Las asambleas de Iowa son eventos electorales partidistas donde los habitantes, luego de reunirse y discutir, escogen a su candidato, a diferencia de las elecciones primarias que ocurren en la mayoría de otros estados, donde los votantes registrados van a los centros designados para sufragar.
Iowa es la primera competencia electoral, lo que le otorga una gran influencia en la selección de presidentes.
Este pequeño estado fue crucial en la victoria del expresidente Barack Obama en 2008, sobre su rival Hillary Clinton.
Sin embargo, la votación de Iowa 2020 pasará a la historia como el momento en que el partido demócrata perdió el rumbo.
No es de extrañar que el presidente Donald Trump haya aprovechado la ocasión para desestimar los esfuerzos demócratas para sacarlo de la Casa Blanca el 3 de noviembre.
Después de las primarias en New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur a finales de este mes, será el súper martes 3 de marzo cuando 15 estados, más los demócratas en el extranjero, voten el mismo día.
Para entonces, debería estar mucho más claro quién será el ganador de la nominación demócrata.
Por los momentos hay tanta confusión que incluso los cuatro principales candidatos no pueden estar seguros de que su popularidad se mantendrá sólida en las primarias y los asambleas restantes.
A pesar de ello, Iowa nos dio una pista de lo que podría representar una gran sorpresa demócrata.
Durante meses, el exvicepresidente Joe Biden disfrutó de una ventaja cómoda y, aunque había dudas crecientes sobre la capacidad del exvicepresidente para mantener el curso, hubo una suposición general de que su nombre estaría en las preferencias a medida que avanzaba la carrera.
Pero las encuestas de última hora, antes de la votación de Iowa, predijeron una sorpresa: que Biden podía caer en las preferencias y, eso fue lo que sucedió.
El aumento de popularidad de Pete Buttigieg fue lo más sorprendente y cambió la dinámica de la carrera.
Aunque a Bernie Sanders le fue igual de bien, el mensaje de Iowa, llevado a New Hampshire, fue que los votantes demócratas comenzaban a pensar que era hora de que un político con ideas de cambio se enfrente a Trump.
Biden, por su parte ha tratado de descalificar a Buttigieg, exalcalde de South Bend, Indiana, de 38 años, por su falta de experiencia.
Ahora bien, en muchos sentidos, Buttigieg tiene un currículum vitae impresionante, que incluye servir como oficial de reserva naval en Afganistán y a pesar de la advertencia de Biden, los votantes demócratas, especialmente los más jóvenes, podrían concluir que el exalcalde tiene más posibilidades de vencer a Trump que Biden.
Buttigieg por su parte , ha jugado un poco con la idea de que él puede ser un Obama, en el sentido de ser un candidato poco convencional que ingresó a la carrera por la nominación contra un favorito del partido, en clara alusión a Hillary Clinton cuando enfrentó a Obama, en 2008.
En todo caso, tanto Obama como Buttigieg sobresalieron en la escuela y la universidad y fueron los mejores estudiantes de Harvard. Posteriormente, Buttigieg recibió una prestigiosa beca Rhodes en la Universidad de Oxford en Gran Bretaña. Si se convirtiera en presidente, sería el segundo presidente de Estados Unidos en ganar la beca. El primero fue Bill Clinton.
En la otra esquina electoral, y después de su absolución por parte del Senado de mayoría republicana, el presidente Trump seguro está viendo la carrera de nominación demócrata, con la confianza de poder hacerse con un segundo mandato.
La sorpresa que sufrió Biden, a quien Trump había visto como su principal rival y el ascenso del joven Buttigieg, le dará al Presidente, al menos en esta etapa, un impulso para sus perspectivas de reelección.
Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer y falta ver el impacto que tendrá el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien hasta ahora ha invertido alrededor de 225 millones de dólares en anuncios televisivos y publicidad digital, de su propio bolsillo, para ganar la nominación.
A finales de marzo, se habrán completado los eventos primarios y de caucus que producen más del 50 por ciento de los votos de delegados para la nominación.
La convención demócrata para ungir al candidato elegido es en julio.
Todos, tanto en la Casa Blanca y en resto del país, esperan para ver si Buttigieg puede mantener su popularidad o si uno de sus mayores rivales, como Bernie Sanders, Bloomberg o incluso un revitalizado Joe Biden, ganarán la carrera.