lunes 20  de  enero 2025
"El acompañante"

Pavel Giroud: breve historia de un director paciente

La película "El acompañante" aborda un tema casi inexplorado por el arte cubano: la oscura historia del SIDA en la isla a finales de los años 80.  Este viernes a las 9.30 pm en el Tower Theater de La Pequeña Habana, y el domingo a la 1:30 pm en el Regal de South Beach

LUIS LEONEL LEÓN 

@luisleonelleon

Uno de los cineastas cubanos más destacados de las últimas generaciones es Pavel Giroud. Sus dos primeros largometrajes de ficción, La edad de la peseta y Omerta, fueron premiados en varios certámenes internacionales. El más reciente, El acompañante, protagonizado por Yotuel Romero (grupo Orishas) y Armando Miguel Gómez, participa en la 33 edición del Miami International Film Festival.

DIARIO LAS AMERICAS conversó con este director, a quien además del talento, le asisten la paciencia y la perseverancia.

Desde el momento en que Giroud escribió la primera línea del guion de El acompañante hasta que pudo ver su película en pantalla, pasaron seis largos años.

“Si entonces hubiera supuesto que tardaría tanto, me habría apartado de la idea, pues aquel primer germen de lo que hoy es mi película, era apenas una nota más entre muchas otras. Si un mérito me achaco en este proceso es el de mi paciencia, recompensada luego. Bastaron sus dos presentaciones en La Habana para saberlo. Una amiga nos contó a varios del equipo que, cuando su hija de 18 años llegó a casa, le preguntó si todo lo que había visto en El acompañante había ocurrido. Tras la afirmación, pidió saber más y estuvieron toda la madrugada hablando del asunto. De la historia del SIDA en Cuba, sólo son de dominio público las luces. Su lado oscuro ha permanecido en la sombra de la historia. Los más jóvenes las desconocen, tal como probó mi película, y los que lo vivieron han preferido olvidar”, aseguró.

Protagonistas víctimas, pero diferentes 

Uno de los elementos que identifican las películas de Giroud es que sus protagonistas son víctimas. Algo que afirma tener muy claro, pues es un móvil que siempre le ha seducido.

“Si bien mi boxeador en El acompañante termina imponiéndose en una ruta que cumple a cabalidad los paradigmas del héroe clásico, tiene muchos de sus sueños truncos. Alcanza cosas que lo elevan como ser humano, pero lleva consigo muchas frustraciones. Otro punto en común que tienen mis filmes, es que no son historias de la actualidad, sino que hurgan en pequeños rincones dentro de la historia cubana en décadas pasadas”.

Sobre La edad de la peseta

“Ahora bien, formalmente son películas muy distintas. La edad de la peseta, que es hasta la fecha la más premiada y reconocida, es a mi juicio la más torpe, aunque siga seduciendo a muchos por su atmósfera y la candidez de su historia protagonizada por un niño. Es una película tiesa, inspirada en las postales de los años 50. Su guión fue escrito por Arturo Infante, de modo que los personajes y la historia en sí tienen ADN de

Ambos; y no olvidar que fue una película por encargo, que terminó siendo algo muy personal”.

Sobre Omerta

“Por su parte Omerta, la menos valorada de las tres, es una película que va al otro extremo, la protagoniza un viejo. Es más dinámica, porque combina la quietud y un ritmo interno denso, con una cámara en mano que se mueve constantemente. Es de género, pero con un ritmo no muy propio del género, cambia constantemente de tono, y eso trae peligros en su conexión con la audiencia, pero estuve dispuesto a afrontarlos. De modo que su resultado no me sorprendió, y a la vez me llenó de enseñanzas”.

Sobre El acompañante

“Este filme ha sido mi más accidentado recorrido. Es una película menos rebuscada a nivel estético. La sostienen sus personajes. Es la que más conecta con la audiencia y responde al tipo de cine que yo disfruto como espectador: ese que no desafía a la audiencia en plan autor, pero que tampoco la relaja al punto de comer palomitas. Es fiel a aquel cine norteamericano de los años 70’ que tanto extraño”.

Del periódico a la gran pantalla

La idea surgió leyendo un artículo de prensa. Giroud debía esperar a alguien y para pasar el rato compró un periódico y se sentó en un banco sin animarse a abrirlo. A su lado dos personas comentaban una noticia sobre los índices positivos de Cuba en el control de la propagación del VIH. Más que una noticia era una loa más a la Revolución, nada atractivo.

“Hasta que uno de ellos dijo: ‘a cambio de tener a la gente presa’. En ese instante abrí el periódico, leí la nota y me sobrevino un ‘Eureka, aquí hay una historia’. Era metafórica, resumía muy bien lo que yo sentía en Cuba: que debía otorgar mis libertades a cambio de salud gratuita (y educación, pero no venía al caso). Cuando en mis primeras investigaciones di con la figura de El acompañante, me dije que uno de esos acompañantes sería mi protagonista”.

Quedar conforme con un título suele ser un proceso laborioso para los directores. Según Giroud, en el caso de El acompañante el título fue un hallazgo dócil. Pero armar la estructura financiera del filme ha sido una de las tareas más duras de su carrera.

“En Cuba no hay empresas productoras. No hay fondos de ayuda a la producción cinematográfica. No hay otorgamientos de préstamos u opciones de financiación para un proyecto cultural que no involucre de alguna manera al estado. No hay incentivos fiscales a empresas o instituciones que aporten fondos al medio. De modo que no tienes de dónde sacar para decirle a potenciales coproductores: tengo esto en la mano y necesito esto otro. Para colmo, el Instituto de Cine (ICAIC) en esos primeros años no colaboró con mi proyecto. No solo porque no le interesara, sino porque de alguna manera y por alguna razón, le molestaba. No lograba la certificación de nacionalidad que por ley deben otorgar los institutos de cada país si cumples determinados requisitos, y sin esa certificación es imposible acceder a fondos internacionales. Mis opciones se reducían a que alguien llegara y pusiera un maletín lleno de billetes sobre una mesa y tampoco ocurrió. No fue hasta que mis productores, Lía Rodríguez y Antonio López, entraron al proyecto y comenzaron a bordar una fina estrategia con mis coproductores internacionales que el proyecto tomó vuelo. A partir de ahí, vienen los problemas que siempre genera una producción, pero esos sabemos que llegan y estamos listos para afrontarlos”.

Los contratiempos venían uno tras otro

De todas sus películas, El acompañante ha sido la que más trabajo le ha costado a Giroud. Los contratiempos venían uno tras otro. Por suerte, todos fueron hallando solución, en algunos casos mejor que lo que inicialmente había planeado.

“Hay muchas anécdotas que no olvido. Por ejemplo, tres días antes de comenzar la preproducción, me entero por mis productores que el fotógrafo que estaba involucrado desde aquella primera línea, dijo que no podía hacer la película, y su reemplazo no pudo ser mejor que Ernesto Calzado. Recuerdo también que mi director de arte abandonó el rodaje y no volví a verlo en mi vida, debido a exigencias elementales, y entre todos pudimos suplirlo. Yotuel apenas tuvo un mes para aprender a boxear y  cambiar su voz, y lo logró. Armando Miguel hizo una dieta que terminó afectándolo y recompensándonos. El primer montaje que vi de mi película me hizo pensar que la había ‘embarrado’, y remontando una y otra vez sobre ese corte seguía pensando lo mismo, hasta que comenzamos desde cero. Tuve solo seis horas para rodar la pelea de boxeo final. Todos los del staff tuvieron algún personaje dentro de la película y es algo que quiero repetir, porque es mucho más emotivo verlos, que leer la lista de créditos. Me sentí muy protegido por mis productores ante cada incidente o demanda. Los actores, todos, lograron emocionarme en el set mientras rodamos. Una mezcla de sensaciones que terminan siempre en buenos recuerdos, porque cada problema tuvo un happy ending”.

Yotuel y el personaje

Yotuel Romero, líder del famoso grupo musical Orishas, también participó en la exitosa serie Un paso adelante (Antena 3). Pero ni sus cualidades musicales ni su proyección internacional eran elementos capaces de seducir a Giroud. Tenía que ser el personaje.

“Tenía todos los atributos que yo buscaba para Horacio Romero y no me equivoqué. Con lo primero que me contagió fue con su aura. Acudo a él porque el actor seleccionado desde hacía años tuvo un problema personal que si bien le permitía rodar, no le hacía posible prepararse y eso no nos venía bien ni a él ni a nosotros. Como ves, seguían los accidentes, de modo que aparece Yotuel con su energía positiva y me dije que ésta era la clase de gente que necesitaba a mi lado. Luego con los primeros intercambios y ensayos, no me quedó duda. Mi convencimiento llegó cuando lo vi sin trenzas y con los guantes de boxeador puestos. Era él. Su proyección como artista no fue algo con peso a la hora de decidir. Para mí lo más importante era que saliera bien la película y lo mismo lo hubiera elegido siendo el líder de Orishas, que un novato presentado a un casting”.

El SIDA y el cine cubano

El tema del SIDA fue abordado antes por el director Gerardo Chijona en Boleto al Paraíso (2010), nominada a los Premios Goya como mejor película hispanoamericana. Allí, por primera vez en un largometraje cubano de ficción, aparecieron personajes enfermos de SIDA. Los jóvenes rockeros de Boleto al Paraíso, enajenados, confundidos, desesperados, se inocularon el virus por propia voluntad para escapar de su agobiante realidad: prefirieron morir de SIDA que vivir en una sociedad que los marginaba. 

Pero no es hasta El acompañante en que se retrata directamente la convivencia en el sanatorio Los Cocos de Santiago de las Vegas, en la periferia de La Habana, con sus pacientes recluidos a la fuerza, esperando la muerte aislados del mundo, de sus seres queridos, de sus propias vidas. 

Aquellos momentos álgidos, en el arduo tránsito de los 80’ a los 90’, marcaron definitivamente a Giroud y a su generación.

 “Me tocaron varias cosas. Por ejemplo, el hecho de que el Gobierno confiara en hombres para poner un fusil en su mano y enviarlos a luchar a África, y luego, desconfiara de esos mismos hombres y tuviera que encerrarlos para controlar la propagación de una enfermedad. A su vez, me resultó revelador comprobar la capacidad de adaptación del ser humano. A la vez que entraban ahí y salían del shock inicial, eran capaces de reestructurar su vida y empezarla desde cero, al punto que en la época del periodo especial, cuando al Gobierno se le hace insostenible el sanatorio y abre las puertas para quien quisiera irse a casa, lo hiciera, la gran mayoría decidió quedarse ahí”.

El Festival de Miami, otro pedazo de Cuba

A pesar de narrar una historia local, El acompañante  logra conectar con otros públicos gracias al abordaje de temas universales.

 “El valor de la amistad, la dignidad humana, la inclusión, la libertad y la esperanza, trascienden fronteras. Es una película dura, pero esperanzadora, sin rencor. Los primeros en enseñarme a apartar el rencor fueron los que lo sufrieron en carne propia. Obviamente, hay para mí dos públicos vitales: el del Festival de la Habana, que respondió muy bien, y el del Festival de Miami, que es otro pedazo de Cuba. Porque a los cubanos están dedicados pequeños detalles en objetos, música, sonidos y frases. Nadie la valorará mejor que los cubanos, vivan donde vivan”.

Los proyectos nunca faltan 

Durante los seis años que Giroud tardó para filmar El acompañante, no dejó de escribir otras historias: 

“Como bien sabes, tú que también eres cineasta, los proyectos nunca faltan, te mueres y en las gavetas quedan más películas que las que has logrado filmar. Estoy apuntando a varios objetivos. Tengo terminados tres guiones: Emporio Habana, que es una historia entre Meyer Lansky y Lucky Luciano en La Habana de 1946, en la que por primera vez estos dos sujetos son antagonistas. Recién escribí Gusano, que se sumerge en los sucesos de la embajada de Perú en La Habana en 1980, génesis de Los marielitos, otra película dura. Estoy por cerrar con Abel González Melo (y ésta es una primicia) la adaptación de su obra Sistema, que ocurre aquí en Miami y es excelente. También terminando otra que narra un aparentemente vínculo entre documentos aparecidos en los ordenadores de Alias Raúl Reyes con un viejo crimen en Bilbao por parte de ETA, titulado El soldado perfecto. Recién terminé el argumento de Manteca, la vida de Chano Pozo. Estoy desarrollando junto a Daniel Corpas, guionista español, una serie titulada La Nación, sobre bandas latinas en España y sus enfrentamientos con las autoridades y grupos neonazis. A la vez estoy terminando un encargo como guionista para una película dominicana titulada Ojo de agua, sobre las hermanas Mirabal, que se distancia de otras hechas. Estoy en una etapa muy fértil y he llegado al punto en que escribir me da más placer que dirigir. El papel aguanta todo”.

El acompañante se presenta el viernes 11 en el Tower Theater de La Pequeña Habana a las 9.30pm, y el domingo 13 a la 1:30pm en el Regal de South Beach.

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