lunes 7  de  octubre 2024
RITMO CARDÍACO

A las puertas de un marcapasos controlado por internet

Especialistas aseguran que el dispositivo llegará a ser diminuto y no necesitará baterías porque se recargará con la propia energía del corazón

BELÉN GONZÁLEZ
Especial

Las irregularidades del ritmo natural del corazón, conocidas como arritmia, se pueden corregir con un diminuto dispositivo electrónico, operado con baterías, denominado marcapasos cardíaco, diseñado específicamente para producir impulsos eléctricos.

El corazón tiene una serie de células denominadas “células marcapasos” cuya función es precisamente provocar estímulos eléctricos de forma regular para mantener la frecuencia cardíaca, pero ciertas anomalías o lesiones pueden alterar este mecanismo.

Es entonces cuando se hace necesario el uso de un marcapasos para imprimir al corazón un ritmo regular y adecuado. Si éste es muy lento, el dispositivo se activa automáticamente para  equilibrar la frecuencia de los latidos, pero si por el contrario es más bien rápido, simplemente deja de enviar los impulsos eléctricos que estimulan el órgano cardíaco.

Para todas las necesidades

Básicamente, un marcapaso se compone de dos partes: un generador de impulsos eléctricos y un electrodo que transmite estos impulsos al corazón provocando las contracciones. Ambos funcionan conjuntamente para regular la frecuencia y satisfacer las necesidades de oxígeno del cuerpo.

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Los llamados marcapasos definitivos se clasifican en dos grandes grupos: los unicamerales y los bicamerales. Los primeros constan de un generador y un solo cable que estimula y detecta una sola cavidad cardíaca, aurícula o ventrículo, a una frecuencia determinada; mientras que el segundo está unido a dos cables, uno situado en la aurícula derecha y el otro en el ventrículo derecho a fin de provocar una estimulación secuencial de ambas cámaras. La elección del tipo de marcapasos adecuado para cada caso se hará en función de la patología de base, la edad y las características generales del paciente.

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Ahora bien, también existe una variedad de opciones que responden a necesidades específicas, por ejemplo, cuando la interrupción de la estimulación natural del corazón ocurre de forma intermitente, se usan los denominados marcapasos a demanda, que solo se activan cuando la frecuencia cardíaca desciende por debajo de un cierto nivel.

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Otra opción son los marcapasos programables que permiten marcar un ritmo cardíaco determinado en función de las necesidades del organismo; y finalmente están los conocidos como marcapasos de ritmo adaptativo que permiten adecuar la frecuencia de los estímulos eléctricos en función del esfuerzo físico que se realiza en cada momento.

Entre el pasado y el futuro

El primer marcapasos cardíaco implantado con éxito en un ser humano data, según los registros, del año 1958, aunque los experimentos de aplicación de estímulos eléctricos en el corazón comenzaron mucho antes, específicamente en 1899.

El desarrollo de los primeros dispositivos de este tipo se adjudican, por una parte, al trabajo en equipo del médico Mark C. Lidwell y el físico Edgar H Booth, quienes en 1926 fabricaron un marcapasos con electrodos; y por otra, al  fisiólogo americano Albert Hyman, quien seis años más tarde diseñó una versión mejorada a la que llamó  "marcapasos artificial", pero ninguno de estos sistemas se probó en seres humanos.

El especialista hace un pequeño corte por debajo de la clavícula, en la parte más alta del pecho y cerca del hombro, a través del cual se insertará el generador del marcapasos. (CORTESÍA)

El primer marcapasos “moderno” fue construido en 1957 por el ingeniero estadounidense Earl Bakken. Se trataba de una pequeña caja plástica con controles que permitían ajustar tanto el ritmo como el voltaje, esta estaba conectada a cables que traspasaban la piel del paciente para terminar en unos electrodos fijados a la superficie del músculo cardíaco.

La rudimentaria caja plástica se ha ido perfeccionado, y en este sentido, el futuro es prometedor. Según los especialistas, estos llegarán a ser diminutos, no necesitarán baterías porque se recargarán usando la propia energía del corazón, se implantarán a través de una cirugía ambulatoria y podrán ser monitoreados por internet desde cualquier parte del mundo.

Usando rayos X, el médico visualizará el área dentro de la vena subclavia, en la que insertará las derivaciones, es decir los electrodos, hasta llegar al músculo cardíaco. (CORTESÍA)

Y por si esto fuera poco, un equipo del Instituto del Corazón del Hospital Cedars-Sinai de Los Angeles, ha descubierto que al inyectar en el músculo cardíaco un virus modificado genéticamente, las células llamadas cardiomiocitos se convierten en un marcapasos biológico y natural que permite recuperar el ritmo normal en los latidos, un descubrimiento que podría hacer obsoletos a los marcapasos que conocemos hoy en día.

Sembrados bajo la piel

La intervención para implantar estos dispositivos suele ser sencilla y rápida, generalmente dura menos de una hora y solo se emplea anestesia local.  Básicamente el especialista, un cardiólogo electrofisiólogo, hace un pequeño corte por debajo de la clavícula, en la parte más alta del pecho y cerca del hombro, a través del cual se insertará el generador del marcapasos.

Posteriormente, usando un equipo de rayos X, el médico visualizará el área dentro de la vena subclavia, en la que insertará las derivaciones, es decir los electrodos, hasta llegar al músculo cardíaco. Una vez conectados los cables con el generador de impulsos se cerrará el corte con suturas, y el dispositivo comenzará a funcionar una vez programado según las necesidades del paciente.

Características del dispositivo

  • Está hecho de titanio y por ende es sumamente ligero. No pesa más de una onza.
  •  Mide menos de cinco centímetros de longitud y 0,60 de grosor.
  • Consta de un generador de impulsos y cables.
  • Tiene una vida útil estimada de entre 5 y 12 años.
  • La batería  con la que funciona dura aproximadamente de 6 a 15 años. 
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