry decidió visitar el Capitolio nacional, ubicado en el corazón de La Habana y tras su visita decidió irse a pie desde el edificio hacia el cercano Parque Central, lo que desató que un grupo de unos cientos de personas le siguieran a gritos de “Obama, Obama, Kerry, Kerry”.
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