miércoles 16  de  julio 2025
OPINIÓN

Cuba comunista reprime el 4 de julio y el 11J; pero no puede con Trump ni con el pueblo cubano

Trump y Rubio tienen el tiempo limitado para ponerle fin a la dictadura castrocomunista y contribuir concretamente a la liberación del pueblo cubano

Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

Una revolución hizo y no supo qué hacer con ella. Aunque su esencia más intrínseca fue revelada como una tiranía satélite del imperialismo comunista soviético. Esto conllevó a la miseria del pueblo. El líder supremo en el final de sus años, en una entrevista todavía censurada a sus súbditos, reconoció su severo fracaso estructural y que su modelo no servía ni para ellos mismos.

La Revolución Americana sigue vigente, con una línea continua hacia el futuro, mejorándose a diario, que favorece a sus ciudadanos. Es el cumplimiento de las promesas de los padres patrios en sus 249 años de la fundación de Estados Unidos de América.

El 4 de julio de 1776 fue la Declaración de Independencia de Estados Unidos de América y en este documento afirma:

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

El documento independentista estadounidense es un faro de luz de libertad; que inspiró a muchos pueblos y naciones en el mundo a construir su país estado, libre, soberano e independiente, en los principios del republicanismo. Algunos se apropiaron del nombre de Estados Unidos. Esa influencia llegó a Europa y países latinoamericanos y del Caribe.

Los cubanos lucharon por libertad, independencia y soberanía para su patria. Plasmaron estos deseos libertarios en varias constituciones y forjaron la República de Cuba. Unas instauradas en la práctica en los campos de guerra, como las constituciones de 1869; 1878; 1895 y 1898; y otras en teoría, porque su existencia experimental fue efímera, la de 1850 y 1851. Todas evocaban la realización y el respeto de los derechos inalienables de sus ciudadanos en una república.

El 4 de julio de 1851, en Puerto Príncipe (hoy Camagüey), fue electo por la Sociedad Liberadora, el líder del movimiento independentista, el patriota cubano Joaquín Agüero Agüero; quien redactó una Declaración de Independencia, cuyos objetivos eran independentismo, republicanismo y antiesclavista. Él y sus compatriotas se lanzaron a la manigua en combate para la liberación de Cuba.

El libertador Joaquín Agüero fue condenado a muerte por garrote vil por las autoridades coloniales españolas. Le ofrecieron indulto si se arrepentía y Agüero abrazó la muerte con el heroísmo y la honradez de los troyanos. A la ausencia del verdugo fue fusilado junto a tres de sus compatriotas, Fernando de Zayas Cisneros, Miguel Antonio Benavides Pardo y José Tomás Betancourt Zayas el 12 de agosto de 1851.

Los comunistas odian el 4 de julio desde sus fundadores en 1848 hasta los castristas; quienes lo hacen doblemente por la acción independentista de Joaquín Agüero. Tanto odian a la Revolución Americana por sus propuestas de vida, libertad y felicidad y, sobre todo, por la mención en su Constitución de 1787 del pueblo: “Nosotros el Pueblo”.

El pueblo se instauró en el poder del Estado en la República de EEUU. Los comunistas para destruir esa identidad inventaron la lucha de clase y dividieron al pueblo (tercer estado) de una unidad básica burguesía-empleado, en dos, burguesía y proletariado o ricos y pobres, todo para dominar y destruir a los primeros y esclavizar a los segundos; y predominó la miseria en el país.

El régimen castrocomunista exacerbó su esencia depredadora de la libertad y reprimió a la sociedad civil, impidiéndole su asistencia a la celebración de los recientes festejos independentistas del 4 de julio en la casa del Encargado de Negocio de EEUU en La Habana, Cuba.

Con él mismo fin antilibertad y violatorio de los derechos humanos transcurrió el 4to aniversario de la rebelión popular nacional más significativa en el país, la jornada del 11 J. Es el despertar y la toma de conciencia de la población cubana y cada vez más evidente es la necesidad imperiosa de una nueva vida; que únicamente es posible con un cambio de régimen.

El Memorando Presidencial de Seguridad Nacional, 2025, del presidente Donald Trump en correlación al cumplimiento de la Ley Libertad de 1996 y las sanciones directas al dictador designado Miguel Díaz-Canel, su grupo élite gobernante y militares, con la suspensión del visado de entrada a EEUU por parte del Departamento de Estado y su secretario Marco Rubio.

El presidente Trump y el secretario Rubio están en un enfoque objetivo contra la tiranía castrocomunista y brindan un apoyo concreto y esperanzador al pueblo cubano para evitarle una violenta represión costosa en vidas por el régimen castrosocialista.

Por desgracia, pude conocer profundamente la mente delictiva y comprobé que la arrogancia, despotismo, abuso y tozudez de esos individuos no les permiten reconocer su derrota y menos su final en un simple juego de ajedrez.

El rey solo y derrotado, sin ninguna otra ficha en el tablero y el oponente con poderosas piezas. No rendirse es su insensatez; buscan una equivocación, una tabla por ahogo o por tiempo. Absurdo, pero igualar el punto es una victoria. Ésta es la mente maquiavélica de los comunistas gobernantes en Cuba.

Trump y Rubio tienen el tiempo limitado para ponerle fin a la dictadura castrocomunista y contribuir concretamente a la liberación del pueblo cubano. Los cubanos estamos muy agradecidos por su vigorosa solidaridad. La tiranía puede subsistir a pesar de las correctas, firmes y selectivas sanciones.

Cuba castrista es un país delictivo, un estado paria, un narcoestado. Simplemente, la ilegitimidad del régimen, la clasificación de grupo terrorista al Partido Comunista de Cuba (PCC), la cuarentena y una sociedad civil poderosa finalizarían con la tiranía en una solución pacífica y quizás no tendría utilidad la otra única alternativa: la militar.

Cierto, existe un desafío permanente y una rebelión latente en el pueblo cubano contra el régimen de terror. La implementación de medidas por el presidente Donald Trump a la tiranía castrocomunista pudiera acarrear una trasformación trascendental en la Isla y sería Hacer a Cuba Grande Otra Vez.

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