Las principales economías del planeta invierten anualmente miles de millones de dólares y enormes cantidades de recursos en tecnología para la guerra. Aunque Estados Unidos es la mayor potencia militar del mundo, Rusia, China o la Unión Europea también dedican una buena parte de su producto interno bruto al presupuesto militar, y en consecuencia a la innovación de nuevos armamentos.
En contraste, esta prioridad por desarrollar provocadoras tecnologías militares, con el tiempo, también se ha transformado en enormes aportes al mejoramiento de la calidad de vida de las personas. A continuación, les presentamos algunos de los más reconocidos.
Internet
A finales de los años 60, la Guerra Fría se encontraba en su apogeo. Estados Unidos había fundado en 1958 la Agencia de Proyectos para la Investigación Avanzada (ARPA, por sus siglas en inglés), precisamente, con el objetivo de desarrollar e implementar nuevas tecnologías para contrarrestar los avances de la URSS. En ese contexto nació ARPANET un concepto de descentralización de la información ante la necesidad de crear un sistema defensivo que fuera capaz de responder de forma eficiente contra un probable ataque soviético. A partir de una primitiva red de computadoras conectadas entre sí, el científico Robert Taylor fue el principal impulsor del proyecto que estuvo financiado por el Pentágono, pero que involucró a varias universidades y centros científicos de EEUU. De los resultados de esta innovación evolucionaría después el invento que más ha revolucionado nuestras vidas en los últimos años: el Internet.
GPS (Global Positioning System)
El primer satélite artificial de la historia, el Sputnik 1, fue puesto en órbita por la Unión Soviética en 1957, pero el primer sistema de navegación que aprovechó la orientación de los satélites fue puesto en funcionamiento por la Armada de los EEUU. Denominado sistema TRANSIT estaba constituido por una constelación de seis satélites en órbita polar baja que permitía determinar la ubicación en cualquier lugar del mundo. Aunque trabajaba de forma rudimentaria debido a las limitaciones técnicas de la época, con posterioridad se combinó junto con otros programas de la Fuerza Aérea en 1973 bajo un proyecto llamado Navigation Technology Program, luego renombrado NAVSTAR GPS, que posibilitaba la transmisión de datos más precisos. En 1978, el primero de los 24 satélites que completaron el sistema GPS entró en órbita. Después de la Guerra del Golfo (1990-91), donde resultó de gran utilidad a nivel militar, el GPS inició su traspaso definitivo hacia el área civil, adaptándose a vehículos particulares, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos.
Ultrasonido
Aunque no es literalmente un invento tecnológico, sino un evento físico natural que puede ser aprovechado técnicamente por el hombre, fue desarrollado y aplicado por primera vez durante la Gran Guerra (1914-18). En aquel conflicto los submarinos alemanes generaron mucho daño y fue preciso perfeccionar un aparato que permitiera detectarlos con mayor eficacia. Así se diseñó el hidrófono, que era capaz de captar las turbulencias generadas por las ondas acústicas de los terribles UBoats. Al término de la Segunda Guerra Mundial el empleo de esta innovación había evolucionado, trascendido el ámbito militar y comenzado a usarse en el desarrollo de equipos de diagnósticos en medicina. Hoy el ultrasonido es clave para el monitoreo del embarazo en etapas tempranas y su utilidad en el campo de la medicina es fundamental para la aplicación de numerosos tratamientos médicos.
Horno microondas
Tampoco fue una innovación concebida especialmente para la guerra, pero la tecnología que se empleó en su descubrimiento salió de un invento militar. Hacia 1934 los británicos, preocupados ante una eventual guerra con Alemania, desarrollaron una tecnología de radares con el objetivo de anticipar una probable invasión aérea del III Reich. De ahí surgió el magnetrón, un tubo de vacío que producía señales de frecuencia con gran potencia y que eran desconocidas hasta ese momento. Poco después, mientras el ingeniero estadounidense Percy Spencer realizaba unas pruebas con el radar magnetrón, accidentalmente derritió una barra de chocolate. Desde ese momento el científico continuó experimentando hasta que logró diseñar el primer prototipo de lo que hoy conocemos como horno microonda, un objeto que transformaría para siempre el modo de cocinar en todos los hogares del planeta.
Acero inoxidable
La historia del acero es larga, compleja, y casi siempre estuvo vinculada con la industria bélica desde su descubrimiento. Sin embargo, la invención del acero inoxidable se considera que ocurrió de forma casual y se le atribuye al inglés Harry Brearley. Antes del inicio de la Primera Guerra Mundial el ejército británico le había pedido que encontrara un material de superior calidad para mejorar el funcionamiento y la calidad de sus armas que se veían afectadas por la corrosión, la constante fricción y el calor de los proyectiles. Se cuenta que uno de esos experimentos el inventor lo lanzó a la basura por considerarlo un fracaso, pero poco después comprobó que el material tirado nunca llegó a oxidarse. Brearley había descubierto el acero que no se corrompe. Tras su salto a la vida civil, el acero inoxidable ha extendido su uso a nivel comercial, no solo en la manufacturación de material quirúrgico, sino también en la fabricación de electrodomésticos, la industria automotriz, de la construcción, la alimentaria, etc.