JOSUÉ BRAVO
Especial
Tras los fallos del tribunal de La Haya, ambos gobiernos dijeron que acatarían las sentencias y mostraron apertura al diálogo
JOSUÉ BRAVO
Especial
Dos fallos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, Holanda, abrieron un punto de flexión para que dos naciones vecinas, pero con un largo historial de conflictos, retomen el diálogo que les permitan trabajar agendas comunes para el desarrollo de sus comunidades, sobre todo en la frontera.
La CIJ refrendó la soberanía costarricense de un humedal fronterizo de 3 kilómetros cuadrados que desde 2010 le disputaba Nicaragua, y además, los jueces no encontraron daño ambiental significativo en el nicaragüense río San Juan producto de la construcción de una carretera fronteriza tica que lo bordea, según otra demanda de Managua presentada en 2011.
Más allá de dos victorias jurídicas de Costa Rica, al zanjar dos demandas que provocaron distanciamiento diplomático entre las dos naciones en los últimos cinco años, las partes tienen el reto de retomar el diálogo para favorecer mediante el trabajo conjunto a las comunidades en la frontera común, olvidadas por los gobiernos de ambos países durante muchos años.
“Difícilmente usted encuentra dos naciones que tengan tanta similitud en cultura en toda Centroamérica como Nicaragua y Costa Rica. Deben buscar esa cercanía mayor y este fallo debería mostrar a Costa Rica magnánima en el triunfo y a Nicaragua humilde en la derrota”, puntualizó el analista costarricense.
Por su parte, el experto en Derecho Internacional, Mauricio Herdocia, abogó para que Nicaragua y Costa Rica restablezcan la comisión binacional, creada en los años 90 con el fin de resolver problemas comunes entre ambas naciones.
“Esta comisión es primordial, porque de otra manera vamos a continuar transformando en diferendos y conflictos las situaciones que pudimos haber resuelto mediante el diálogo institucionalizado o vía diplomática”, aseguró Herdocia.
Tras los fallos que llenaron de triunfalismo a toda Costa Rica y generó un ambiente de derrota en una parte de los nicaragüenses que conocían del problema, ambos gobiernos dijeron que acatarían las sentencias y mostraron apertura al diálogo.
“Cuando dos países se ponen de acuerdo y dirimen sus diferencias en un tribunal internacional, una vez que las sentencias han sido dictadas, el espíritu que debe privar es uno que alivie la tensión, no que la aumente. Que la sentencia conduzca al restablecimiento de espacios de diálogo y entendimiento que se rompieron en el marco de esas circunstancias que se llevó al tribunal”, declaró el presidente costarricense Luis Guillermo Solís, en rueda de prensa esta mañana.
“Lo esperable en estos casos es que la relación mejore y no empeore y la voluntad del Gobierno de Costa Rica es avanzar en esa lógica. Costa Rica y Nicaragua tienen una amplia agenda binacional que debe ser atendida y trasciende la relación fronteriza”, añadió.
Horas después a estas declaraciones, la Primera Dama y Secretaria de Comunicación, Rosario Murillo, respondió en similares términos al leer un comunicado en el que destacó las ganancias del fallo y propuso restablecer diálogo bilateral después de las sentencias.
"Nicaragua y Costa Rica debemos disponernos a restablecer los mecanismos de diálogo y convivencia, que nos permitan asegurar el respeto, la tranquilidad, y la paz, en la relación que corresponde entre pueblos centroamericanos", explica el comunicado leído por la funcionaria.
No obstante, analistas como el costarricense Constantino Urcuyo, dudan que las relaciones entre ambas partes puedan mejorarse, dado que en Nicaragua hay un Gobierno de carácter dictatorial, según declaraciones dadas a la televisión de su país.
A criterio del especialista en Relaciones Internacionales, Ricardo de León Borge, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Humanidades de la universidad American College de Nicaragua, si bien la reacción de los dos países es positiva tras el fallo del pasado 16 de diciembre, las relaciones de cordialidad diplomática volverán a ser tensas conforme avance el proceso judicial en el que Costa Rica demanda la delimitación territorial con Nicaragua en el mar Caribe y el Océano Pacífico; según el diario nicaragüense La Prensa.
“Las relaciones bilaterales siempre va a seguir siendo tensas, es algo histórico y no cambiará de la noche a la mañana. Además que los fallos de la CIJ no ayudan a apaciguar las diferencias, ya que nunca terminan de definir la situación en juego”, dijo el catedrático.
Efectivamente ambos países tienen pendiente una tercera demanda en La Haya, presentada por Costa Rica el año pasado por delimitación marítima con Nicaragua en los océanos Atlántico y Pacífico.
Pero el verdadero estado de las relaciones se verá en las próximas semanas, dado que la Corte ordenó a los dos países negociar en un plazo máximo de un año el pago económico de Nicaragua por el daño ambiental cuando abrió un caño en el humedal que la CIJ refrendó es de soberanía costarricense.
Nicaragua también tiene entre manos la construcción de un canal interoceánico que según especialistas ticos, impactará el medio ambiente fronterizo costarricense por el compartimiento de humedales y mantos acuíferos.
El 2016 también es año electoral en Nicaragua, y en Costa Rica tienen por seguro que cada vez que los gobernantes nicaragüenses quieren desviar la atención de problemas internos o crear nacionalismos para fortalecerse en el poder, recurren a los conflictos con los ticos.
Aparte de la unión geográfica, los dos países tienen más cosas en común. En Costa Rica viven unos 300 mil migrantes nicaragüenses que si bien han llegado en busca de mejor vida, constituyen una mano de obra indispensable para áreas como agricultura, construcción, servicio doméstico y de seguridad que los ticos necesitan.
Nicaragua es uno de los principales socios comerciales de Costa Rica en Centroamérica, mientras que Managua es uno de los principales proveedores de frijol a los ticos, un grano indispensable en la dieta de este país.
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