En estos países europeos, la ARC mostró las pruebas de la participación comunista cubana, la cual comenzó con la reunión, el 1 de marzo pasado en La Habana, de Nikolai Patrushev, ministro de Seguridad de Rusia, con Raúl Castro y continuó con el acuerdo firmado entre Cuba y Bielorrusia, en mayo pasado, para el “entrenamiento” en ese país de las Brigadas Especiales de Cuba. Sin dudas, las Brigadas Especiales de Cuba, conocidas como “Boinas Negras”, no necesitan ningún entrenamiento. Son tropas de choque que se mantienen super-entrenadas, como lo demuestran constantemente en Cuba con una represión violenta y muy temida. El acuerdo con Bielorrusia simplemente justifica su presencia en la zona.
El planeamiento estratégico se completó el 16 de mayo cuando Vladimir Putin firmó un decreto que le otorga la ciudadanía rusa y compensación económica a los cubanos y extranjeros que se unan al Ejército ruso en su guerra contra Ucrania. De esa forma se oficializó la participación cubana en la guerra de Rusia contra Ucrania. En las presentaciones de la ARC en los países europeos, se mostraron fotografías de parte de varios de los primeros 450 cubanos que eran “bendecidos” por un sacerdote ortodoxo ruso antes de partir a Ucrania. La fotografía fue publicada por el periódico ruso The Moscow Times.
Otra importante evidencia del involucramiento militar cubano, al más alto nivel militar, ocurrió el pasado mes de junio, cuando a solo 48 horas de la rebelión de la Brigada Wagner contra Vladimir Putin, el jefe de las Fuerzas Armadas de Cuba, general Álvaro López Miera, voló a Moscú para reunirse con el ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu. De Moscú, López Miera voló a Bielorrusia para reunirse con los altos mandos militares de ese país.
A partir de ese momento, se desató en Cuba una frenética operación de reclutamiento de mercenarios a los que rápidamente se les entregaba un pasaporte y volaban a Rusia desde el aeropuerto de Varadero en Matanzas. La ARC mostró a la prensa europea numerosas fotografías de cubanos, vestidos con uniforme militar ruso y armados, en territorio ucraniano.
Posteriormente, las Fuerzas Armadas de Ucrania y la Cyber-Resistencia ucraniana, lograron penetrar la base de datos de un centro de reclutamiento militar ruso en la ciudad de Tula, cerca de Moscú, y obtuvieron copias de los pasaportes de 199 ciudadanos cubanos que ya estaban peleando con los rusos en Ucrania.
El reclutador ruso del que obtuvieron la información es el mayor Anton Valerievich Perevozchikov.
Según fuentes ucranianas informadas, ya hay unos 2,000 cubanos peleando con las tropas rusas en el sureste de Ucrania, incluyendo tropas especiales de Cuba.
A pesar de esta agresión y desafío a toda Europa, todavía no ha habido reacción alguna en la Unión Europea respecto al régimen comunista de Cuba. Ese régimen siempre ha contado con muy buenas relaciones diplomáticas y con la asistencia económica y financiera de numerosos países europeos. Solamente el Club de París, al que ese régimen criminal cubano le debía en el 2015 unos $11,100 millones de dólares, le perdonó $8,500 millones y le concedió pagar los restantes $2,600 millones en cómodos plazos hasta el año 2033. El régimen cubano le pagó $50 millones en el primer año y ni un centavo más hasta el día de hoy, sin que el Club de París haya anulado el acuerdo del 2015.
En el 2017, la Unión Europea aprobó, además, un Acuerdo de “Diálogo Político y Cooperación Económica” con Cuba, que le ha regalado a ese régimen cientos de millones de euros sin una supervisión adecuada de los fondos entregados ni la exigencia de cumplimiento de lo estipulado en ese Acuerdo. De hecho, el Artículo 1 impone como condición el respeto a los derechos humanos fundamentales como están definidos en la Declaración Universal.
Todas las embajadas de los países de la Unión Europea en La Habana pueden testimoniar que en Cuba ni se ha respetado, ni se respeta, la abrumadora mayoría de esos derechos. Nadie, absolutamente nadie, puede negar esa realidad. Sin embargo, ahí está en pie el Acuerdo. Los fondos, millones de euros aportados por los contribuyentes europeos, siguen llegando a Cuba para el beneficio del régimen comunista que, como saben muy bien los cubanos, usa los dineros que llegan a sus manos, prioritariamente, para la represión y el mantenimiento de su oprobioso sistema totalitario.
Desde 1988, la Unión Europea ha proveído fondos para más de 200 proyectos de desarrollo en la isla con un presupuesto de unos 300 millones de euros (https://www.eeas.europa.eu/node/400138_ro?s=136). De esos proyectos, 80 están todavía bajo ayuda europea a un costo de 155 millones de euros.
Miremos brevemente algunos de esos proyectos y el uso de los fondos que la Unión Europea le ha entregado o le está entregando al régimen comunista de Cuba:
—2.2 millones de euros para fortalecer las capacidades administrativas de las instituciones cubanas. Bastaría con preguntar a los empresarios extranjeros en Cuba para saber el altísimo grado de corrupción de las instituciones en la isla. Por ejemplo, para conseguir una licencia o permiso hay que pagar sobornos a los encargados de expedirlo. Si no lo hace, no consigue el permiso. La administración de las empresas e instituciones en Cuba es un desastre. Los administradores son, fundamentalmente, burócratas incompetentes nombrados por su militancia comunista, no por su educación profesional. Esos 2.2 millones de euros son regalos para el régimen.
—8.3 millones de euros para “reforzar” la capacidad de actores principales en los niveles locales y centrales para que obtengan y analicen la información científica y medioambiental en relación con la producción agrícola y el cambio climático. Este proyecto es realmente un chiste. ¿Podrían ser más ignorantes de la realidad cubana los europeos encargados de aprobar este proyecto? ¿Qué información medioambiental existe en Cuba donde hay un verdadero y completo desastre de contaminación, de tierras convertidas en arenales y de desastre de las aguas del manto freático, contaminadas por las tuberías rotas de aguas albañales? ¿Acaso no saben tampoco que casi no existe agricultura en Cuba y que oficialmente sus funcionarios reconocen que tienen que importar más del 90% de los alimentos que consume el país?
—En el 2019, la Unión Europea asignó 61.5 millones de euros para los proyectos del régimen relacionados con el “cambio climático” y los programas de intercambio cultural. Hablar en Cuba de programas sobre el cambio climático es semejante a hablar sobre la fabricación de carreteras en la Luna. Y los intercambios culturales, para conocimiento general, consisten en enviar a un país europeo a algún cantante simpatizante del régimen y que, a su regreso, tenga que entregarle al gobierno comunista la mitad del dinero que recibió por sus presentaciones.
Irónicamente, los países de la Unión Europea son los principales socios de negocios y de inversiones con el régimen en las industrias del turismo y la construcción de instalaciones turísticas; industrias que están bajo el control de los militares. En esencia, los inversionistas europeos se asocian en Cuba con los militares que mantienen una dictadura totalitaria sobre el pueblo cubano. Una “magnífica asociación antidemocrática” que llena de dinero a la clase privilegiada y opresora de Cuba, la misma que participa ahora, activamente, contra Ucrania, un país europeo.
Es increíble que una dictadura comunista totalitaria y criminal que, como todas las que han existido, ostenta un horrible historial de ejecuciones, represión, encarcelamientos arbitrarios, empobrecimiento y corrupción administrativa pueda contar con la amistad y hasta la simpatía de gobiernos europeos.
El régimen comunista de Cuba nunca ha ocultado su vocación totalitaria ni ha renunciado al control absoluto del gobierno, la sociedad y la economía nacional. El régimen no aflojó su puño de hierro ni siquiera cuando se derrumbó su guía ideológica y sostenedor económico, la Unión Soviética.
Durante décadas, diferentes líderes políticos, europeos y americanos trataron de convencer o influenciar a los hermanos Castro para que implementaran cambios a su asfixiante sistema marxista-leninista. Todos fracasaron, desde Felipe González hasta Willy Brand, y desde Jimmy Carter hasta Barack Obama.
El rasgo más sobresaliente del régimen comunista cubano ha sido su intolerancia y el rasgo más soslayado internacionalmente ha sido su desvergüenza. Su historial no deja dudas al respecto: confiscó las propiedades y negocios de nacionales y extranjeros en la isla y, salvo raras excepciones, no compensó a los propietarios extranjeros como exige la ley internacional. Entrenó, armó y financió a grupos guerrilleros comunistas de prácticamente toda América Latina. Convirtió a Cuba en un refugio seguro para terroristas y criminales internacionales. En Cuba vivieron (y aún viven) varios terroristas y criminales de organizaciones conocidas, como la ETA, las FARC, la OLP, Septiembre Negro, las Brigadas Rojas, los Tupamaros, el Frente Manuel Rodríguez y muchísimos otros. Incluso, desde La Habana, no hace mucho tiempo (en el 2019), terroristas del FNL de Colombia planearon la explosión de un coche bomba en la Academia de la Policía en Bogotá que mató a 20 personas.
Con absoluta desvergüenza, el régimen comunista cubano intervino en la guerra árabe-israelí de 1967 enviando cientos de oficiales tanquistas a las Alturas de Golán en Siria. En 1975 enviaron decenas de miles de soldados a Angola, Etiopía y el Congo para intervenir en guerras civiles a favor de grupos comunistas de esos países. En los Estados Unidos hay un expediente de acusación federal contra altos funcionarios cubanos que está sellado (no ejecutado) con acusación por tráfico de drogas a través de Cuba. En Estados Unidos también fueron juzgados agentes cubanos de la llamada “Red Avispa”, que entre sus planes estaba infiltrar armas y explosivos a los Estados Unidos. Además, planearon con sus jefes en La Habana el derribo en aguas internacionales de dos aviones civiles, con matrículas estadounidenses, que asesinó a cuatro jóvenes cubanoamericanos. Realmente, quedan muy pocas actividades ilegales y criminales que no haya realizado el régimen comunista de Cuba.
No es posible que Europa continúe volviendo la vista hacia otros lugares y siga ignorando la tragedia cubana. Si su voz y acción se alzaron frente a otras dictaduras, no es admisible que Cuba continúe siendo una “excepción”, especialmente después de esta bofetada moral que le ha infringido en Ucrania.
Ni las opiniones torcidas del comisionado Joseph Borrell ni las “influencias” de ambiciosos empresarios hoteleros deben impedir que, soberanamente, la Unión Europea coloque al régimen comunista de Cuba en el lugar que le corresponde: enemigo de Europa, sus libertades, su democracia y sus intereses, e inicie sin demoras, la revisión del Acuerdo de Colaboración con Cuba. Ni un euro más para ese enemigo de todos los europeos.
Luis Zúñiga. Analista político y exdiplomático