martes 26  de  marzo 2024
COLOMBIA

El centralismo

Lo que conviene hacer es dividir el aparato burocrático del Estado en 32 partes equivalentes, donde cada uno de los sectores se desplace a un departamento de Colombia, se instale y se quede
Diario las Américas | PALOMA VALENCIA
Por PALOMA VALENCIA

Todos estamos cansados del centralismo en Colombia. Cansados de que las decisiones se tomen desde Bogotá, sin atender ni a los intereses, ni a las preferencias, ni al concepto de quienes viven en la región. Por eso, muchas veces se ha sugerido convertir a Colombia en un país federalista. Creo que sería un gran error.

El federalismo en las actuales circunstancias terminaría otorgándole todo lo que ya tienen a los que se han beneficiado del centralismo, e iría en contra de los departamentos y municipios que se han afectado. Sería empezar una carrera donde ya unos tienen enorme ventaja y otros serios retrasos.

Hoy la idea de una bolsa general se respalda en esas inequidades. Una sola bolsa permite que los territorios más poderosos aporten a los menos desarrollados.

El centralismo se nutre de que las mejores ofertas laborales y los mercados para trabajar relacionados al Estado estén concentrados. La provincia colombiana se limita a ver cómo año tras año sus mejores profesionales, sus mejores hombres y mujeres se desplazan hacia las ciudades grandes, pues es donde están las oportunidades y los mercados.

Mi idea es hacer una descentralización de todo el aparato burocrático. En un sentido, el centralismo le quita lo mejor a las regiones cada año, pues todas las ofertas laborales como las oportunidades se concentran en donde ya se ha anidado el poder.

Lo que conviene hacer es dividir el aparato burocrático del Estado en 32 partes equivalentes, donde cada uno de los sectores se desplace a un departamento de Colombia, se instale y se quede. Por ejemplo, en Barranquilla podríamos tener el sector comercio. En el Amazonas, el sector ambiental, incluyendo por supuesto, los ministerios de cada ramo.

Así las cosas, Colombia seguiría teniendo un estado central, pero los beneficios en términos de oportunidades, cargos, mercados relacionados estarían repartidos equitativamente en el territorio. Significa que el presupuesto de esa entidad, los cargos, la infraestructura estarían en la región. Nos ayudaría además a que los ojos de los ministros y altos funcionarios observen de cerca los problemas y sean catalizadores para las soluciones de los mismos.

Con la pandemia aprendimos que es posible hacer reuniones virtuales que funcionen y den resultados. El Gobierno nacional puede estar en el territorio y, al mismo tiempo, usar la tecnología para mantener su unidad.

Esta sería una estrategia para llevar el Estado a cada una de las regiones. Lo que necesitamos es que en cada región se construyan mercados relacionados con el segmento del Gobierno que está en los territorios: el departamento donde esté el Ministerio de Comercio podrá tener todos los sectores conexos, además de la vivienda, la educación y los servicios; podrá haber todo tipo de formación relacionada.

La región tendrá un núcleo que ayude no sólo consolidando mercados y empleos, sino también identidad. La educación de nuestro país tiene que estar diseñada para acercarnos a lo que es propio, a la identidad, a nuestro territorio.

Creo que podemos consolidar un Estado más cercano a los ciudadanos, a los departamentos y a los municipios que componen nuestro país. Llevar el Estado al territorio puede tener un inicio haciéndolo de manera literal. #AmorPorColombia

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