Celebramos este fin de semana una de las fiestas más hermosas del año en este país: Thanksgiving, un día no sólo para reunirse con familia y amigos y comer el tradicional pavo, sino para detener el ritmo tan apresurado de nuestras vidas y mirar a nuestro alrededor, reflexionar y darnos cuenta de cuán bendecidos estamos. ¡Vivimos quejándonos de tantas cosas! Y olvidamos, demasiado a menudo, contar nuestras bendiciones, que suelen ser muchas más de las que creemos. Es por eso que mucha gente sabia tiene siempre a mano una libreta en la que cada día, antes de acostarse o al levantarse, anota al menos 5 de sus bendiciones… ¡aunque suele casi siempre identificar más! Algo tan simple como el poder ver o caminar, el tener techo, comida, familia, el poder conversar con un amigo o caminar junto al mar en esta preciosa ciudad de frondosos verdes y turquesas iridiscentes; el gozar de salud o el tener trabajo…. Y en ese recuento de mis bendiciones personales, todos ustedes, mis queridos lectores y colegas, ocupan un lugar muy especial. ¡GRACIAS! Por leerme y por apoyarme siempre, por su cariño incondicional y por hacer que mi trabajo sea siempre una fuente de alegría, de inspiración y de amor. Sin ustedes de protagonistas, no habría crónicas sociales, ni fiestas ni esos cuentos interesantes que les traigo en mis columnas. Son ustedes los que, semana a semana, me dejan tejer la verdadera historia de esta comunidad en mis páginas y los que me dan motivo para agradecerle a Dios por haberlos puesto en mi vida. Comienza ahora con esta fiesta tan norteamericana –la única que abraza a todos los credos y culturas y que en realidad debería celebrarse en todos los pueblos de la tierra- la temporada oficial de las fiestas, la época más alegre y entrañable del año. Mis mejores deseos para cada uno de ustedes y toda mi gratitud siempre.
miércoles 4
de
septiembre 2024