LIMA.- La creciente epidemia de dengue en Perú ha expuesto de manera cruda la devastadora combinación de pobreza y falta de acceso a agua potable en el país. María Galán, una ama de casa de 47 años, y más de 129.000 personas se han visto afectadas por la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, convirtiendo a Perú en el segundo país con más casos en las Américas, después de Brasil.
Galán relata sus síntomas de fiebre, mareos y dolor estomacal mientras yace en su cama de una cabaña de caña en uno de los pueblos más pobres de la costa del Pacífico. Incapaz de permitirse una visita al hospital, recurre a medicamentos de venta libre y a remedios caseros debido a la desconfianza en los servicios sanitarios, agravada por la pérdida de su madre durante la pandemia de COVID-19.
La falta de agua potable se ha convertido en un factor clave en la propagación del dengue en Perú. Según datos oficiales, aproximadamente el 15% de los peruanos, alrededor de cuatro millones de personas, no tienen acceso al agua dentro de sus viviendas. En las barriadas del desierto de Piura, los residentes se ven obligados a comprar bidones de agua a precios exorbitantes, gastando una gran parte de sus ingresos mensuales.
La escasez de agua corriente ha llevado a que los vecinos almacenen agua en recipientes sin tapa, lo que crea un entorno propicio para que el mosquito Aedes aegypti deposite sus huevos. Aunque los residentes han solicitado fumigación y medidas de prevención durante meses, la respuesta de las autoridades ha sido tardía.
La falta de infraestructura sanitaria adecuada y personal capacitado también ha dificultado la atención médica y el control de la epidemia. En el centro de salud de San Pedro, los médicos y enfermeros luchan por atender a un gran número de pacientes, mientras que la infraestructura insuficiente y la falta de conciencia sobre salud en la población agravan la crisis.
El dengue en Perú ha dejado en evidencia la profunda brecha entre los que tienen acceso a recursos básicos y aquellos que viven en condiciones de extrema pobreza. La enfermedad se suma a los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra la desigualdad y destaca la urgente necesidad de inversiones en salud, infraestructura y acceso a agua potable para proteger a la población más vulnerable.
FUENTE: Con información de AP