domingo 27  de  julio 2025
COLOMBIA

Candidato presidencial colombiano promete "mano de hierro" contra el crimen

Con la certeza de que los carteles mexicanos controlan el narcotráfico en su país, Abelardo de la Espriella lanza campaña para hacer “lo que nadie se atreve”

Por DANIEL CASTROPÉ

MIAMI. - Conocido en Colombia por su prolífica y a veces controversial carrera como abogado penalista, empresario y figura mediática, Abelardo de la Espriella irrumpe en la arena política con el lanzamiento de su candidatura a la presidencia colombiana para las elecciones de 2026.

De la Espriella sostuvo que considera su postulación un “deber moral” ante lo que denomina “las horas más oscuras” del país. A través de su movimiento, ‘Defensores de la Patria’, busca capitalizar el descontento y presentarse como un “tigre” dispuesto a tomar las medidas drásticas que, según él, Colombia necesita más que nunca.

Su discurso, cargado de una retórica de confrontación directa, rechaza cualquier etiqueta ideológica y prefiere hablar de “principios y valores fundacionales”, como la familia, el imperio de la ley y el fortalecimiento de la fuerza pública.

Este enfoque lo ha llevado a ser comparado con figuras como el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, o su homólogo estadounidense, Donald Trump, similitudes que él no rechaza y que, por el contrario, parece cultivar tras su promesa de gobernar con “mística, pero con carácter” para restaurar el orden.

La piedra angular de su propuesta es la seguridad, un tema que aborda con el compromiso de gobernar con “mano de hierro” contra el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción.

En entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, De la Espriella fue enfático en que la única forma de enfrentar la violencia y la producción de drogas es mediante acciones contundentes. Es así como propone “bombardear y fumigar” los cultivos ilícitos y perseguir a los criminales sin contemplaciones. De hecho, plantea la posibilidad de construir una cárcel como el CECOT de Bukele "en medio de la selva".

De la Espriella hizo una afirmación contundente y polémica: aseguró que los verdaderos jefes del narcotráfico en Colombia ya no son locales, sino los carteles mexicanos. Según su visión, los colombianos actúan como meros "trabajadores" de estas organizaciones transnacionales que han permeado diversas regiones del país.

Esta perspectiva, en su opinión, justifica una respuesta militarizada y sin concesiones, pues estima que el narcotráfico es el combustible de todas las formas de violencia que azotan a esa nación sudamericana.

Dentro de su plan destaca también la reactivación de una alianza estratégica con Estados Unidos, similar al Plan Colombia, y la colaboración con Israel para dotar a las fuerzas de seguridad de tecnología de punta, como drones e inteligencia artificial, con la finalidad de enfrentar a los grupos armados.

- El país lo conoce como abogado de personalidades políticas y como empresario. ¿Por qué una persona con su talante da este paso en busca de dirigir una nación con tantos problemas?

Cuando la patria llama, sus buenos hijos deben concurrir. Antes que empresario exitoso y abogado reconocido, soy un ciudadano, pero sobre todo un patriota porque no hay virtud republicana más importante que el patriotismo. No puedo ser indolente ante el clamor de cientos de miles de compatriotas que ven en mí una luz de esperanza en medio de este desastre tan terrible que padece nuestra adolorida patria. No podía seguir viéndome al espejo y hablarles a mis hijos de lealtad, de honor, de orgullo, de valor, de patriotismo, de ardentía si le daba la espalda a mi país en sus horas más oscuras. Lo que he hecho es concurrir al llamado de la patria porque cuando la madre patria llama, sus buenos hijos deben acudir como corresponde.

- Algunos lo comparan con Nayib Bukele, otros con Donald Trump. ¿Cuál sería la égida del gobierno de Abelardo de la Espriella, si llega a la presidencia?

Vengo del sector privado, soy un hombre que ha creado empresa, que ha pagado nómina en un país en el que es muy complicado porque todo está diseñado para que el empresario padezca un proceso tortuoso cuando se trata de crear empresa, trabajo y de hacer realidad algunas iniciativas. Todo el país conoce cuál es mi visión, cuál es mi doctrina y los valores fundacionales que defiendo. Porque esto más que ideología, que es una manera de pensar, se trata de principios y valores, que es la manera correcta de pensar. La égida para mí es un país seguro y libre, y hacer cumplir la ley. Todos los colombianos necesitan sentir seguridad, desde la tienda de barrio que es extorsionada por los criminales, pasando por la madre que teme que su hijo entre a las bandas, hasta las grandes obras de infraestructura a las que les incendian la maquinaria. El Estado debe proteger a todos sin excepción. La justicia debe ser equitativa e implacable con el crimen, protectora de los ciudadanos de bien. Hay que perseguir a los bandidos donde quiera que se escondan y aplicarles mano de hierro. El bandido que cometa un delito tiene que ser dado de baja en combate o capturarlo y llevarlo a un establecimiento donde esa persona pague su deuda con la sociedad, ojalá en la mitad de la selva.

- ¿Un establecimiento carcelario parecido al CECOT construido por Bukele en El Salvador?

Por supuesto, sí. Uno tiene que aplicar lo que ha funcionado. Y hay que armar también un bloque de búsqueda contra la corrupción, una operación de un bloque de élite con inteligencia militar, fiscalía y contraloría acompañadas de un tribunal especial que imponga condenas efectivas de extinción de dominio exprés a los corruptos, a los testaferros y a sus familiares. La corrupción se combate sin contemplaciones. Y, por supuesto, la ruptura de relaciones con países que no son democráticos como Cuba, Nicaragua, Venezuela. Creo que hay que sacar la autoridad a la calle. No más chantajes de los extorsionistas, de los manifestantes que bloquean el país. Los demás candidatos dicen tener las soluciones, la lógica, la sana crítica, las reglas de la experiencia, el sentido común que indica qué es lo que hay que hacer en cada frente para combatir los flagelos que aquejan a nuestro país. El problema es quién se atreve a hacer eso. Le digo a los colombianos que yo sí me atrevo a hacerlo; soy capaz de hacer todo eso y más. Hace falta un presidente que madrugue, trabaje y que lidere. Los cambios no se logran con presidentes ausentes. Se necesita un líder que trabaje con disciplina, que saque la mejor versión de cada colombiano, que inspire con el ejemplo y gobierne con mística, pero con carácter. Soy de esa estirpe, capaz de todo eso. No he venido a hacer plata con la política. Empecé a ganar la plata desde muy jovencito, trabajando. No vengo por fama, ya la he tenido toda. Vine a hacer patria. Vine a servir, no a servirme. A hacer lo que muchos prometen, pero pocos ejecutan, y a reconstruir lo que este desgobierno ha destruido de una manera tan terrible.

- En Colombia se ha perdido nuevamente la paz y el tema del narcotráfico vuelve a ocupar los principales titulares de la prensa en el mundo. Durante la gestión del expresidente Álvaro Uribe se redujo la producción de coca, pero hoy vemos un país inundado de droga. ¿Cómo enfrentar y con qué herramientas el flagelo del narcotráfico?

Esto hay que decirlo de manera clara y tajante. El combustible de todas las formas de violencia en Colombia es el narcotráfico. En el año 2002, cuando Álvaro Uribe llegó a la presidencia, para mí el presidente más importante y el que más hizo por Colombia, encontró 102.000 hectáreas de coca. A finales del 2010, el presidente Uribe abandonó el poder con cifras de 43.000 hectáreas, es decir, el presidente Uribe la redujo en un 71%. Hoy hay más de 330.000 hectáreas. ¿Qué quiero decir con eso? Que hoy el crimen organizado tiene tanto dinero que por primera vez tiene la posibilidad de derrotar al Estado colombiano. Por tanto, hay que enfrentarlos. ¿Cómo se enfrenta eso? Eso se enfrenta fumigando y bombardeando. Para eso requerimos renovar una alianza que resulta estratégica, necesaria y fundamental. Un segundo Plan Colombia con los Estados Unidos, que ha sido nuestro aliado histórico, estratégico y comercial. Y por supuesto, con el Estado de Israel. Eso significa tecnología, armas de última generación, drones, inteligencia artificial. Y por supuesto, tenemos que aumentar el pie de fuerza. Cuando el Estado se decide, nunca pierde.

- En las décadas de los años 1980 y 1990 el narcotráfico colombiano tenía caras visibles, como Pablo Escobar y los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. ¿Quiénes lideran hoy el tráfico de drogas en su país?

Los jefes del narcotráfico en Colombia son mexicanos. Los colombianos son trabajadores de esos grandes jefes de la mafia. Aquí hay departamentos del sur del país, como el Cauca, que están tomados por los carteles mexicanos. Allí se oye más música ranchera, se habla con acento mexicano y esta región es una extensión del país azteca en nuestro territorio nacional. Ahora estos tipos andan con bajo perfil, pero son mexicanos.

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